Señor Director:
No era este el año que nos imaginamos. El 2010 iba a ser un año marcado por la celebración de los 200 años de nuestra independencia, dando paso al júbilo, al orgullo, a la memoria de lo mejor de nuestra historia. Y, sin embargo, ya a comienzos de año el terremoto nos sacudió de nuestros sueños de grandeza y nos hizo volver al polvo del que estamos hechos como nación. El Bicentenario, entonces, lo celebramos no con euforia, sino con modestia.
Bendita sea la posibilidad que como país tenemos de reflexionar sobre lo que somos, sobre los avances que hemos logrado y sobre lo mucho que nos falta para ser la patria que soñaron nuestros antepasados. Son contadas con los dedos de una mano las oportunidades que un país tiene de hacer un alto en el camino, mirarse, reflexionar y corregir los rumbos que se hayan extraviado.
La mediagua que Un Techo para Chile ha puesto en lo alto del corazón de la capital de nuestro país, quiere simbolizar y denunciar que muchas familias en nuestra patria celebraron este Bicentenario viviendo en la pobreza, esperando oportunidades que aún no llegan, sin tener una vivienda digna donde ver crecer a sus hijos. Hay muchos compatriotas que todavía están atrapados en una situación de exclusión social que como país nos comprometimos a superar cuando cumpliéramos 200 años. A pesar de todos los avances que le han cambiado la vida a tantas miles de familias, aún hay muchos otros que siguen esperando.
Más que nunca tenemos la convicción que un Chile sin campamentos sí es posible. Tenemos todo para lograrlo. Como nunca tenemos los recursos, la experiencia, y las familias de campamentos dispuestas para terminar con la tarea que nos queda. Esta es una deuda contraída como país. Falta sólo que nos convenzamos que la solución a este problema pasa sólo por la voluntad social y política para llegar a ser un país donde todos celebremos con alegría y dignidad, que ésta es una patria para todos.
Cristián del Campo SJ
Capellán Un Techo para Chile – Un Techo para mi País
