Frei prometía que desde ahora en adelante los cargos serían distribuidos por méritos y no por contactos, pero a esa misma hora se conocían los resultados que daban por ganadores a los tres hermanos Walker Prieto (Ignacio, Patricio y Matías) y a la esposa y al cuñado de Latorre, Ximena y Ricardo Rincón, respectivamente. Es decir, mientras el candidato apostaba por la renovación y la meritocracia, su partido lucía como un triunfo electoral la expresión máxima del nepotismo en la política.
Recién comenzó la disputa por la segunda vuelta y quienes apoyan la candidatura de Eduardo Frei han cometido los mismos errores de la primera parte de las presidenciales. Cambió el equipo, pero las voces y mensajes que se siguen escuchando demuestran que poco aprendieron de la brutal derrota del domingo.
Camilo Escalona se declaró victorioso por los resultados de las parlamentarias, como si bajar en el número de diputados y perder senadores “emblemáticos” no representara un fuerte golpe para el Partido Socialista. En esta misma línea, Juan Carlos Latorre se expresó satisfecho por los cupos que ganó la Democracia Cristiana, sin mencionar que la DC bajó más de 5 puntos respecto a las parlamentarias anteriores, que ya habían significado un retroceso para su colectividad.
[cita]Frei prometía que desde ahora los cargos serían distribuidos por méritos y no por contactos, pero a esa misma hora se conocían los resultados que daban por ganadores a los tres hermanos Walker Prieto (Ignacio, Patricio y Matías) y a la esposa y al cuñado de Latorre, Ximena y Ricardo Rincón, respectivamente. [/cita]
Además, Escalona y Latorre descartaron de plano renunciar a sus cargos para así tender puentes con el sector que apoya a Marco Enríquez-Ominami. Esta muestra de arrogancia y falta de autocrítica es una de las razones por las cuales muchos votantes de MEO y de Arrate, no están dispuestos a apoyar a Frei en segunda vuelta.
A esto se suman las declaraciones del senador recién electo, Ignacio Walker, quien declaró que Frei no debía “izquierdizarse”, ya que el mejor ejemplo era él, que le ganó a “dos candidatos de izquierda”, aludiendo a Nelson Ávila y Carlos Ominami. Sin embargo, Walker obvió que las votaciones unidas de Ávila y Ominami lo sobrepasaron holgadamente. Es decir, es fundamental para Frei el apoyo del ala más a la izquierda de la Concertación, ya que muchos de quienes votaron por MEO representan a ese sector.
Las palabras de Walker, además, contradicen el rol protagónico que deberá asumir Carolina Tohá para atraer a los votantes progresistas de MEO. Mientras el comando de Frei envía una señal al incorporar a la ex ministra secretaria general de Gobierno, el senador Walker y los presidentes de la DC y del PS se encargan de desvanecer cualquier intento por consensuar un proyecto inclusivo.
En una elección tan reñida como lo será la segunda vuelta, todos estos gestos tienen un profundo impacto político. Tanto como lo puede tener otro error del comando de Frei ocurrido la noche del domingo pasado. El candidato de la Concertación salió a emitir su discurso en el mismo momento que MEO. Algunos lo interpretaron como un intento por invisibilizar a Enríquez-Ominami, pero lo único que se logró es que los canales de televisión dividieran la pantalla y así ninguno de los dos capturó la atención exclusiva, que sí tuvo Sebastián Piñera unos minutos después. De hecho, Chilevisión y Mega transmitieron por completo las palabras del candidato de la derecha.
[cita]Mientras el candidato apostaba por la renovación y la meritocracia, su partido lucía como un triunfo electoral la expresión máxima del nepotismo en la política.[/cita]
En lo poco que se escuchó de su alocución, Frei prometía que desde ahora en adelante los cargos serían distribuidos por méritos y no por contactos, pero a esa misma hora se conocían los resultados que daban por ganadores a los tres hermanos Walker Prieto (Ignacio, Patricio y Matías) y a la esposa y al cuñado de Latorre, Ximena y Ricardo Rincón, respectivamente. Es decir, mientras el candidato apostaba por la renovación y la meritocracia, su partido lucía como un triunfo electoral la expresión máxima del nepotismo en la política.
Entonces, la tarea para el comando de Frei desde ahora deberá ser conciliar un discurso atractivo y consecuente -para evitar las contradicciones- y prescindir de las intervenciones de los presidentes de los partidos de la Concertación, que ahuyentan posibles apoyos. Además, Frei deberá tomar el micrófono y no podrá evitarlo como en la primera vuelta, para transmitir así un discurso convocante y creíble. La ciudadanía quiere escuchar a un Presidente y no a sus emisarios, que muchas veces entregan mensajes erróneos.