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AFP Provida, La Polar y la transparencia para los pensionados

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Francisco Castañeda
Por : Francisco Castañeda Economista de la Universidad Central de Chile
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Parece un mal chiste para los pensionados: ahora Cortés es ascendido a Presidente del Directorio de AFP Provida y a Vial lo postulan a Consejero del Banco Central. En cualquier empresa, los despiden, o no los ascienden. Se ha hecho un gran daño al sistema financiero y a los fondos de pensiones con la falta de rigor analítico en las inversiones de las AFPs.


Recientemente hemos conocido la noticia del ascenso de dos altos ejecutivos del Conglomerado BBVA – Provida. Es sorprendente que AFP Provida ascienda a Joaquín Cortés desde Gerente de Inversiones de esta AFP a Presidente del Directorio. También el entonces Presidente del Directorio de AFP Provida, Joaquín Vial, ahora es “movido” al cargo de Economista Jefe del BBVA Cono Sur, dejando su puesto en Provida a Cortés. Pero lo más sorprendente es que estos ascensos vienen después del negligente actuar en el manejo de los fondos de pensiones de los afiliados (responsabilidad fideicomisaria) de AFP Provida.

El caso La Polar y sus múltiples aristas ha generado una Comisión en el Congreso para dilucidar responsabilidades regulatorias (Banco Central y SBIF aún se tiran la pelota, y la SVS y la SAFP está claro que actuaron a destiempo). En su investigación, la SAFP alude a los precarios Departamentos de Estudios de las AFPs y que a futuro deberán contar con la información de la toma de decisiones en tiempo real de las inversiones para reducir los riesgos indebidos a los pensionados. O sea para minimizar fraudes.

[cita]Aunque la regulación es estricta en el papel, las denominadas “murallas chinas” protectoras (separación entre banca y AFP) son perforadas y pasan a ser un “cuento chino”.[/cita]

Nadie duda de la excelente calidad profesional y humana de los ejecutivos mencionados. Pero los hechos generan aristas que es necesario sopesar, especialmente para la transparencia pública que debe existir en el mercado de valores y financiero en general. Y especialmente para los pensionados, que nada pudieron hacer para defenderse.

Así ambos ejecutivos están directamente o indirectamente relacionados en el caso La Polar, donde los bonos corporativos emitidos por esta empresa fueron comprados entre otros, por la AFP Provida, lo cual no es excepcionalmente distinto a los otros entes financieros. Pero ciertamente la Polar no tenía como única función  – claro está – pagar exclusivamente los créditos que tenía con el BBVA en el período enero-marzo 2011, además de no pagar los créditos que tenía con los otros bancos de la plaza en el mismo lapso. En consecuencia, el total de caída de pasivos bancarios de La Polar entre diciembre de 2010 y marzo de 2011 lo explica solamente la disminución de la deuda de corto plazo con el BBVA por casi 38.000 millones de pesos (82 millones de dólares). En la mayoría de los casos la deuda bancaria de corto plazo de La Polar se renovó con otras instituciones financieras, excepto con el BBVA, lo cual significa que se diluyó el pago a los otros acreedores bancarios. En jerga financiera, un brutal costo de agencia de la deuda, pero favoreciendo la AFP Provida a su coligado bancario. En este período La Polar emitió bonos por más de 200 millones de dólares, de los cuales casi 60 millones de dólares compra Provida, quedando con caja para pagar la deuda bancaria con el BBVA. Provida mantenía a enero de 2011 la mayor exposición a los bonos de La Polar con US$ 122 millones, seguido de Cuprum, con US$ 107 millones, y Habitat, con US$ 88 millones (FECU de marzo de 2011, página 41) http://www.lapolar.cl/img/corporativo/fecus/fecu_1T_2011.pdf

El origen de todo esto subyace en la propiedad cruzada entre AFP y Banca, lo que posibilita las condiciones de traspaso de riesgo hacia las unidades de negocios que menos impactan al conglomerado financiero como un todo. Aunque la regulación es estricta en el papel, las denominadas “murallas chinas” protectoras (separación entre banca y AFP) son perforadas y pasan a ser un “cuento chino”. Un probable default en los créditos bancarios de La Polar (la exposición bancaria era de 300 millones de dólares) o un alargamiento en los pagos (la situación de no viabilidad de la empresa era clara en marzo 2011) impactaría más negativamente al negocio bancario en sus resultados (a través de las provisiones), que un menor valor en acciones y bonos porque en este último caso se traspasa el riesgo a los pensionados. El resto de la banca si tuvo que provisionar por probables pérdidas en su exposición a La Polar, no así el BBVA por este concepto.

Así, dadas las nuevas tasas de riesgos para valorar el paquete completo de bonos, la pérdida para los pensionados chilenos es colosal. Los bonos de La Polar en manos de las ingenuas AFPs, que en valores de mercado ascendían a 600 millones de dólares pre-escándalo, pasan a valer ahora aproximadamente 180 millones de dólares, es decir una caída del 70% sólo en bonos. A lo que se debe sumar la exposición accionaria de las AFPs, las que poseían el 24% del valor bursátil de la multitienda. La acción de La Polar se transaba en la época feliz a 2.330 pesos, y se ha terminado transando casi a 328 pesos antes de la suspensión de estas, luego de conocerse el estudio que en 10 años esta empresa era tan mala que nunca obtuvo utilidades, excepto que las obtenía engañando a sus clientes. En palabras de un alto ejecutivo de AFP: “Un análisis crediticio más riguroso de la calidad de las empresas no lo posibilita el actual nivel de comisiones; estas deberían ser más altas para tener un análisis de alta calidad de las empresas”.

Parece un mal chiste para los pensionados: ahora Cortés es ascendido a Presidente del Directorio de AFP Provida y a Vial lo postulan a Consejero del Banco Central. En cualquier empresa, los despiden, o no los ascienden. Se ha hecho un gran daño al sistema financiero y a los fondos de pensiones con la falta de rigor analítico en las inversiones de las AFPs.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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