La prensa ha publicado recientemente los resultados financieros de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). El resultado es alentador para sus accionistas: tasas de rentabilidad altísimas, varias veces superiores a las que logran los Fondos que las AFP administran.
Hay, pues, una significativa diferencia entre administradores y administrados: los administradores obtienen retornos elevados, los administrados deben considerarse contentos con rentabilidades que pudiéramos llamar «moderadas». ¿Cuál es el origen de las ganancias de los administradores? Las comisiones que pagan los administrados.
Sería lógico que los administrados cambiaran a un administrador que cobra tan caro por una administración tan mediocre. Pero los administradores gozan de una posición espectacular: todos funcionan de modo parecido, logran rentabilidades parecidas y, lo más importante, disponen de un mercado cautivo gracias a la ley. Efectivamente, los administrados (la gran mayoría trabajadores asalariados) están obligados por ley a ahorrar un 10% de su ingreso mensual para que los administradores hagan rendir ese ahorro y posibiliten mejores pensiones.
Los datos que recientemente publica la prensa expresan una constante en el funcionamiento del sistema: los administradores ganan mucho más que los administrados. Si bien en el pasado algunas AFP no han sido tan exitosas, otras han logrado tasas record de rentabilidad. El promedio de retorno de los administradores ha sido generalmente muy superior a la renta que perciben los administrados.
El sistema provisional debe ser examinado y reformado por muchas razones. El debate será complejo. Pero hay una reforma obvia a la ley: que las AFP adquieran para los Fondos que administran las acciones de las propias AFP.
Jorge Arrate fue Ministro del Trabajo y Previsión Social (1994-1998) y es actualmente Presidente del Directorio de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS).