Sin lugar a dudas, conocer cómo se gestó la más revolucionaria y exitosa red social de la era 2.0, es el gran atractivo de esta película, dirigida por David Fincher –responsable también de éxitos como “Seven”, “Fight club” y “The curious case of Benjamin Button”– y contada desde una reunión entre demandantes, demandados y sus respectivos abogados y mediante sucesivos raccontos que explican la conflictiva situación.
El protagonista es evidentemente Mark Zuckerberg (intepretado notablemente por Jesse Eisenberg), socio fundador de Facebook, quien en 2003 dio vida a este monstruo y comenzó un imperio que se mantiene incólume pese a la arremetida durante los últimos años de Twitter y, recientemente, Quora.
Las fortalezas de este filme están en los diálogos, en el excelente trabajo de edición (que permite lujos tales como la doble actuación de Armie Hammer en los roles de los gemelos Winklevoss) y en una historia que, pudiendo avanzar con un ritmo vertiginoso, tiene el mérito de detenerse con inteligencia en aquellos momentos que mayor sentido dan a la narración. Una cinta que confirma que, para llegar a la cima, hay que pisar a unos cuantos. Sencillamente porque, tal como dice la frase que acompaña su afiche promocional, “no puedes tener 500 millones de amigos sin hacer unos pocos enemigos”.
