Para los socialistas, la Real Academia Española y los Estados Unidos las universidades públicas son las estatales y la res publica es el Estado o el gobierno, y no los particulares, por muy pontificios que sean. Sería conveniente para la convivencia democrática que así lo entendieran los discípulos de Pinochet y Jaime Guzmán.
A propósito del debate acerca de que universidades son públicas se esgrimió como argumento el concepto de res publica para incluir a universidades de propiedad privada, incluso una pontificia.
Si bien es cierto que en un sentido laxo res publica puede traducirse como «asunto público» o «cosa publica», en el latín de la Roma clásica y, por consiguiente, en el lenguaje culto moderno, y no solamente en las lenguas romances, tiene un sentido bastante mas preciso y siempre vinculado al Estado o gobierno.
El origen de esa locución es ser el antónimo de res privata (propiedad o administración privada) y, por tanto, res publica era la propiedad o administración estatal o, si se prefiere, de los diversos niveles de las autoridades y administraciones públicas.
No obstante, en el latín de la antigua Roma, lo relevante, más que la propiedad, era si la administración de un bien, un parque por ejemplo, era efectuada por el Estado (res publica) o un particular (res privata).
[cita]En Estados Unidos las universidades privadas se administran y financian por sí mismas y no pretenden otra cosa. Por ello, a la Universidad Católica de América, que tiene su sede en Washington, que no utiliza el rango de pontificia, pero y que equivale a la Pontificia Universidad Católica de Chile, se la califica siempre de «privada».[/cita]
En la evolución romana de la locución pasó a ser sinónimo de Estado y, después, incorporó el concepto griego clásico de «politeia», es decir, el sistema de organización estatal de las ciudades-estados, en el caso de Roma, el de la república.
Por ello, el nombre moderno de la gran obra de Platón, Politeia, es La República. A cargo de la res publica estaban gobernantes y políticos. Ese es el uso que le dieron los autores romanos, desde Cicerón a San Agustín.
El diccionario de la Real Academia confirma esa presición. La voz «público» tiene como es obvio varias acepciones. Primero, es «notorio», pero inmediatmente después agrega «Se dice de la potestad, jurisdicción y autoridad para hacer algo, como contrapuesto a privado» y «Perteneciente o relativo al Estado o a otra administración.»
En las locuciones que tienen mayor relación con el tema en discusión, la Academia define «enseñanza pública» como «enseñanza estatal» e «instrucción pública» como «la que se da en establecimientos sostenidos por el Estado, y comprende la primera y segunda enseñanza, las facultades, las profesiones y las carreras especiales.»
En EE.UU. rige el mismo concepto, también respecto de la universidades. Hay muy famosas instituciones privadas de educación superior, desde Harvard a Notre Dame, que son corporaciones o fundaciones privadas sin fines de lucro, y estatales e incluso municipales por el sector público.
Las privadas se administran y financian por sí mismas y no pretenden otra cosa. Por ello, a la Universidad Católica de América, que tiene su sede en Washington, que no utiliza el rango de pontificia, pero y que equivale a la Pontificia Universidad Católica de Chile, se la califica siempre de «privada».
No hay contribuciones públicas a esas universidades. Si las hay para las actividades académicas de sus estudiantes y profesores, siempre que cumplan con los requisitos establecidos por el gobierno, no solamente respecto a la calidad de la educación. Por ejemplo, no pueden discriminar por sexo, raza, religión u otra condición, ni menos imponer un credo, aunque pueden tener una afiliación religiosa. En uno de los países con más creyentes en el mundo, la separación entre la iglesia y el Estado es total.
Si cumplen con esas normas, sus estudiantes tienen derecho a becas y préstamos subvencionados por el Estado de acuerdo a reglas federales. Sus profesores e investigadores también pueden obtener financiamiento público para investigaciones en concursos abiertos. En ambos casos, las universidades privadas solamente hacen la función de correas de transmisión.
En conclusión, no solamente para los socialistas, también para la Real Academia Española y los Estados Unidos las universidades públicas son las estatales y la res publica es el Estado o el gobierno, y no los particulares, por muy pontificios que sean. Sería conveniente para la convivencia democrática que así lo entendieran los discípulos de Pinochet y Jaime Guzmán.