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Los días del ministro Chadwick en el MAPU

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Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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En la Universidad Católica el MAPU era un mito, incluso para Jaime Guzmán, el ideólogo de la dictadura, le decía a la futura UDI, que debían ser el MAPU de la derecha.


El MAPU, con sus luces y sombras, tiene como realidad post partidaria (se disolvió en diciembre de 1989 en el PS-PPD) el hecho de que cada uno de los cuatro gobiernos de la Concertación tuvo a un mapucista en sus ministerios políticos, en La Moneda (los hermanos Brodsky, en especial Roberto, dirigió una revista que presagió el objetivo: A La Moneda).

Enrique Correa fue el negociador de la transición y tuvo la tarea de lidiar con los militares bajo el Gobierno de Aylwin; Eduardo Frei escogió a José Joaquín Brunner; Lagos hizo de José Miguel Insulza el ministro más poderoso en la Historia, quizás comparable a Antonio Varas en el decenio de Montt (el pánzer se ufanaba de romper dicho récord ministerial). Insulza apagaba las crisis, o las posponía, ante la impaciencia de Lagos, con el estilo de la muñeca y esa mezcla de iluminismo mapucista, roce social (del Verbo Divino y de la Católica), con el cosmopolitismo mapucista y  la versatilidad para moverse desde la izquierda a la derecha, desde el mundo social (con dos mapucista en la CUT y la ANEF, Martínez y De la Puente) hasta el mundo empresarial.

Luego, Michelle Bachelet, tras un primer tiempo con dificultades, llama a un mapucista a Palacio: José Antonio Viera Gallo, quien al igual que sus antecesores, combina el mundo de la izquierda con la élite nacional, exhibe agenda y poder negociador. Además, hay una novedad: los empresarios han elegido de presidente al ex líder clandestino de la juventud del MAPU-OC, Rafael Guillisasti. Todos ellos, comparten el sello del MAPU-Obrero Campesino, la facción “moderada” e “intelectual” que encabezó Jaime Gazmuri (con el apoyo de otrora ministro de Allende, Fernando Flores), y que se separó del MAPU de Oscar Guillermo Garretón y Carlos Montes, por considerar que la tesis del poder popular atentaba contra la consolidación del gobierno UP.

[cita]Andrés Chadwick había sido simpatizante del MAPU, pero tras la pax romana del Golpe, se vinculó a Jaime Guzmán, marchó con antorchas a la cima del cerrito de Chacarillas  para refundar Chile junto a Pinochet, proclamando la democracia protegida y el neoliberalismo como salvación nacional.  Sin embargo, el 11 de septiembre de 1973, nos confesó mucho después: “el día del golpe recé por el Chicho”.[/cita]

El mundo es pequeño en la elite, aunque el MAPU es mucho más plural que el segmento vinculado a la UC. Pero José Antonio Viera Gallo es casado con María Teresa Chadwick, la hermana de Andrés Chadwick, el flamante negociador y moderador en el gabinete “hoguera de las vanidades” que posee Sebastián Piñera. Chadwick, supuestamente, debiera aportar lo de los otros mapucistas: soluciones viables, diálogo, contacto con la oposición, flexibilidad. La misma que exaspera a muchos analistas para calificar a la escuela mapucista como paradigma del acomodo y el pragmatismo cínico (Alfredo Jocelyn-Holt), o como Marco Enríquez Ominami los bautizó en un documental: los héroes fatigados.

Pero Chadwick no “hereda” en la derecha un estilo mapucista,  él mismo fue simpatizante de la UP, según sus propias palabras y hasta rezó por Allende para el golpe, aunque luego fue adlátere de la dictadura y coqueteó con el propio fascismo, y no sabemos si actuó en contra del exilio de su propia hermana. Sí sabemos que en la UC no evitó la razzia contra docentes mapucistas que habían modernizado dicha Universidad con la Reforma. (Manuel A. Garretón, Miguel Ángel Solar, entre otros), y que, como recuerda José Bengoa en su blog, después fue parte de los represores de opositores.  Transcribimos una parte de nuestra investigación donde aparecen los supuestos días mapucistas de Chadwick:

En la Universidad Católica el MAPU era un mito, incluso para Jaime Guzmán, el ideólogo de la dictadura, le decía a la futura UDI, que debían ser el MAPU de la derecha. Existe una anécdota no trivial en el Campus Oriente, donde se dieron batallas campales entre gremialistas (sobre todo de Derecho, Agronomía y Economía) y opositores (Teología, Teatro, Periodismo, Filosofía, Historia, Castellano), durante los años de las protestas entre 1982 y 1985, nos encontramos en la capilla ubicada en la entrada del Campus rezando con Andrés Chadwick, uno de los principales líderes del gremialismo. A la salida, mientras los caminos se separaban- él a la Escuela de Derecho como profesor ayudante de Jaime Guzmán, yo a una temprana reunión de los centros de alumnos democráticos a organizar nuevos paros en la Facultad de Teología-, Chadwick comentó con tono irónico: ‘vaya, los marxistas también rezan’. Sí respondimos: rezamos por los templos vivos de Dios que ustedes torturan y asesinan.  Entre ellos, por su propia hermana, María Teresa, exiliada con su esposo José Antonio Viera-Gallo en Italia.  Andrés Chadwick había sido simpatizante del MAPU, pero tras la pax romana del Golpe, se vinculó a Jaime Guzmán, marchó con antorchas a la cima del cerrito de Charillas  para refundar Chile junto a Pinochet, proclamando la democracia protegida y el neoliberalismo como salvación nacional.  Sin embargo, el 11 de septiembre de 1973, nos confesó mucho después: “el día del golpe recé por el Chicho”.

El MAPU aparecía por todas partes: El mito de la Reforma Universitaria, los teólogos y curas mapucistas, periodistas y sociólogos (de la escuela cerrada en dictadura donde se formó Ambrosio y decenas de mapucistas). Una de las actividades simbólicas que alentaron los nuevos mapus de los ochentas fue invitar clandestino -no tuvo permiso de Raúl Lecaros, el secretario de la Universidad intervenida con rector marino- a Manuel Antonio Garretón a hablar de la Reforma Universitaria en la Casa Central, a 25 años de la misma (11 de agosto de 1983). La idea del presidente del centro de alumnos de Periodismo, Andrés Asenjo, culminó con los guardias cerrando las puertas con candados para que no entraran los izquierdistas y Garretón hablando en la Alameda, para luego provocar un siting que detuvo los buses provocando la intervención policial. Manuel Antonio Garretón fue el invitado porque Miguel Ángel Solar estaba exiliado en Venezuela. Su hermana menor, Carolina, pidió a los dirigentes que se creara con Comité por su retorno. Los mapus de los sesentas y los ochentas co-inspiraban por sueños que habían cambiado; el 68 para sacar un rector conservador y propiciar el socialismo, el 83 para pedir la salida de un rector delegado militar y pedir por el retorno de la democracia.

Por cierto, Chadwick, no estuvo en esas luchas de quienes sí militaron en el MAPU. Miguel Ángel Solar, su propio cuñado Viera Gallo, debieron esperar las listas para volver a Chile. Hoy, como ayer, Chadwick se encuentra en el dilema de apoyar el diálogo con los reformistas, como Jakson de la FEUC, o repetir la complicidad con la violencia y la represión.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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