A los propios partidarios de la postulación de Piñera se les brinda una magnífica oportunidad. No obstante mantener su decisión en la elección final, pueden ahora expresar un rechazo a la postulación Frei e inclinarse como alternativa a su primera preferencia respecto de una persona que reúne…
Por Juan Agustín Figueroa*
La totalidad de la ciudadanía, con la sola exclusión de los militantes de los partidos de la Alianza por Chile, están convocados a las primarias entre los dos candidatos de la Concertación. Dada la escasa militancia, podemos estimar que el 90% puede participar en la justa, lo que importa una gravitación decisiva en el resultado final.
El hecho de participar es una forma de expresar repudio al sistema cupular de proponer candidatos, donde las directivas, que tienen una escasa representación, imponen sus voluntades atando a los votantes a un querer minoritario. Nuestra historia política nos demuestra el masivo rechazo a un sistema semejante.
En el año 1952 bordeó la mayoría absoluta don Carlos Ibáñez del Campo, sustentado sólo por una mini agrupación, el Agrario Laborismo, no obstante que las orgánicas poderosas y tradicionales apoyaban a los candidatos Matte y Alfonso. No sería extraño que se repitiera el mismo fenómeno. A los propios partidarios de la postulación de Piñera se les brinda una magnífica oportunidad. No obstante mantener su decisión en la elección final, pueden ahora expresar un rechazo a la postulación Frei e inclinarse como alternativa a su primera preferencia respecto de una persona que reúne relevantes condiciones. Otorgan dos votos, uno principal y otro subsidiario, lo que constituye una posibilidad que no se puede menospreciar.
Para los pertenecientes a la Concertación, la alternativa es aún más clara. Es una forma de descartar a las estirpes presidenciales y las marcas registradas, privilegiando la preparación, la juventud, la claridad de planteamientos y su empuje ganador.
*Juan Agustín Figueroa es abogado y vicepresidente del PRSD.