El debate se celebrará en la ciudad de Cleveland, en el estado clave de Ohio. Esta será la primera ocasión en la que Trump y Biden se verán las caras desde que comenzó la campaña presidencial, lo que, sumado a la escasez de actos electorales presenciales derivada de la pandemia, ha disparado la expectación para el debate. La lista de temas para el cara a cara es larga: desde la pandemia de coronavirus, que ha matado a más de 200.000 personas en Estados Unidos y ha dejado a millones sin trabajo, hasta la batalla por la nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, pasando por las protestas por la justicia racial.
Este martes partió el primero de los tres debates presidenciales que se realizarán en Estados Unidos, donde se enfrentarán el candidato del Partido Republicano, el actual presidente Donald Trump, y su contrincante del Partido Demócrata, Joe Biden.
El debate se celebra en la ciudad de Cleveland, en el estado clave de Ohio. Esta es la primera ocasión en la que Trump y Biden se ven las caras desde que comenzó la campaña presidencial, lo que, sumado a la escasez de actos electorales presenciales derivada de la pandemia, ha disparado la expectación.
De hecho, desde todos los ámbitos han reaccionado a este debate. Por ejemplo, a nivel de los mercados, el dólar y el cobre empezaban el día a la baja, las acciones europeas caían, mientras Wall Street abrió sin grandes variaciones, a la espera de lo que la prensa internacional define como “un destacado choque de estilos”, como señala la agencia Reuters.
Los candidatos debaten desde sendos podios situados a una distancia superior a la habitual debido a la COVID-19, no se dieron la mano -como es habitual en este tipo de debates-, y están ante un público limitado, de unas 80 ó 90 personas, todas ellas sometidas previamente a test de coronavirus.
La lista de temas para el cara a cara es larga: desde la pandemia de coronavirus, que ha matado a más de 200.000 personas en Estados Unidos y ha dejado a millones sin trabajo, hasta la batalla por la nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, pasando por las protestas por la justicia racial.
Esto, sin contar las revelaciones del diario The New York Times que reportó que Trump pagó apenas 750 dólares en impuestos federales a la renta en 2016 y 2017, y nada en 10 de los 15 años previos.
Como antesala a esto último, Biden entregó su declaración al fisco del año pasado y reveló que pagó 300.000 dólares en impuestos federales, una cifra que contrasta con los 750 que pagó el presidente de EE. UU., Donald Trump, en 2016, cuando ganó las elecciones. Esto lo suma a lo hecho por el equipo de Biden, quienes aprovecharon este nuevo flanco de ataque en vísperas del primer debate presidencial, publicando un video que enumera los miles de dólares en impuestos sobre la renta que generalmente paga un maestro de escuela primaria, un bombero, un gerente de la construcción y una enfermera, antes de contrastar los 750 dólares que habría pagado Trump en 2017. Además, comenzó a distribuir adhesivos que dicen: «Pagas más impuestos que Donald Trump».
En la otra vereda, los asesores de la Casa Blanca dijeron que Trump desafiará de forma agresiva el historial de Biden en asuntos como comercio, energía e impuestos y estará preparado para defenderse sobre sus propios impuestos.
Según EFE, se espera un debate «beligerante», lleno de duros ataques que podrían entrar en el terreno personal. «A los dos candidatos les cuesta contener sus emociones, y creo que las cosas se pondrán feas, especialmente en el caso de Trump, cuyo estilo se basa en insultos y burlas de patio de colegio. El reto para Biden será parar esos abusos sin perder los estribos», indicó Alan Schroeder, profesor emérito de la Universidad Northeastern y experto en debates televisados.
Las elecciones de EE.UU. se celebrarán el 3 de noviembre y, de momento, Biden cuenta con un 50,3 % de aprobación a nivel nacional, mientras que Trump acumula el 43,2 %, según la media de encuestas de la web FiveThirtyEight.