En otras palabras la ABIF es manejada por dos o tres bancos, que genera pingües ingresos para ellos y los demás asociados, a través de sus empresas filiales o en las que participan, con el fin de mantener la dominancia, la cautividad de la clientela, fijando precios o repartiéndose el mercado.
Mi estimado colega Gonzalo Arenas, Presidente de la Comisión de Economía de la Cámara, de la que también formo parte, se ha referido en un artículo en este medio al opaco negocio que los bancos manejan a través de las empresas Redbanc y Transbank.
Transbank, como administrador de la casi totalidad de las tarjetas de crédito bancarias, no sólo emite y afilia al comercio en representación de todos los bancos, sino que, en esta misma representación, y a través de un mandato común, fija las comisiones a cobrar al comercio afiliado. Es decir, no sólo no hay competencia, sino claramente una conducta “cartelizada”, cuyo medio es esta empresa, de la que sus dueños son los bancos con mayor participación de mercado, donde, como no, cuatro o cinco de ellos tienen dominancia en más de un 70 %.
La verdad es que concuerdo plenamente con Gonzalo Arenas en que este negocio de las tarjetas de crédito hay que no sólo transparentarlo, sino que investigarlo con mayor acuciosidad y con los ojos puestos en el ente superior que los ampara, la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras.
[cita]He aquí la guinda de la torta, la ABIF, dentro de sus comités ejecutivos tiene uno que reúne a los gerentes generales de todos los bancos (que precisamente se llama Comité de Gerentes Generales) cuyo objetivo es “coordinar y desarrollar esfuerzos conjuntos en distintas áreas”.[/cita]
La Asociación de Bancos, compuesta por prácticamente todos los bancos que operan en el país, es la única que conozco, cuyos miembros ponderan sus votos de acuerdo a su porcentaje de participación de mercado. Es decir, se repite en esta organización la dominancia de los mismos que la tienen en el mercado bancario en general y en el de las tarjetas de crédito en particular. En otras palabras la ABIF es manejada por dos o tres bancos, que genera pingües ingresos para ellos y los demás asociados, a través de sus empresas filiales o en las que participan, con el fin de mantener la dominancia, la cautividad de la clientela, fijando precios o repartiéndose el mercado.
Desde mi perspectiva, la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras es un cartel que funciona a plena luz del día. Pareciera que su impunidad para actuar, precisamente proviene de esta invisibilidad que la da su visibilidad. Tienen una filial (perdóneme, una Asociación Gremial con una Filial, eso sí que es raro) denominada SINACOFI (Sistema Nacional de Comunicación Financiera), que presta servicios de esta índole a todos los bancos asociados, donde su presidente y la plana ejecutiva de la misma es el Presidente de la Asociación de Bancos (ABIF) y su plana ejecutiva, gerentes de los mismos bancos que se asociación en ella.
Es más, y he aquí la guinda de la torta, la ABIF, dentro de sus comités ejecutivos tiene uno que reúne a los gerentes generales de todos los bancos (que precisamente se llama Comité de Gerentes Generales) cuyo objetivo es “coordinar y desarrollar esfuerzos conjuntos en distintas áreas”.
¿No será mucho? ¿No será que están abusando de la coordinación? ¿No será hora que intervenga la Fiscalía Nacional Económica y le pierda un poco el miedo (¿respeto?) a esta organización?
Una información adicional: SINACOFI dentro de sus clientes menciona al Banco Central y a la Superintendencia de Bancos. Buen dato.