Desde que en diciembre se detectó en Wuhan el primer brote de coronavirus, prácticamente ya extendido por todo el mundo, ha habido 3,09 millones de contagios (más de 66.000 en el último día) y 217.769 defunciones (5.378 en las últimas veinticuatro horas). El llamado de la Organización Mundial de la Salud es a «permanecer en vigilancia”, precisamente cuando muchos países están relajando el aislamiento social. En paralelo, el secretario general de la ONU, António Guterres, criticó la escasa solidaridad demostrada por las potencias con los países más desfavorecidos y lamentó que los dirigentes del G20 no hayan aceptado su propuesta de un mecanismo para coordinar sus acciones en respuesta a la enfermedad y estén actuando cada uno por su cuenta.
Mientras muchos países relajan las medidas frente a la COVID-19 o se disponen a ello, el coronavirus sigue dejando cifras alarmantes, con casi 3,1 millones de casos en el mundo y más de 217.000 muertes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de caídas pronunciadas de la economía y altas tasas de desempleo.
Desde que en diciembre se detectó en Wuhan (China) el primer brote de coronavirus, prácticamente ya extendido por todo el mundo, ha habido 3,09 millones de contagios (más de 66.000 en el último día) y 217.769 defunciones (5.378 en las últimas veinticuatro horas).
En medio de este panorama, el secretario general de la ONU, António Guterres, criticó la falta de «liderazgo» y la escasa solidaridad demostrada por las potencias con los países más desfavorecidos.
«Estoy particularmente preocupado por la falta de solidaridad con los países en desarrollo, tanto en equipamiento para que respondan a la pandemia de COVID-19, que puede extenderse como un incendio, como para afrontar los dramáticos impactos sociales y económicos», dijo Guterres en una conferencia de prensa remota.
Además, el diplomático portugués lamentó que los dirigentes del G20 no hayan aceptado su propuesta de un mecanismo para coordinar sus acciones en respuesta a la enfermedad y estén actuando cada uno por su cuenta, lo que crea el riesgo de que el virus no desaparezca, sino que pase de un lugar a otro.
Por eso, la OMS cree que hay que «seguir alerta», precisamente cuando 21 de 44 países europeos están relajando el aislamiento social y 11 se preparan para ello, porque «la situación en Europa sigue siendo grave y, aunque hay una estabilización en la parte occidental, la gráfica de nuevos casos se mantiene en ascenso en el este», como en Rusia, Ucrania o Bielorrusia.
En una Europa que acumula el 63 por ciento de las muertes en el mundo por la COVID-19 (129.000) y el 46 por ciento de los casos, la OMS pide «permanecer en vigilancia y dispuestos a tomar otras medidas si es necesario, ya que este virus no perdona».
Entre los países que se preparaban para la llamada «desescalada» está Italia, con el mayor número de muertes en Europa por la COVID-19, casi 28.000, un aumento de 285 respecto a la víspera, lo que refleja la tendencia a la baja de la situación.
Los casos totales en Italia superan los 205.000 (1.872 más en las últimas veinticuatro horas), actualmente con más de 101.500 positivos, al haber caído en un día en 3.100, la mayor disminución hasta ahora.
También España va relajando las medidas al estar frenando la pandemia, pero sus duros efectos sobre la economía, con un desplome histórico del 5,2 % del PIB en el primer trimestre del año, auguran una dura vuelta a la normalidad.
En España hoy las muertes diarias cayeron a 268, su nivel más bajo desde el 20 de marzo (el total es de 24.543), mientras que las personas curadas en las últimas veinticuatro horas (unas 3.100) doblan a los nuevos contagios (1.300) y los casos desde el inicio se sitúan en 112.050.
La próxima semana se presentará la hoja de ruta de la desescalada en el Reino Unido, que, según el primer ministro británico Boris Johnson, ha pasado el «pico» de la pandemia, pese a registrar 674 muertes en un día y superar así los 26.700.
Portugal, en puertas de que acabe el estado de emergencia el 2 de mayo, ve cómo la curva sigue descendiendo, con un total que supera los 25.000 contagios y casi un millar de muertos.
En Alemania (159.119 contagios, 6.228 muertos y 123.500 pacientes recuperados), se permitirá la celebración, bajo condiciones, de oficios religiosos y la apertura de espacios culturales y parques infantiles, aunque se mantiene la norma del distanciamiento social.
Por su parte, Holanda, donde las medidas ante el coronavirus han sido menos duras que en Italia o España, ha optado por llevar a cabo una encuesta y preguntar a los ciudadanos su opinión sobre la mejor estrategia de desescalada.
El país que aún ve lejos la estabilización de la pandemia es Rusia, donde se han rebasado los 106.000 casos (casi 7.100 en las últimas horas, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia) y los fallecidos son poco más de un millar (101 desde ayer). Entre los positivos, el primer ministro Mijaíl Mishustin.
El triste récord entre los países más afectados lo ostenta Estados Unidos, al contabilizarse más de un millón de casos y más de 60.000 fallecidos.
Nueva York, con más de 14.000 fallecidos, ha sido testigo de unas imágenes escabrosas: decenas de cadáveres en camiones sin refrigerar frente a una funeraria en el distrito de Brooklyn.