Tokio implementará la semana laboral de cuatro días en el sector público desde 2025, buscando combatir la baja natalidad y mejorar la calidad de vida. Parte de una tendencia global, la medida apunta a equilibrar trabajo y vida personal mientras otros países ya reportan beneficios.
En un esfuerzo por enfrentar la crisis demográfica y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, Tokio, la capital japonesa, implementará un proyecto laboral innovador: a partir de abril de 2025, los empleados de empresas públicas podrán trabajar solo cuatro días a la semana. La medida busca promover la conciliación entre el trabajo y la vida personal, al otorgar un día libre adicional, y es parte de un plan más amplio para revertir el descenso poblacional que Japón ha experimentado durante 16 años consecutivos.
La baja natalidad y el envejecimiento poblacional representan uno de los mayores desafíos de Japón. La jornada laboral de cuatro días se presenta como una estrategia para aliviar el estrés laboral, permitir a las familias dedicar más tiempo a la crianza de los hijos y fomentar un entorno que facilite el aumento de la natalidad. Este cambio beneficiará a millas de trabajadores en una de las ciudades más dinámicas del mundo, con casi 10 millones de habitantes.
La medida forma parte de una tendencia global que está explorando la viabilidad de la semana laboral reducida. Si bien Tokio aplica este modelo inicialmente al sector público, en otros países ya se están realizando pilotos con resultados talentosos.
En Canadá, los experimentos comenzaron en 2022 bajo la dirección de 4 Day Week Global, organización que también asesoró a Tokio. Más de 100 empresas han adoptado la jornada reducida, con el objetivo de mantener la productividad pese a la reducción de horas.
En Estados Unidos, 35 empresas de diversos sectores, incluidos retail y energía, participan en un piloto iniciado en 2023. Aunque los resultados aún están en evaluación, los indicios apuntan a beneficios tanto para empleados como para trabajadores.
En Brasil, uno de los pocos casos en América Latina, un programa de nueve meses con 22 empresas mostró impactos positivos: un aumento del 58,5% en creatividad e innovación, una reducción del 62,7% en el estrés laboral y una caída. del 64,5% en el agotación frecuente. Sin embargo, también se detectó un incremento del 64,9% en la fatiga diaria debido a la intensidad del trabajo en menos horas.
En Europa, Bélgica y España han liderado reformas en la jornada laboral. En Bélgica, desde 2022, los trabajadores pueden elegir una semana laboral de cuatro días, distribuyendo las 40 horas habituales en jornadas de 10 horas. En España, el Gobierno invirtió 60 millones de dólares para financiar un piloto que concluirá en 2025, con el objetivo de evaluar el impacto en sectores clave.
Los estudios globales han señalado una reducción significativa en problemas como el insomnio y la ansiedad, así como un aumento en la actividad física y el bienestar general de los trabajadores. Sin embargo, el desafío de mantener la productividad y gestionar la carga laboral en jornadas más cortas sigue siendo un tema en debate.
Tokio se una a una creciente lista de países que están reimaginando el trabajo en el siglo XXI.