En conversación con Al Pan Pan, el analista internacional revisó el nuevo frente de conflicto que enfrenta a Israel con Hezbolá en su frontera norte, a la vez que comentó la guerra que Netanyahu lidera contra Hamas, pero que ha terminado con la vida de 40 mil palestinos.
El Ejército de Israel volvió a lanzar bombardeos este jueves contra objetivos de la milicia chií Hezbolá en el centro de Beirut, por segunda vez en un año de enfrentamientos, en ataques que han causado al menos nueve muertos. Las autoridades libanesas no descartan más víctimas, mientras los enfrentamientos continúan en la frontera entre ambos países.
Hoy en Al Pan Pan, con Mirna Schindler: conversamos con el analista internacional, periodista y sociólogo Raúl Sohr, con quien abordamos las facetas más críticas de la nueva zona de guerra en el Medio Oriente.
“Esto va a quedar en la historia como uno de sus grandes períodos oscuros, especialmente para el Líbano”, estima Sohr, quien recordó el ataque del 17 de septiembre en contra del país a través de los ‘beepers’: miles de los aparatos utilizados por militantes de Hezbolá explotaron casi simultáneamente en diferentes partes del Líbano.
“En un país tan pequeño como el Líbano este bombardeo, bastante metódico, que ha llevado a cabo Israel, ha provocado un exilio masivo. Se estima que por lo menos un millón de libaneses han huido del sur, buscando la seguridad en el centro y el norte del país. Pero dadas las distancias y los medios ultramodernos que impone Israel, francamente no hay ningún lugar en que la gente del Líbano esté a salvo”, explica Sohr, destacando que gran parte de los muertos en los bombardeos eran personas que huían de las zonas objetivo.
Continuando en el Líbano, el sociólogo revisó las capacidades bélicas de Hezbolá, el grupo paramilitar chiita radicado en el país. Y a diferencia de lo que ocurre en la Franja de Gaza con Hamas, las fuerzas del Líbano cuentan con varios factores que la vuelven una de las más poderosas en el mundo árabe.
“He visitado la zona, he estado en el sur del Líbano y el norte de Israel y digamos que hay un reconocimiento, incluso por parte del ejército israelí, de que Hezbolá es la principal fuerza militar del mundo árabe: lo ponen por encima de todos los ejércitos regulares. Comparados, por ejemplo, con el ejército egipcio o sirio, estiman que Hezbolá tiene una capacidad y moral de combate mayor”, relata el analista, destacando que el nombre significa ‘Partido de Dios’.
“Hay una combinación de mística religiosa y convicción política en un partido muy bien implantando en el sur del Líbano, y un respaldo muy sólido por parte de la población que les permite moverse ‘como peces en el agua'”.
Volviendo al conflicto entre Hamás e Israel, Raúl Sohr también hizo un alto para mencionar lo longevo que le resultó el enfrentamiento a Israel, acostumbrado a guerras más cortas y menos exhaustivas.
“Israel se ha especializado y ha planificado los conflictos como guerras breves… Pero esto no tiene precedentes en los conflictos que ha librado Israel hasta ahora, nunca había tenido un conflicto tan largo, tan costoso”. Con más de cuarenta mil muertos y sin un final claro a la vista, el conflicto ha transformado el panorama político en la región.
En la misma línea, Sohr analizó la situación de los rehenes tomados por Hamás, uno de los temas centrales hace casi un año de la vida política y social de Israel.
“(Benjamín) Netanyahu hizo una decisión muy clara, el objetivo número uno es derrotar a nuestro enemigo Hamás y en segundo lugar conseguir la liberación de los rehenes, pero claramente es un objetivo secundario”. Según Sohr, esta priorización ha tenido consecuencias negativas, ya que, a pesar de la ofensiva, no se ha logrado la liberación significativa de rehenes, además de desgastar la imagen pública del propio primer ministro israelí.
En cuanto a las tácticas de los grupos militantes, Sohr enfatizó el uso de áreas urbanas como refugios por parte de fuerzas guerrilleras como Hamás y Hezbolá, utilizando a la población civil como escudos humanos para protegerse de los ataques israelíes. Esta estrategia, si bien criticada, es tácticamente común en situaciones donde una fuerza militar es inferior.
“No es un cálculo maquiavélico, del tipo ‘me escondo detrás de los civiles para que no me toquen’, sino que va en la línea de ‘me voy a esconder donde creo que es más seguro’. Es la táctica que ocupan todas las fuerzas guerrilleras, es lo que ocurrió en Vietnam y en Cambodia”, desarrolló el analista político.