Señor Director:
En esta oportunidad, en la que se celebran 10 años desde el nacimiento del “primer diario digital de Chile” que usted dirige, quisiera hacer llegar mi más hondo reconocimiento a la labor realizada durante todo este tiempo.
Al ser un lector asiduo de El Mostrador, no he estado ajeno a las muchas vicisitudes por las que han tenido que atravesar, ni a las muchas veces en las que decir la verdad ha traído consigo apremios injustificados.
Es por eso que quisiera compartir con usted una anécdota, que evoco cada vez que leo el nombre de su diario. Cuando niño, era frecuente que junto a mis amigos, corriéramos imprudentes y audaces, solo a mirar El Mostrador en el almacén del barrio. Veíamos allí una serie indeterminada de jarrones repletos de dulces, verdes, azules, anaranjados. Tanto el color como el aroma, le daban al almacén un aire de libertad y placer, que es imposible encontrar en un mega supermercado. Elegíamos cada día dulces de jarros distintos. Comer dulces nunca ha sido tan parecido como leer Rayuela de Julio Cortázar.
Y le cuento esto, porque creo que en estos 10 años, ustedes han sido un espacio similar dentro del periodismo nacional. Con audacia y aplomo han sabido jugar en la difícil cancha del pensamiento único, instalando la diversidad, el debate, la crítica y la denuncia. Abrirles es dar cabida a la elección entre tantos jarrones coloridos y maniobrar con sutileza las bambalinas de un titular.
Vuestro Mostrador es ya Nuestro Mostrador. Por eso le pido que haga extensivas mis felicitaciones a columnistas, periodistas, blogueros, auxiliares, secretarias, diseñadores, editores, para todos aquellos que le dan color a las palabras de este mostrador moderno
Es que en este país de terremotos, a veces las palabras son las que menos se mueven. Sepan ustedes que leerlos dinamiza el lenguaje y potencia las transformaciones tan urgentes y necesarias
Larga vida al Mostrador, a sus palabras y a sus jarrones noticiosos.
Jaime Quintana Leal
Senador de la República