Donald Trump y Kim Jong-un estrecharon este martes sus manos en Singapur durante la histórica cumbre que reunió por primera vez a los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte.
Tras casi cinco horas de encuentro, ambos líderes firmaron un documento «exhaustivo» del que ahora empiezan a conocerse detalles.
Estos son los cuatro puntos del acuerdo alcanzado entre Trump y Kim Jong-un.
El documento establece también el compromiso de ambos países de seguir con las negociaciones que liderarán el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y un alto cargo de Corea del Norte cuyo nombre no se ha especificado.
Estas conversaciones tendrán lugar «lo antes posible» y buscarán implementar los acuerdos alcanzados en Singapur.
Horas antes de que se diera a conocer el contenido del documento firmado el presidente estadounidense aseguró que el proceso de desnuclearización comenzaría «muy, muy rápido».
«Las relaciones van a ser muy diferentes de lo que fueron en el pasado», dijo el mandatario, quien alegó que había desarrollado «un lazo muy especial» con Kim.
El líder norcoreano, por su parte, afirmó que «el mundo vería un cambio mayor» y que tanto él como Trump habían decidido «dejar el pasado atrás».
Trump aseguró también que invitaría «definitivamente» a Kim a visitarlo en la Casa Blanca.
Horas antes, los mandatarios iniciaron el encuentro con un apretón de manos delante de los periodistas y frente a las banderas de sus países, para a continuación partir hacia la sala en que se reunieron cara a cara.
Sentados y separados por una pequeña mesa, antes de iniciar esa reunión a solas ambos posaron para la prensa y se volvieron a dar la mano. Y respondieron a algunas preguntas de periodistas.
«No fue fácil llegar aquí… Hubo obstáculos, pero los vencimos para estar aquí», expresó Kim, quien nunca antes había respondido a periodistas occidentales.
Por su parte, Trump predijo que tendría una «relación excelente» con Kim, lo que repitió después tras el breve encuentro cara a cara con el líder norcoreano.
Ambos salieron del encuentro que mantuvieron exclusivamente con sus traductores y pasaron a otra sala, ya junto a altos funcionarios de ambos países.
La cuestión principal que tenían ambos sobre la mesa era la desnuclearizaciónde la península coreana, aunque no se hicieron oficiales los detalles de la agenda del encuentro, más allá de la reunión sin intérpretes, y un almuerzo de trabajo posterior.
Corea del Norte llegó a esta cumbre después de un año de numerosos éxitos en sus pruebas armamentísticas y nucleares, y tras haber anunciado que ya había completado su programa de desarrollo de armas atómicas.
La meta final de Trump es que Kim se deshaga de las armas nucleares, de manera «completa, verificable e irreversible». Sin embargo, conseguir este objetivo es algo difícil, según coinciden los analistas consultados por BBC Mundo.
Se trata de un proceso que podría alargarse hasta diez años. Además, hay dudas de lo que Kim realmente está dispuesto a ceder.
Otra tema candente de la cumbre era el fin formal de la Guerra de Corea, el conflicto iniciado en 1950 y que terminó en 1953 con un armisticio y no un tratado de paz.
Trump había afirmado, antes de la reunión, que ese acuerdo de paz sería probablemente «la parte fácil».
No obstante, consciente de la complejidad de la cumbre, el propio gobierno estadounidense moderó su discurso antes del inicio.
En un pasado reciente se cruzaron insultos y amenazas, pero este martes cambió todo. Así fue el lenguaje corporal del saludo:
«Estas conversaciones fijarán un marco para el difícil trabajo que vendrá después», señaló el secretario de Estado, Mike Pompeo, a su llegada a Singapur.
Por su parte, Kim Jong-un busca reconocimiento, seguridad y prosperidad, según resume la corresponsal de la BBC Laura Bicker.
Kim busca respeto en el panorama internacional, así como garantías de Estados Unidos para su país y, sobre todo, la estabilidad del régimen.
El joven líder norcoreano además ha puesto el foco en la economía y se espera que busque algún tipo de ayuda en ese sentido para reflotar su maltrecho país.
Los expertos consideran ya un logro el hecho de que estos dos líderes, que hasta hace poco intercambiaban insultos y amenazas, se hayan sentado en la misma mesa de negociaciones.
El deshielo norcoreano comenzó a principios de año, cuando en su discurso para inaugurar 2018, Kim tendió la mano a Corea del Sur.
Seúl respondió positivamente, Corea del Norte envió a una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno que celebró el Sur y Kim acabó reuniéndose en persona con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, posteriormente, dejando una imagen histórica de acercamiento entre las dos Coreas.
Una delegación surcoreana entonces entregó un mensaje en Washington a Trump, con la invitación de Kim a una reunión entre líderes.
El nuevo e impredecible ocupante de la Casa Blanca accedió, rompiendo décadas de política exterior de Estados Unidos.
En el camino hasta la cumbre, no obstante, Trump se retractó y llegó a cancelar el encuentro; si bien volvió a cambiar de opinión luego de recibir a un alto funcionario de Corea del Norte en la Casa Blanca quien le entregó una carta.
Desde que comenzara este nuevo periodo de relativa paz, Pyongyang detuvo sus pruebas misiles y nucleares, y desmanteló el sitio donde realizó las pruebas de este tipo ante varios periodistas internacionales.