“Tenemos un problema muy serio con la inflación, en abril tuvimos una corrida cambiaria que llevó el dólar de 460 a casi 500 pesos. Toda subida del dólar repercute en los precios y se produce una escalada, después el dólar baja y los precios no”, dijo el presidente Alberto Fernández.
La inflación no da tregua en Argentina y avanza por encima de las proyecciones manejadas por el Banco Central, tras ubicarse en abril pasado en el 108,8 % interanual y el 8,4 % mensual, 4,5 y 0,9 puntos más que en marzo, respectivamente.
Los precios al consumidor informados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) batieron con las previsiones de los analistas que elaboran el informe mensual de “Relevamiento de Expectativas de Mercado” que publica la autoridad monetaria, que marcaba para el cuarto mes del año un incremento mensual del 7,5 %.
El Central también estipuló que para el resto del año la inflación llegaría al 126,4 %, aunque ese número podrá ser superado fácilmente en menos de 8 meses si el desequilibrio monetario del país mantiene ese ritmo, un problema que el presidente argentino, Alberto Fernández, abordó este viernes.
“Tenemos un problema muy serio con la inflación, en abril tuvimos una corrida cambiaria que llevó el dólar de 460 a casi 500 pesos. Toda suba del dólar repercute en los precios y se produce una escalada, después el dólar baja y los precios no”, dijo Fernández en declaraciones a Radio 10.
A fines del mes pasado, la divisa estadounidense se disparó hasta los 495 pesos en los mercados paralelos, generando incertidumbre en las mercancías porque impide a la población entender los valores reales de cada producto, ya que se vuelcan al ‘dólar blue’ del mercado negro ante las restricciones para acceder al oficial.
“Muchos me criticaron lo que yo llamaba la ‘inflación autoconstruida’, la ‘inflación psicológica’, que no está en el consumidor, sino que está en el pequeño comerciante”, apuntó el mandatario.
Una de las medidas del Gobierno para aplacar esa problemática son los acuerdos de precios firmados junto a empresarios de supermercados, por los que se fijan montos que no pueden ser modificados dentro de un periodo concreto.
“El segundo problema es que hay más de 400.000 bocas de expendio y no hay un ejército que pueda controlar eso. Los supermercados de barrio (pequeños y medianos almacenes), nunca entraron a los acuerdos de precios. Eso hace mucho más difícil el combate a la inflación”, afirmó Fernández.
Por otra parte, Argentina, cuya economía también sufre los vaivenes propios del clima electoral -este año celebrará elecciones presidenciales-, continúa acarreando deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en 2022 refinanció sus deudas por 45.000 millones de dólares por medio de un Acuerdo de Facilidades Extendidas, el cual afecta los márgenes de maniobra económica disponibles.
Tras la cuarta revisión del Fondo, que le permitió al país suramericano un desembolso inmediato cercano a los 5.400 millones de dólares, el organismo consideró necesario que se aplique “un paquete de políticas más fuertes” para conseguir estabilidad ante una inflación creciente afectada por sequía severa y reveses cambiarios.
“Alcanzar el objetivo de déficit fiscal primario del 1,9 % del PIB para 2023 sigue siendo esencial para respaldar la desinflación y la acumulación de reservas, aliviar las presiones financieras y fortalecer la sostenibilidad de la deuda”, explicó el FMI en un comunicado a principios de abril.
En el plano fiscal, el déficit primario acumulado de Argentina en su primer trimestre del año se triplicó respecto al rojo de igual período de 2022, superando en un 56 % la meta de déficit incluida en el acuerdo de refinanciación firmado el año pasado con el FMI.
El Gobierno atribuyó este pésimo resultado a la “peor sequía en décadas” que afectó “notablemente” la recaudación asociada a los tributos del comercio exterior, con una merma en el trimestre de 350.000 millones de pesos (1.550 millones de dólares/1.407 millones de euros) respecto a los ingresos por derechos de exportación proyectados inicialmente.
En cuanto a la evolución de la actividad económica, los analistas consultados por el Banco Central prevén que este año el producto interior bruto (PIB) se contraiga un 3,1 %, en comparación al crecimiento del 5,2 %, según cifras oficiales, registrado en 2022.
Asimismo, los expertos proyectan que el PIB se contraerá otro 0,2 % en 2024 y crecerá un 2,5 % en 2025.