Señor Director:
El pueblo Rapa Nui tiene una gran identidad, conservan su idioma, costumbres, su religiosidad, que es una mezcla entre sus ritos ancestrales y los católicos, logrando que sus rituales, como por ejemplo la celebración de la misa, sea uno de los más hermosos que es posible observar; sus bailes, su música, su gastronomía, todo es único y, por cierto, muy atractivo. Pero también hay que destacar que este pueblo originario, separado por 3.700 kms. del continente, tiene particularidades en la historia de Chile, las que son muy poco conocidas. Por ejemplo, su rey Ariki Atamu, cansado de que esclavizaran y diezmaran a su población, decide voluntariamente anexarse al territorio chileno, suscribiendo un acuerdo con el Capitán de Corbeta chileno Policarpo Toro, en 1888.
Posteriormente, comienzan abusos contra los isleños, donde en algunas épocas se les prohíbe hablar su lengua y transitar libremente por la Isla, a tal punto que sólo bajo el gobierno del Presidente Frei Montalba se les reconocen sus derechos ciudadanos. Es justo decir que esto ha cambiado y, el 21 de mayo de 2006, se realizó una ceremonia en la plaza, frente a la gobernación de Rapa Nui, donde el Almirante Codina, ante la atenta mirada de la Presidenta Bachelet, le pide perdón al pueblo Rapa Nui por todos los abusos cometidos por la Institución en el pasado.
Pues bien, con la firma del convenio de anexión comienza también parte del problema actual de tierras en Rapa Nui, pues dicho convenio se escritura en español y, según dicen los Isleños, la traducción de sus cláusulas no se ajusta a lo acordado, quedando para siempre instalada la duda de si se quería entregar o no el dominio de la tierra o sólo el uso de ésta a la República de Chile. Es así como el Fisco de Chile, representado por Bienes Nacionales, hace una inscripción global de tierras a su favor el año 1933 en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso y en 1966, otra en el Conservador de la Isla, por el dominio y administración del 85% de esos territorios.
Luego se dicta el D.L. 2885, de 1979, que crea instrumentos de aplicación exclusiva y genera una instancia, la Corporación de Desarrollo de Isla de Pascua (CODEIPA), compuesta por sus representantes y de algunas entidades fiscales, como CONADI, quien hace de “consejero” del Ministro(a) de Bienes Nacionales en dichas funciones.
Debo decir que durante los casi 4 años que ejercí el cargo de Ministra de Bienes Nacionales opté por no ser representada y viajé en varias ocasiones a la Isla, pues necesitaba entender el fundamento para tener normas tan distintas, necesitaba confiar y crear confianzas. No siempre fue una relación fácil, pero fui haciendo propio parte de ese ideario Rapa Nui, logramos crear vínculos de confianza y esto se tradujo en un avance en el reconocimiento de posesiones regulares; autorizaciones de subdivisiones prediales y el otorgamiento de títulos de dominio. Avanzamos en zonificar Vaitea, un fundo fiscal que ocupara el 27,6% de la Isla, para que una parte de éste sea dedicado a un uso habitacional, todo por cierto de la mano con el Municipio y la Gobernación.
Sería iluso pensar que lo anterior solucionaría todos los problemas de tierras de los Rapa Nui. Subsisten varios anteriores y se han creado otros nuevos. El dilema es cómo abordarlos, responsabilidad por cierto de las más altas autoridades. Y desde mi experiencia, no cabe sino hacerlo por el camino largo del diálogo, con respeto mutuo y gran generosidad, sobre todo de parte del Estado chileno.
Romy Schmidt C.
Ex ministra de Bienes Nacionales