
¿Dónde está el debate de escritores chilenos?
Lo que manifestó Vargas Llosa en la Biblioteca Nacional es algo que cuesta aceptar por parte de muchos intelectuales chilenos de la izquierda más dura. O simplemente con su silencio manifiestan una absoluta indiferencia a los planteamientos del escritor peruano.
Resulta sorprendente que no haya análisis u opiniones públicas sobre las elecciones presidenciales de muchos escritores y artistas chilenos que tienen un peso artístico o académico reconocido en el país. Sería largo mencionar la cantidad de nuestros escritores/as e intelectuales del campo cultural que no han expresado en ninguna columna su perspectiva para enriquecer el debate. Dejando de lado si el argumento fácil e inaceptable de decir que el que apoya a Piñera es de un escritor de derecha, poco menos que pinochetista, y con eso se acaba la discusión. Y de paso se le sataniza para siempre (es lo que piensa oficialmente el vicepresidente de la SECH en reciente artículo publicado en el blog de esa institución que seguro su presidente también suscribe).
Si uno hace una breve investigación en otros países de América Latina que han pasado por elecciones presidenciales, aparecen en sus periódicos de mayor difusión las posiciones críticas de poetas, narradores, académicos, artistas sobre los proyectos de los candidatos. Recuerdo en la última elección presidencial en México, las posturas tan disímiles entre Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, El Sub-comandante Marcos, y muchos más que enriquecían el debate cultural. Para qué decir por ejemplo de los múltiples debates en los principales medios masivos entre escritores e intelectuales de Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Venezuela, etc.
Lo que manifestó Vargas Llosa en la Biblioteca Nacional es algo que cuesta aceptar por parte de muchos intelectuales chilenos de la izquierda más dura. O simplemente con su silencio manifiestan una absoluta indiferencia a los planteamientos del escritor peruano.
En cambio en Chile, aparte del escritor Jorge Edwards, Roberto Ampuero, no hubo nadie más. Y ahora Teresa Calderón. Sobre la poeta Calderón, luego de anunciar su apoyo a Piñera, muchos comentarios de los lectores en El Mostrador llegaron a la conclusión que ahora ella es “una mala poeta”. La escritora Isabel Allende por opinar a favor de Frei fue igualmente aplastada y acusada (por cientos de lectores) de “norteamericana” que no tenía idea de lo que ocurría en el país.
Sólo recién, a escasos días de la segunda vuelta, leo el comienzo de un debate interesante. Son dos artículos de dos escritores (Alejandro Lavquén y Cristian Gómez Olivares) pero en blogs de un mínimo acceso. También la reciente e interesante columna en El Mercurio de José Luis Rosasco (11 de diciembre). Pero el debate debió haber comenzado hace varios meses atrás y no a días de la segunda vuelta. No quiero mencionar nombres específicos de los que me habría gustado leer sus perspectivas, que van de escritores (as), artistas en general, hasta académicos universitarios muy respetables que han pasado gran parte de su vida analizando la literatura y el campo artístico chileno.
La reciente visita de Vargas Llosa realmente manifestó puntos interesantes pero que hasta ahora ninguno de los escritores que estaban con Arrate, y que van ahora hacia Frei, han manifestado un sólo comentario de peso a lo que dijo Vargas Llosa en la Biblioteca Nacional o en la entrevista publicada en El Mercurio el domingo 10 de enero.
Lo que manifestó Vargas Llosa en la Biblioteca Nacional es algo que cuesta aceptar por parte de muchos intelectuales chilenos de la izquierda más dura. O simplemente con su silencio manifiestan una absoluta indiferencia a los planteamientos del escritor peruano. No había nadie de la intelectualidad literaria chilena allí (otros Premios Nacionales por ejemplo, narradores, poetas) que le contradijera públicamente o rebatieran a Jorge Edwards o a Roberto Ampuero.
Y estos son algunos puntos importantes que para mi articuló muy bien Vargas Llosa en Chile: “Es verdad que en la era moderna, por diversas razones, la izquierda ha atraído mucho más que la derecha a creadores e intelectuales, sobre todo en el Tercer Mundo. Una de las razones es que los políticos de derecha no tenían ninguna preocupación de tipo cultural. Por otra parte, la izquierda ha creado una infraestructura tal que, consciente o inconscientemente, atrae a muchos intelectuales y escritores porque es el camino del reconocimiento y del éxito. No ser de izquierda en América Latina obliga al escritor a estar en una lucha para responder a las calumnias con que es inmediatamente satanizado.”
Este es un planteamiento que ya Jorge Edwards había escrito en algunas columnas de opinión, y especialmente en aquella donde da su apoyo a Piñera. La satanización fue la respuesta de cientos de lectores a la columna del Premio Cervantes. Recién me decía Roberto Ampuero en un e-mail comentando la conferencia de Vargas Llosa en la Biblioteca Nacional y de los que han dado su adhesión pública a Piñera: “Lo importante es que se quebró el monopolio del debate cultural que históricamente ha estado en manos de la izquierda dura en Chile”.
Hubo (y hay) pues silencio de los escritores de “izquierda” que están apoyando a Frei. No comenzaron una discusión cultural y teórica amplia que quizás habría sido interesante realizar en Chile. Perdieron la oportunidad. ¿Por qué no se produjo el debate? Probablemente a la intelectualidad de “izquierda” no le interesa crear discusiones culturales necesarias a nivel público porque pondrían en “tela de juicio” su perspectiva bastante dogmática de lo que debe ser un intelectual en estos momentos de globalización. O no saben qué responder más allá de satanizar al que se aleja de su redil.
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