Uno de los detenidos es un exmilitar estadounidense, que combatió en Afganistán e Irak. Las detenciones se produjeron justo después de que EEUU sancionara a 16 funcionarios venezolanos por su papel en el fraude de las elecciones del 28 de julio pasado.
Tres ciudadanos estadounidenses, dos españoles y un checo fueron detenidos en las últimas horas en Venezuela por su supuesta participación en una conspiración para desestabilizar el país.
El anuncio lo hizo ayer el ministro del Interior, Diosdado Cabello, quien, en declaraciones a la estatal Venezolana de Televisión (VTV), aseveró que los aprehendidos forman parte de un grupo de 14 personas que estaban conspirando para asesinar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y a otros altos funcionarios.
Tras acusar a los servicios de inteligencia estadounidenses y españoles de orquestar el complot, el ministro también reveló que las fuerzas de seguridad incautaron cientos de armas de fuego que habrían ingresado ilegalmente al país.
Las capturas se producen días después de que Estados Unidos sancionara a 16 funcionarios venezolanos por estar “implicados en las fraudulentas e ilegítimas declaraciones de victoria de Maduro y su brutal represión de la libertad de expresión” tras las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio pasado.
Desde Washington y Madrid han negado cualquier implicación en la supuesta trama.
La presunta conspiración se suma a la larga lista que los gobiernos del fallecido Hugo Chávez y Nicolás Maduro han denunciado en las últimas dos décadas.
Y aunque ya se ha vuelto costumbre que las autoridades venezolanas señalen a organismos de seguridad estadounidenses -entre ellas la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés)- como responsables de actuar en su contra, en esta ocasión han incluido a un nuevo actor: el Centro Nacional de Inteligencia de España (CNI).
“La CIA está liderando esta operación y eso no nos sorprende; sin embargo, el Centro Nacional de Inteligencia de España siempre ha mantenido un perfil bajo, sabiendo que la CIA opera en esta zona”, declaró Cabello.
El ministro aseguró que los españoles detenidos, a quienes identificó como José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, habrían confesado que “estaban buscando traer un grupo de mercenarios con objetivos muy claros: asesinar al presidente Nicolás Maduro, a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, a mí mismo, y a otro grupo de compañeros que están liderando nuestro partido y nuestra revolución”.
Cabello indicó que los españoles fueron aprehendidos en las cercanías del aeropuerto de Puerto Ayacucho, capital del sureño y selvático estado Amazonas (a 710 kilómetros al sur de Caracas), “en una situación irregular, tomando fotos”.
De la misma manera, afirmó, sin mostrar ninguna evidencia, que en los teléfonos de los detenidos se hallaron contactos con miembros del partido Vente Venezuela, el cual es liderado por la opositora María Corina Machado, así como con otros opositores.
“Contactaron con mercenarios franceses y con mercenarios de Europa del Este, y están en una operación para intentar atacar a nuestro país”, aseveró Cabello, quien agregó que se confiscaron 400 armas de fuego durante la operación.
Y, por último, el funcionario prometió mano dura.
“Vamos a usar todos los mecanismos para repeler y derrotar a estos grupos de mercenarios, de terroristas (…) Seremos extremadamente rígidos y severos en la defensa de la seguridad y la paz de Venezuela”, aseguró.
Según la organización Foro Penal, las palabras del ministro parecen ser el preludio de una nueva ola de detenciones, justo cuando el país ya contabiliza más de 1.600 arrestos por participar en las protestas en contra de los resultados de las elecciones.
A principios de este año, Maduro denunció que en los últimos meses de 2023 las fuerzas de seguridad venezolanas desarticularon cinco supuestos complots en su contra, los cuales aseveró que habrían sido orquestados por sus adversarios.
Tras estos señalamientos el gobierno interrumpió las conversaciones que mantenía con la oposición y detuvo a decenas de políticos, periodistas y activistas de derechos humanos.
Las acusaciones de Cabello fueron negadas por la familia de los aprehendidos.
“Mi hijo no trabaja para el CNI, claro que no”, aseguró al diario español El Mundo el padre de Andrés Martínez Adasme, uno de los capturados.
Esta versión fue corroborada por fuentes gubernamentales al también matutino madrileño El País, donde negaron que los detenidos sean agentes del servicio de inteligencia español.
Asimismo, el hombre afirmó que su hijo y el otro aprehendido estaban de vacaciones en Suramérica, pero que el 2 de septiembre le perdieron la pista cuando ambos se encontraban cerca de la localidad colombiana de Inírida.
“Estaba desaparecido en un viaje en Venezuela y ahora está en Caracas, es todo cuanto sé”, agregó el padre de Martínez.
Estados Unidos y España, por su parte, ha rechazado las acusaciones de Cabello.
“Cualquier afirmación sobre la participación de EE.UU. en un complot para derrocar a Maduro es categóricamente falsa”, aseguraron desde el Departamento de Estado.
Desde Washington aseguraron que lo único que están apoyando es “una solución democrática a la crisis política en Venezuela”.
En similares términos se pronunciaron las autoridades españolas.
“España desmiente y rechaza cualquier insinuación de estar implicada en una operación política en Venezuela. El Gobierno ha constatado que los detenidos no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal. España defiende una solución democrática y pacífica a la situación en Venezuela”, se lee en un comunicado difundido este domingo por el ejecutivo del socialista Pedro Sánchez.
Venezuela no ha suministrado mucha información respecto a los estadounidenses detenidos.
Hasta el momento, solo se sabe que uno de los capturados sería un miembro de la Armada estadounidense llamado Wilbert Joseph Castañeda, quien es experto en explosivos y habría servido en Afganistán e Irak, reportó Cabello.
Sobre los otros dos, desde EE.UU. admiten que no han podido confirmar aún su situación.
Las detenciones no hacen más que elevar aún más la tensión existente entre Caracas, Washington y Madrid.
La reciente ola de sanciones a funcionarios judiciales y militares venezolanos por parte de EE.UU. ha sido rechazada enérgicamente por el gobierno de Maduro.
Por otro lado, las capturas se han anunciado justo una semana después de que el candidato opositor, Edmundo González Urrutia, solicitara asilo al gobierno español.
Aunque la salida del opositor fue pactada, la simbólica decisión del Congreso español de reconocer al rival de Maduro como presidente electo de Venezuela y la posterior calificación que la ministra española de Defensa, Margarita Robles, hizo del gobierno venezolano como una “dictadura” no ha caído bien en Caracas, donde han llamado a su embajadora en Madrid.
*Con información de Malu Cursino