La capital alemana estaría lista para postularse como sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 2036. Pero el plan está provocando críticas e interrogantes.
Según el alcalde de Berlín, Kai Wegner, y su senadora de deportes, Iris Spranger, la capital alemana está lista para albergar los Juegos Olímpicos de verano en 2036 o 2040. Con el fin de conseguirlo, Wegner firmó esta semana la correspondiente declaración ante la Confederación Alemana de Deportes Olímpicos (DOSB).
Si Berlín ganara la candidatura para 2036, los Juegos se celebrarían exactamente 100 años después de las Olimpiadas de 1936 organizadas por los nacionalsocialistas. Esto ofende a muchos críticos, que consideran una falta de respeto volver a organizar los Juegos Olímpicos en Berlín 100 años después.
“Da la extraña impresión de una celebración centenaria”, afirma, por ejemplo, el historiador Oliver Hilmes en el diario Tagesspiegel. Por tanto, según Hilmes, sería necesario un acompañamiento especial para categorizar el contexto histórico.
La oposición en el Senado berlinés criticó el proyecto por otros motivos: los Verdes señalaron el estado, a veces precario, de las instalaciones deportivas berlinesas y la gran necesidad de renovación de campos de deporte, gimnasios y piscinas. “Antes de invertir miles de millones en un gran acontecimiento deportivo, debemos concentrarnos en poner en forma nuestras instalaciones y clubes deportivos”, declaró Klara Schedlich, portavoz de política deportiva de los Verdes de Berlín.
Los invitados internacionales al evento deportivo vivieron en el verano de 1936 en Berlín un gran acontecimiento deportivo perfectamente organizado y espectacular. Casi 4.000 atletas de 49 naciones representaron un número récord de participantes en ese momento. El número de visitantes fue sin precedentes. Durante 16 días, la gente celebró y disfrutó de la vida en los cafés y salones de baile de la capital alemana.
Al mismo tiempo, los Juegos fueron un importante espectáculo de producción y propaganda de los nacionalsocialistas. Fue la última vez durante su gobierno, que duró hasta 1945, que parecieron pacíficos de cara al mundo exterior. En el verano de 1933, Adolf Hitler y el Gobierno nazi ya habían emitido una declaración, exigida por el Comité Olímpico Internacional (COI), según la cual los Juegos estaban abiertos a “todas las razas y confesiones”.
Sin embargo, hubo acontecimientos en el período previo a los Juegos que demostraron que el verdadero espíritu de los nazis era diferente: en 1935, se aprobaron las leyes raciales de Núremberg, que dejaron clara su ideología antisemita y racista.
Ese mismo año, el número de tropas de la Wehrmacht (como se llamaba entonces el Ejército alemán) aumentó de 100.000 a más de medio millón de soldados. Además, Renania fue ocupada militarmente en 1936, rompiendo así acuerdos internacionales.
Las Olimpiadas fueron concedidas en 1931 a la entonces todavía democrática Alemania de la República de Weimar. Muchos críticos dicen que deberían habérselos quitado a los alemanes después de que Hitler y los nacionalsocialistas llegaran al poder en enero de 1933. Pero esto no sucedió. El boicot a los Juegos Olímpicos, largamente debatido por parte de los estadounidenses y otras naciones, finalmente no se llevó a cabo. Hitler consiguió su gran escenario y lo utilizó.
100 años después de los “juegos nazis bajo la esvástica”, la ciudad podría mostrar lo diversa y abierta que es hoy la metrópolis deportiva de Berlín, afirmó el alcalde Wegner. Su predecesora en el cargo, la actual senadora de Economía de Berlín, Franziska Giffey, también ve como una gran oportunidad la celebración de los Juegos Olímpicos en la capital.
“Ya hemos visto en las Olimpiadas Especiales de este año el impacto positivo que han tenido en la ciudad, simplemente en términos de los muchos invitados que fortalecen el turismo”, dijo Giffey. “Si los Juegos Olímpicos se celebran con éxito, el efecto económico se sentirá en todo Berlín”, aseguró.
Y los partidarios no sólo provienen de la política local de Berlín: Jens-Christian Wagner, por ejemplo, declaró a la cadena pública Mitteldeutscher Rundfunk (MDR) que la idea de traer los Juegos Olímpicos de 2036 a Berlín era buena. Wagner es director de la Fundación Memorial de Buchenwald. En Buchenwald, cerca de Weimar, se ubicaba el mayor campo de concentración en suelo alemán de 1937 a 1945.
Sobre las posibles ambiciones olímpicas de ciudades o regiones alemanas, el Presidente del COI, Thomas Bach, ha dicho que estaría “muy contento” de que se realicen unos Juegos Olímpicos en su país natal.
Sin embargo, debido a las restricciones de entrada para algunos países en respuesta a la guerra rusa contra Ucrania, Alemania no sería una opción como anfitriona, al menos por el momento. “El COI sólo puede organizar unos Juegos donde se respeten sus reglas”, dijo Bach. “Esto incluye que todos los participantes acreditados por el COI puedan entrar en el país”, agregó.