Lo único que he afirmado es que el crecimiento a la chilena venía disminuyendo su capacidad de generar empleo desde antes de la crisis. No he dicho nada más. Lo que hago es plantear un problema de este modelo de crecimiento.
Comenzaré mi respuesta al articulo de Brunner Empleo: la incapacidad de entender los ciclos con un comentario previo. En una parte de su respuesta mi contradictor me recuerda que este es un debate y no un «torneo de sentimientos heridos», a propósito de mis criticas por su uso constante del termino «falso» para referirse a mis argumentos.
Yo no me siento herido porque use esa terminología. Solamente me sorprende su tipo de lenguaje, de un dogmatismo pasado de moda. Brunner discute poniéndose en el cielo de las verdades absolutas y por ello tiene una tendencia irrefrenable a dictar cátedra.
Esto me parece grave, porque si continúa considerando falsos los argumentos de los demás, la discusión no conseguirá despertar en él ni siquiera el acicate de la curiosidad intelectual y seguirá apoltronado en la absoluta idealización de este modelo.
Brunner no discute los datos que esgrimí, solamente teoriza. La esencia de su argumento está contenida en esta frase: «No se conoce el caso (…) de un sociedad que habiendo permanecido estancada desde el punto de vista del producto haya sido generadora de empleo. Ni tampoco se registra la situación contraria, es decir, países que habiendo experimentado un sostenido crecimiento destruyan más que crean empleo».
La primera parte del argumento es correcto, pero la segunda no. Si no, ¿cómo se explica Brunner que economías desarrolladas presenten tasas de desocupación tan altas como las de Chile?
Brunner podría argumentar que esas tasas tienen relación con el ciclo, pero se equivocaría. Se trata de tasas a la baja, producto de las políticas de los gobiernos destinadas a incentivar el empleo en situación critica.
En el caso chileno las cifras que utilizaré (que no son, por supuesto, «las cifras disponibles» como dice Brunner) muestran una baja en la capcidad de generar empleo que es anterior a la crisis actual.
Este cuadro muestra que la verdad de perogrullo de Brunner, según la cual una economía que crece aumenta o mantiene constante su capacidad de crear empleos, es una falacia del sentido común. Por no darle peso a esas cifras el Presidente Lagos se comprometió a crear 200 mil empleos nuevos en una economía afectada por problemas de generación de ocupación desde antes de la crisis actual.
El diagnostico se confirma si se examina la situación en las áreas que el Banco Central denomina sectores productivos, es decir, la agricultura, la minería y la industria.
Los llamados sectores productivos no solo disminuyen su capacidad de generar empleos: además expulsan manos de obra, haciéndole una nueva broma al sentido común.
La tendencia se mantiene si se examina separadamente el rubro cobre, uno de los sectores exportadores que articulan la inserción de nuestra economía en la economía mundial. Aquí de nuevo el axioma de Brunner no funciona.
En este área clave de la economía chilena, en la cual se ha concentrado gran parte de la inversión extranjera de los últimos años, la producción ha crecido entre 1990 y 1999 en 176,5 por ciento, y el empleo ha caído en -32,5 por ciento.
En su articulo consagrado al empleo, Brunner se pregunta: «¿Que ingenio, artilugio o política conocen Moulian y los críticos oficialmente consagrados para generar empleo con «crecimiento cero», o sobre la base del estancamiento o la crisis?». Una pregunta de este jaez solo puede provenir del ánimo polémico de Brunner, o de la rapidez de su lectura. ¿Dónde he dicho yo o cualquier crítico con dos dedos de frente que no hay que crecer?
Lo único que he afirmado es que el crecimiento a la chilena venía disminuyendo su capacidad de generar empleo desde antes de la crisis. No he dicho nada más. Lo que hago es plantear un problema de este modelo de crecimiento.
Espero que Brunner no piense que es el único que existe, como parece deducirse de su pregunta. Cuando uno critica la modalidad chilena no está criticando el crecimiento en sí, ni planteando el valor del estancamiento o del «crecimiento cero».
Parece que para soportar esta preguntas se hace necesario una capacidad critica que Brunner ha perdido.
Siga la extensa polémica entre Brunner y Moulian
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