Los que viven cerca de las cascadas de Agua Azul, en el sureste de Chiapas, dicen que nunca vieron algo así: el agua de la cascada La Golondrina dejó de fluir súbitamente. ¿Qué causó este fenómeno en una de las principales atracciones turísticas de esa región mexicana?
El paraíso se detuvo repentinamente y nadie entendía lo que pasaba.
Los que viven cerca de las cascadas de Agua Azul, uno de los balnearios más visitados del sureste de México, quedaron asombrados cuando el agua prácticamente dejó de fluir.
«Nunca había pasado por nuestra mente la idea de que algún día pudiera secarse la cascada principal», dijo Alberto López, miembro de la administración del balneario al diario La Jornada.
«Desde niños conocemos este río y siempre ha estado igual, pero de repente vimos que las piedras empezaron a salir a flote», explicó.
Conocida como La Golondrina, la cascada principal de Agua Azul ha sido admirada durante décadas por el imponente color turquesa de sus aguas en un lugar que es visitado por unas 200.000 personas cada año.
Pero el pasado viernes, los habitantes del municipio comenzaron a notar cómo el agua en La Golondrina dejaba de fluir, casi como si alguien hubiera cerrado un grifo y solo quedara un leve remanente.
Y es que, en un momento, el nivel del agua cayó en un 85% en el río que alimenta la cascada, explicó a BBC Mundo el director de Protección Civil del estado de Chiapas, Luis Manuel García.
Los turistas que conocen las postales de esta atracción natural en su máximo esplendor se encontraron con un lugar muy diferente.
El color turquesa característico del agua de las cascadas se debe a la alta presencia de minerales en las rocas calizas sobre las cuales circula el afluente del río que las alimenta.
En los meses pasados el caudal del afluente había disminuido, pero no se había registrado una falta de agua como la que se dio el jueves y viernes de la semana pasada.
La situación pronto generó «tristeza» y «preocupación» entre los pobladores locales, pues el turismo es una de las principales fuentes de ingresos en esa región de Chiapas.
«En 41 años de operación no había pasado algo igual, ni en abril o mayo, que baja el nivel de agua por falta de lluvias», dijo Alberto López a La Jornada.
Expertos de la Comisión Nacional del Agua, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y de Protección Civil estatal comenzaron a investigar para descubrir qué había pasado.
El pasado 7 de septiembre, los estados de Chiapas y Oaxaca padecieron las consecuencias del terremoto de magnitud 8,2, el más potente que se haya registrado en México en el último siglo, que dejó decenas de muertos y heridos y cuantiosos daños materiales.
Ahora se sabe que también causó estragos en las cascadas de Agua Azul .
En una sección del río Xanil que alimenta las cascadas se registróun colapso de rocas, lo que poco a poco fue cerrando el paso del agua hacia el afluente que alimenta a la cascada La Golondrina, la principal de la zona.
Esta situación fue la principal causante de la ausencia de agua, pero también hay otro motivo que no es de origen natural.
La región de las cascadas de Agua Azul está resguarda por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Sin embargo, a varios kilómetros de ahí, la riqueza forestal de la selva Lacandona está siendo explotada a través de cambios en el «uso de suelo».
Las autoridades de Chiapas encontraron que en una de las zonas que ya no están bajo protección ecológica se registró un hecho que ya tiene impacto en la presencia de agua en las cascadas.
«Catorce kilómetros arriba, en el río, encontramos un área de deforestación acelerada», indicó Luis Manuel García, director de Protección Civil de Chiapas, a BBC Mundo.
La tala de árboles, al alterar el ciclo del agua, tiene efectos en el caudal del río Xanil, y por ende, a las cascadas de Agua Azul.
«Tenemos que hacer lo pertinente para reforestar y regenerar el ciclo del agua», dijo García.
Durante el domingo y este lunes, las autoridades realizaron trabajos para devolver el cauce del agua al afluente que alimenta a las cascadas de Agua Azul.
Así, el agua empezó a fluir de nuevo sobre la cascada de La Golondrina y otras piscinas naturales que se forman en las rocas.
Pero la recuperación integral del ecosistema requiere de un estudio más amplio cuyos primeros resultados estarán disponibles a finales de este año, indicó este lunes Juan Limón, de la Comisión Nacional del Agua.
«Esto no va a ser una solución inmediata, es de mediano y largo plazo», dijo
Los visitantes que llegaron este lunes hasta las cascadas de Agua Azul se encontraron con que La Golondrina de nuevo tiene un flujo que cubre todo el ancho de la caída de agua.
«El día de ayer se retiró el material (las rocas caídas) y con las lluvias generadas por el frente frío número 9, el día de hoy ya se incrementó el margen de agua del lado derecho, rescatando la cascada», explicó Luis Manuel García.
El turquesa de las aguas se volvió color café debido a la gran cantidad de agua que llegó repentinamente.
Pero las autoridades reconocen que es una primera advertencia de que este paraíso natural puede verse seriamente comprometido si no se actúa de manera inmediata.
«La afectación lleva años en un proceso de deterioro y nos va a tomar tiempo resolverlo de manera adecuada», advirtió Juan Limón.
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