La presidenta de la Cámara de Representantes está en una gira por Asia que podría llevarla a Taipéi. China estaría preparando ejercicios militares en caso de que se produzca la visita.
La Casa Blanca afirmó este lunes que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, «tiene derecho» a viajar a Taiwán si así lo decide, en medio de las informaciones de la prensa estadounidense que indican que tiene planes de hacerlo, lo que no ha sido confirmado por ella ni por su entorno.
El coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, recordó en una rueda de prensa que Pelosi, quien se encuentra actualmente inmersa en una gira por Asia, no ha dicho si viajará a la isla. «Hemos dejado muy claro desde el principio que ella tomará sus propias decisiones y que el Congreso es una rama independiente del Ejecutivo. Nuestra Constitución contempla la separación de poderes», apuntó.
«No hay motivo para que Pekín convierta una posible visita, congruente con la política estadounidense de hace tiempo, en un tipo de crisis» o que sirva como excusa para «aumentar la actividad militar agresiva en torno al estrecho de Taiwán”, dijo Kirby, quien recordó que en el pasado otros presidentes del Congreso han visitado la isla, un país independiente de facto que China considera una provincia rebelde, «sin incidentes» y que legisladores de EE.UU. lo han hecho también.
El portavoz aseguró que la postura de Estados Unidos no ha cambiado respecto a Taiwán y que se opone a cualquier cambio unilateral del «statu quo» tanto por parte de isla como por parte de Pekín. «Parece que China se está posicionando para potencialmente tomar más pasos en los próximos días, y a lo mejor en un horizonte de tiempo más largo. Estos pasos potenciales por parte de China podrían incluir provocaciones militares, como el disparo de misiles en el estrecho de Taiwán y en los alrededores», aventuró Kirby.
El último episodio de ese tipo se vivió a mediados de la década de los noventa. En ese sentido, dijo que EE.UU. y sus aliados creen que una escalada de la tensión en la zona no le sirve a nadie. «Las acciones de Pekín podrían tener consecuencias no buscadas que solo sirven para aumentar la tensión -destacó-. Mientras, nuestras acciones no son amenazantes (…) ciertamente, no hay razones para que esto llegue a las manos», sostuvo Kirby. Pese a ello, advirtió que Estados Unidos «no se dejará intimidar”.
El Gobierno chino ha dejado claro que percibe el viaje como una amenaza, y el portavoz de la cancillería, Zhao Lijian, advirtió que el gigante asiático «responderá con firmeza» a lo que considera una provocación, y que EE.UU. tendrá que asumir «todas las consecuencias” que surjan del viaje.