A la cumbre de Río de Janeiro, asisten entre muchos otros los líderes de EE.UU. Joe Biden; China, Xi Jinping; Alemania, Olaf Scholz; Francia, Emmanuel Macron; y España, Pedro Sánchez. Según Lula, para toda esa nueva arquitectura mundial se requiere de “instituciones más representativas”.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, urgió este lunes al G20 a avanzar hacia una reforma de la gobernanza global y también a aprobar un impuesto a los supermillonarios, todo en aras de la paz global y la reducción de las desigualdades.
“Nadie está en mejores condiciones que nosotros para cambiar el rumbo de la humanidad”, declaró Lula frente a los líderes de las mayores economías del mundo, al inaugurar la segunda sesión de la cumbre que se celebra en Río de Janeiro y concluirá este martes.
El gobernante brasileño, cuyo país concluye con esta cumbre su presidencia del G20, fue muy crítico en su discurso con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y con la “indiferencia” de la mayor parte de la comunidad internacional frente a conflictos anteriores y a los que están en curso actualmente.
“Las omisiones del Consejo de Seguridad son una amenaza a la paz” y “el uso indiscriminado de vetos convierte a ese órgano en rehén de los cinco miembros permanentes”, declaró en alusión a China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido, todos miembros del G20.
“De Irak a Ucrania, de Bosnia a Gaza, se consolida la percepción de que no todo territorio merece tener su integridad respetada y ni toda vida tiene el mismo valor”, declaró Lula, quien también afirmó que “la indiferencia ha relegado a Sudán y Haití al olvido”.
El presidente brasileño también recordó la crisis financiera de 2008, “cuando se eligió salvar a los bancos y no a las personas”, y “socorrer al sector privado en vez de salvar al Estado”, con lo que “el mundo volvió a crecer, pero la riqueza generada no llegó a los más necesitados” y las desigualdades aumentaron aún más.
“No es sorpresa que la desigualdad fomente odio, extremismo y violencia, ni que tampoco que la democracia esté bajo amenaza”, apuntó el líder brasileño, para sentenciar que “la globalización neoliberal fracasó”.
En ese marco, abogó también por “revisar reglas financieras que afectan a los países en desarrollo” y por la aprobación de un impuesto universal a los llamados superricos, que la presidencia brasileña del G20 ha incorporado a los debates del grupo.
Citó “estudios reveladores” auspiciados por la presidencia del G20, según los cuales “un impuesto del 2 % sobre los patrimonios de individuos superricos podría generar 250.000 millones de dólares por año, para invertir en superar los desafíos sociales de nuestros tiempos”.
Según Lula, para toda esa nueva arquitectura mundial se requiere de “instituciones más representativas”, pues “la pluralidad de voces funciona como vector de equilibrio”.
Agregó también que “el futuro será multipolar”, que “aceptar esa realidad pavimentará el camino hacia la paz” y que, así, “la crisis del multilateralismo” será superada con “más multilateralismo”.
A la cumbre de Río de Janeiro, asisten entre muchos otros los líderes de EE.UU. Joe Biden; China, Xi Jinping; Alemania, Olaf Scholz; Francia, Emmanuel Macron; y España, Pedro Sánchez.
Entre los latinoamericanos, figuran los presidentes de Argentina, Javier Milei; y México: Claudia Sheinbaum; cuyos países son miembros del G20; y en calidad de invitados están presentes los gobernantes de Bolivia, Luis Arce; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; y Paraguay, Santiago Peña.