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Estupor en la prensa internacional tras declaraciones de Trump sobre Ucrania
Diarios europeos y estadounidenses advierten sobre el giro diplomático histórico, de 180 grados, que está dando Estados Unidos con Trump, el presidente que ha responsabilizado a su homólogo ucraniano Zelensky por la guerra de agresión que lanzó Rusia contra Ucrania hace casi tres años.
El diario The Times de Londres ha publicado una caricatura en la que se ve a Serguéi Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa, blandiendo un hacha ensangrentada y preguntándole a Marco Rubio, su homólogo estadounidense, sentado frente a él: “¿Qué parte de Ucrania quieren ustedes?”
El encuentro entre los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y Rusia, celebrado ayer en Riad, Arabia Saudita, junto con las declaraciones de Donald Trump, han dejado la sensación de estar asistiendo a un momento al mismo tiempo surrealista, inédito e histórico.
Trump y su giro hacia Rusia
“El giro de Trump hacia la Rusia de Putin trastoca décadas de política exterior estadounidense”, exclama The New York Times. Según el diario, “mientras las negociaciones de paz comenzaban ayer en Arabia Saudita, el expresidente Trump dejó claro que la era del aislamiento de Rusia había terminado y sugirió que Ucrania era la responsable de su propia invasión”.
Para Trump, los líderes ucranianos son los responsables de la guerra porque no aceptaron ceder territorios a Rusia, y por ello no merecen participar en las negociaciones de paz. “Nunca debieron empezar, podrían haber llegado a un acuerdo”, declaró Trump, refiriéndose a los líderes ucranianos, quienes, como subraya The New York Times, no fueron los que iniciaron el conflicto.
En resumen, señala el diario estadounidense, “Trump, de alguna manera, ha dado a entender que está dispuesto a abandonar a los aliados de Estados Unidos para alinearse con el presidente ruso Vladimir Putin. Ahora parece considerar a Rusia como un socio potencial y uno de los mejores amigos de Estados Unidos”, subraya.
Putin visto como un ‘pacificador’
Incluso The Wall Street Journal, generalmente indulgente con Trump, se muestra sorprendido. “En apenas un mes, el guerrero ruso se ha convertido, a ojos de Trump, en un supuesto pacificador (…) Una rehabilitación repentina difícil de concebir”.
El periódico recuerda que “hace tres años, el Kremlin desató la mayor guerra terrestre en Europa desde Hitler. Su ‘operación militar especial’ ha causado la muerte de cientos de miles de rusos y ucranianos. Sus misiles han atacado edificios residenciales, estaciones de tren y centrales eléctricas. Sus tropas han secuestrado a cientos de niños ucranianos para trasladarlos a Rusia, han torturado y ejecutado soldados ucranianos, violando todas las normas internacionales”.
The Wall Street Journal enfatiza que Putin ha sido acusado de crímenes de guerra por un tribunal internacional y que EE.UU. sancionó en 2022 al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, como uno de los “arquitectos de la guerra de Rusia contra Ucrania”.
Sin embargo, The Wall Street Journal señala con asombro que “Serguéi Lavrov estaba ayer sentado en la misma mesa que Marco Rubio”.
¿Por qué este giro?
Según Le Figaro, “para Donald Trump, Ucrania es un estorbo que ha costado demasiado a Estados Unidos e interfiere en lo que él considera relaciones de interés ‘normales’ entre grandes potencias”.
Esto explicaría por qué la presencia de terceros le incomoda y por qué ha revelado sus cartas incluso antes de negociar: “quiere la paz en el sentido de que lo dejen en paz, y tiene prisa”. Mientras tanto, Putin, apunta Le Figaro, “opera en el tiempo largo de la historia rusa: ve la oportunidad de recuperar su lugar en la escena internacional, aliviar las sanciones y continuar reconfigurando el mundo para reequilibrar el peso de Occidente”.
Por su parte, Le Monde destaca que “es difícil prever el futuro de las negociaciones, pero a estas alturas la victoria para Moscú ya es clara. Rusia ha sido rehabilitada por este revisionismo estadounidense que muchos legisladores en el Congreso desaprueban”.
El diario subraya que esto representa una gran revancha para los rusos: “para Moscú, una frase pronunciada por Barack Obama en 2014 sigue siendo imperdonable. En ese entonces, Obama calificó a Rusia como una ‘potencia regional que amenaza a algunos de sus vecinos inmediatos, no por su fuerza, sino por su debilidad”.
Ahora, lo que propone Donald Trump es “un reconocimiento de la zona de influencia rusa y una reparación histórica de aquel desaire, como si los crímenes de guerra masivos cometidos por el agresor desde 2022 fueran meros detalles secundarios”.
Finalmente, Le Temps de Ginebra concluye: “Estados Unidos ha dado por terminado el orden internacional que sostuvo durante décadas. Un giro cuyos estragos aún no podemos medir entre quienes hasta ahora se consideraban sus aliados”.