Una de las características dramáticas del sistema educacional chileno es su alta segmentación y considerable desigualdad en los resultados educacionales. Así lo sostiene, entre otros, irrefutablemente el informe de la OECD; organización a la hoy Chile pertenece. En efecto, la OECD señaló que “el sistema educacional está concientemente estructurado por clases. Sostiene que es de libre elección para que los padres escojan las escuelas que quieren para sus hijos, y esto supuestamente produce el bien mayor para un mayor número ,pero en la práctica, la selectividad por escuelas y un énfasis en la “selección” produce un sistema altamente estratificado en el cual hay una creciente concentración de niños en escuelas con niños de antecedentes socio-económicos similares”
Ahora bien, no es mucho lo que se ha hecho para remediar esta situación . Quizás, el terremoto ,que ha afectado al país en todos los planos, podría ser una oportunidad de crecimiento y transformación. . La consabida frase que la crisis es una oportunidad se ha repetido insistentemente y de la cual nos hemos apropiado. Para la educación ,puede ser también una oportunidad y una ocasión propicia para subsanar en parte la situación de segmentación e inequidad a la que hemos hecho referencia y que como lo dice la OECD “afecta los valores e instituciones democráticos y puede constituir un “lastre” para mayores progresos en el aprendizaje de los estudiantes”.
Un primer diagnóstico de la situación en el ámbito de la educación indica que a 840.000 asciende la cantidad de niños que no han podido iniciar aún su año escolar debido a la destrucción o daños de consideración en sus escuelas. Por su lado, en un gesto de solidaridad la Corporación de Colegios Particulares ha hecho notar que más de 1.500 establecimientos ligados a la entidad están dispuesto a atender a estudiantes de recintos educacionales dañados por el terremoto y tsunami del 27 de febrero.
Sin desmerecer este gesto y esta iniciativa , desearía hacer una propuesta más integral y plena ,en especial con miras a contribuir a corregir ,aunque sea parcial y paulatinamente la segmentación e inequidades a las que se ha hecho referencia .
En primer lugar, la propuesta es hacer extensiva la oferta de la Corporación de Colegios Particulares no sólo a los establecimientos educacionales subvencionados, sino que también a los particulares pagados, pero no con carácter emergente y como una acción simplemente asistencial, sino con una mirada ética y de justicia educacional de largo alcance .
A mi parecer, una iniciativa de este orden favorecería, sin duda alguna, tanto a los estudiantes que se educan en los establecimientos municipales – que como sabemos son los que han sufrido en mayor magnitud los avatares del terremoto- así como también a los alumnos y alumnas de los establecimientos particulares pagados.
Para los primeros, significaría recibir una educación de calidad en establecimientos que han probado de manera reiterada buenos resultados en pruebas nacionales como internacionales; que cuentan con recursos humanos y materiales y con condiciones que favorecen el aprendizaje: una buena gestión tanto administrativa como curricular; numero adecuado de alumnos por curso; salas amplias y bien equipadas; número óptimo de laboratorios y recursos tecnológicos etc.; situación diametralmente opuesta en la que se ha desenvuelto la educación publica, aún antes del terremoto.
Para los segundos, es decir los estudiantes de los colegios privados pagados reforzaría el valor de la solidaridad; al cual tanto se ha invocado en el momento presente , sino que también el valor de la acogida, la hospitalidad y el de la responsabilidad con el otro/otra .
Y para ambos representaría contribuir al logro de objetivos fundamentales para la educación y la formación ciudadana como son el de la tolerancia; la no discriminación; el reconocimiento y responsabilidad del y con el otro/otra como un legitimo otro/ otra; el conocimiento, aceptación y recepción de la diversidad social y cultural como un derecho consagrado.
El logro de estos objetivos se alcanzan, esta vez, no desde un planteamiento teórico- discursivo ,sino que además, y por sobre todo, desde la vivencia cotidiana, las relaciones interpersonales y las experiencias educacionales diarias. Los estudiantes de ambas dependencias comparten espacios y tiempos comunes que les permiten reconocerse como iguales en sus diferencias. Entonces, los tan anhelados valores y objetivos se concretizan en acciones reales y efectivas
Estoy cierto que esta propuesta es compleja y requiere generar condiciones básicas que la hagan posible. Una condición urgente es levantar una política pública fundamentada en la justicia social en educación que apunta ,precisamente, a mitigar la segmentación y la desigualdad . Además, hay necesidad de preparar a los profesores, a los estudiantes y a los padres para que comprendan y acepten a cabalidad el sentido profundo de esta iniciativa. Adicionalmente, hay necesidad de crear espacios y tiempos de intercambios de subjetividades personales y colectivas y emprender acciones muy puntuales y bien planificadas , como por ejemplo proveer a los estudiantes de medios de transportes, de materiales didácticos apropiados, de programas remédiales etc.
Si existe voluntad política esta propuesta pasara del plano de la utopía al de la realidad y de esta forma estaremos rompiendo con el circulo perverso de la segmentación para abrirse al circulo virtuoso de la justicia educacional. Entonces, el terremoto se ha convertido en una oportunidad de crecimiento para la educación y la sociedad en su conjunto.. No la desaprovechemos.
Abraham Magendzo K
Investigador educacional