El municipio cuenta con una tasa de desempleo del 5,3 por ciento, un valor sorprendemente bajo para tratarse de una localidad de la extinta República Democrática Alemana (RDA), donde el desempleo constituye toda una lacra.
«Por supuesto que el resultado de las elecciones ha sido tema de conversación esta mañana entre los clientes», señala la empleada de una panadería en Rathmannsdorf, una localidad de mil habitantes del este de Alemania convertida desde este domingo en el bastión de la ultraderecha.
«Se ha hablado mucho del tema pero sobre todo porque los periódicos hoy no llegaron a tiempo», añade mientras al otro lado del mostrador un vecino se lamenta por los malos resultados cosechados en los comicios por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, Angela Merkel.
«Era previsible, aquí los ánimos estaban muy caldeados desde hace tiempo», explica.
Rathmannsdorf es un pueblo de poco más de cuatro kilómetros cuadrados situado entre montañas perteneciente a la «Suiza sajona», llamada así por la similitud de sus bellos paisajes con los del país alpino.
El municipio cuenta con una tasa de desempleo del 5,3 por ciento, un valor sorprendemente bajo para tratarse de una localidad de la extinta República Democrática Alemana (RDA), donde el desempleo constituye toda una lacra.
Pero aún así Rathmannsdorf es el municipio de toda Alemania en el que más votos consiguió el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones del domingo: Un 43,9 por ciento de sus habitantes dieron su apoyo a la formación antiinmigración y de tintes xenófobos.
«Ha sido claramente un voto castigo», afirma la dependienta del despacho de pan, apuntando a la gestión de la crisis migratoria de Angela Merkel y a la desigualdad social como principales motivos. «Aquí también tenemos mucha pobreza, también entre nosotros hay niños que no tienen nada», asegura la mujer de 52 años.
Preguntada si no hubiese entonces sido más acertado otorgar la confianza al Partido Socialdemócrata (SPD), que centró su campaña en la defensa de la justicia social, la empleada se encoge de hombros.
El éxito electoral cosechado por la AfD en Rathmannsdorf, sin embargo, no se intuye a primera vista el día después de los comicios. Durante un paseo por la pequeña localidad cuesta encontrar un cartel electoral de los ultraderechistas.
«Ya se los han llevado todos», dice un hombre de edad avanzada y paraguas en mano mientras evita ser fotografiado frente a una pancarta que muestra el rostro de la copresidenta de AfD, Frauke Petry. «Yo no estoy a favor de AfD», se apresura a decir.