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Salmón fiasco

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Un traspié tuvo en Chile la operación comunicacional internacional denominada «Diálogo de actores interesados en la salmonicultura/ Salmón Dialogue», (Puerto Montt, Chile, 20-21 de julio), al ser severamente cuestionada por las organizaciones ambientalistas y de los trabajadores del salmón de la X región, dada su falta de transparencia y de participación de actores tan relevantes como el Estado y las comunidades costeras.



La actividad organizada por «Salmón of America» (SOTA), SalmónChile y la WWF-US busca crear la imagen ante los consumidores, cadenas comercializadoras y la opinión pública de los Estados Unidos y la Unión Europea, que la cuestionada industria de cultivo del salmón se encuentra dialogando con sus stakeholders en Chile (comunidades costeras, pescadores artesanales, pueblos originarios, organizaciones ciudadanas y ambientalistas, operadores de turismo, consumidores), mientras pone en marcha una estrategia de negociaciones bilaterales que busca dividir a las organizaciones ambientalistas, de pescadores artesanales y sindicatos de trabajadores del salmón, para impedir el establecimiento de alianzas nacionales e internacionales en defensa del medio ambiente marino y los derechos ciudadanos y laborales.



Las anteriores reuniones del «Salmón Dialogue» efectuadas en USA, Noruega, Canadá y Bélgica durante el 2004, carecieron de la conflictividad en los aspectos sociales y ambientales que evidenció la reunión de Puerto Montt. El intento de los organizadores de imponer un «diálogo a puertas cerradas» -fuera de todo escrutinio público-, por lo cual se prohibió la divulgación pública de los puntos de vistas de los participantes, vetándose la presencia de la prensa e impidiéndose el trabajo de los periodistas de las organizaciones ambientalistas, constituyó la primera gran tensión del encuentro. Sin embargo esta discrecional medida contrastó con la presencia de varios medios de comunicación nacionales y regionales vinculados a la industria del salmón.



Esta imposición sólo fue impuesta para Chile, ya que entre los objetivos de la anterior reunión del «Salmón Dialogue» ocurrida en Stavenger, Noruega ( 24-25 de junio), tenía entre sus objetivos el «asegurar una abundante y transparente difusión de la información» y «difundir la información a todos los stakeholders», por lo tanto sería posible pensar que estaríamos frente a la aplicación de «dobles estándares», hecho muy común entre las compañías salmoneras transnacionales que operan en Chile.



También llamó la atención la casi total ausencia de representantes del Estado, así como de los pueblos mapuches/lafkenches y huilliches, de las comunidades costeras de Chiloé, Aysén y Magallanes, así como de los operadores de turismo y de las organizaciones nacionales y regionales de la pesca artesanal, actores profundamente afectados por la expansión territorial de esta industria.



Complementariamente, los organizadores buscaron imponer enfoques de «naturaleza técnica» a los problemas, excluyendo los conflictos de carácter social y laboral, mientras se insistía en soluciones basadas en procesos de certificación internacional para las compañías unidas a la negociación con las organizaciones no gubernamentales de los «niveles de impactos aceptables». Este último aspecto es preocupante, ya que se estaría tratando de afectar los derechos de terceros actores en Chile, ausentes / excluidos en este proceso corporativo internacional.



El conjunto de estas situaciones derivaron en la salida del «Salmón Dialogue» de las organizaciones Oceana, Centro Ecocéanos, Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) y de la Federación de Trabajadores del Salmón de Quellón, Chiloé, de manera de no avalar con su presencia un proceso propagandístico de la industria. En su declaración ante los organizadores del encuentro, llamaron a las organizaciones de consumidores y de medio ambiente de los Estados Unidos y Canadá a apoyar el establecimiento de una moratoria (prohibición temporal) a la actual expansión de la industria del salmón, hasta que el Estado chileno tenga una capacidad real de regulación y control que asegure la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas acuáticos y terrestres, la salud pública y los derechos de los trabajadores, pescadores artesanales y pueblos originarios.



Los conflictos en el «Salmón Dialogue» continuaron, cuando la sesión de la tarde fue interrumpida por el ingreso de 30 representantes de las principales federaciones de trabajadores del salmón de la X región, quienes con lienzos y pancartas exigieron a los empresarios chilenos y representantes de las transnacionales del salmón la finalización del «salmonólogo» y ser escuchados en sus denuncias por los bajos estándares laborales y las situaciones de persecución sindical existentes.



Es por ello que señalamos que los actuales problemas con la industria del salmón son políticos y no científico-técnico, dada la falta de voluntad política del Estado para regular y hacer cumplir la ley; la falta de transparencia en los procesos de toma de decisiones respecto a los recursos hídricos y ecosistemas acuáticos regionales; la falta de regulación para el empleo de antibióticos y químicos peligrosos; los altos niveles de infraccionalidad de legislación laboral, sanitaria y ambiental por parte de la industria; la escasa asignación de recursos económicos para las actividades de investigación científica y de control gubernamental; aplicación de dobles estándares ambientales y laborales por parte de compañías transnacionales y la no responsabilidad de las compañías sobre el conjunto de su cadena de abastecimiento.



El abrupto final para el «Salmón dialogue made in USA» efectuado en Puerto Montt, es un llamado de atención para los consumidores internacionales que algo «huele mal» en el sur de Chile, no sólo como consecuencia de la contaminación química u orgánica o de las miles de toneladas de peces que se convierten en harina de pescado para alimentar a millones de salmones de exportación, sino por que la industria insiste en seguir ocultando la basura bajo la alfombra con la complicidad del Estado.





Juan Carlos Cárdenas N. Director Ejecutivo Centro Ecocéanos
(ecoceanos@ecoceanos.cl).



  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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