Hace justo un mes, cuando se hizo público el proyecto de ley de presupuesto presentado por el gobierno ante el Congreso, publiqué una entrada sobre el fin del Programa 070106 del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo (“Fortalecimiento de la Estrategia Digital de Chile”), que entregaba recursos a la Secretaría Ejecutiva de la Estrategia Digital. Me parecía una señal que debía relevarse, más en el plano simbólico que en el de los recursos reales que dejarán de dedicarse al tema. Nunca fue un programa que manejara grandes presupuestos y parte de sus fondos ya habían sido traspasados este año al Ministerio Secretaría General de la Presidencia para reformular y potenciar el desarrollo de gobierno electrónico (que sí se mantendrá el 2012). Pero era un programa orientado a definir la mirada estratégica del Estado en el ámbito, coordinando a todos los actores (públicos y privados) y diseñando planes en todos los frentes del desarrollo digital del país (uno de los cuales es el gobierno electrónico, pero no el único).
Dicen que la curiosidad mató al gato, por lo que, haciendo uso de la Ley sobre Transparencia y Acceso a la Información Pública, envié una consulta al Ministerio de Economía, solicitando recibir en formato digital “todos los informes y resoluciones que fundamentaron la cancelación del programa 070106”. El miércoles pasado me llegó el mail con la respuesta, un oficio firmado por el subsecretario (s) de Economía y Empresas de Menor Tamaño, Eduardo Escalona, y que pueden revisar en detalle al pie de esta entrada.
Les hago el resumen. El Programa Multifase de Fortalecimiento de la Estrategia Digital en Chile tuvo en su origen financiamiento a través de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con un presupuesto total de US$ 18.9 millones, de los cuales US$ 12.8 fueron un aporte del BID y el resto aporte del Estado de Chile. Indica la respuesta del Subsecretario que este programa concluyó en enero de 2011 y que el gobierno tomó la decisión de traspasar el componente de gobierno electrónico a la Segpres. Como antecedente adicional, se indica que se destinarán recursos el 2012 ($ 450 millones) en el presupuesto de la Subsecretaría para apoyar “las políticas de la Estrategia Digital en Chile”, aunque no se informa en que se invertirán esos fondos. Por último, se anexa copia del oficio que formaliza ante el Ministerio de Hacienda el traspaso del componente de gobierno electrónico y la ficha de definiciones estratégicas 2012-2014 de éste.
Por lo tanto, de la respuesta se desprende que el único fundamento en la decisión de cerrar el programa fue que se terminó el financiamiento del BID. Si el programa a cargo de coordinar como se define, ejecuta y sostiene el proceso que define las políticas públicas que permitan a Chile insertarse en la Sociedad de la Información se cierra por esa razón, estamos mal, muy mal. Y los estamos por dos razones, principalmente.
La primera. El crédito del BID –como bien indica el nombre formal- era “multifase”, siguiendo una lógica del Banco que permite acceder a nuevos financiamiento previa evaluación de las etapas anteriores. Lo que se cerró en enero fue su primera fase, pero desde hacía varios años se habían iniciado ya las conversaciones para entrar en la fase dos, con nuevos recursos del Banco. Estas gestiones estaban bien encaminadas, sobre la base de la buena evaluación que el BID tenía de lo realizado en la primera fase.
Y la segunda razón, sin duda la más compleja, es que el gobierno cuyo presidente prometió en su campaña liderar la revolución digital de Chile, le quitó toda la prioridad política a la estrategia digital. De hecho, no deja de ser un triste guiño que la respuesta ante la consulta haya llegado de un ministerio que estaba destinado a convertirse en el Ministerio de Innovación, Emprendimiento y Desarrollo, pero que ahora se limita a informar –en lo central- que la mayor parte de los recursos han sido traspasados a otro ministerio. Por lo demás, si la “revolución digital” dependía de un crédito del BID que el Estado de Chile decidió no llevar a una nueva fase, más bien recuerda en su espíritu a la acotada reforma agraria impulsada por el gobierno de Jorge Alessandri, que por su escaso impacto en la redistribución de la riqueza en el campo chileno fue conocida como “la reforma del macetero”.
Mientras esto ocurre, la clase política nacional, los medios de comunicación, la ciudadanía en general y la empresa privada, siguen enfrascados en resolver problemas sin duda más urgentes, pero sin hacerse la pregunta sobre cómo puede la tecnología contribuir a encontrar las respuestas para las preguntas que definen el país que queremos para el siglo XXI. La estrategia digital no es un tema de hardware, software y conectividad, es una manera de enfocar lo que vamos a entender por democracia, ciudadanía y desarrollo equitativo, inclusivo y sustentable en un mundo hiperconectado.
* Entrada publicada originalmente en elquintopoder.cl