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La deuda energética chilena

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Fernando Allendes
Por : Fernando Allendes Presidente de la Asociación Chilena de Energía Geotérmica (Achegeo A.G.)
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Chile cuenta con un tremendo potencial geotérmico puesto que el territorio está ubicado en el cordón de fuego del Pacífico, concentrando alrededor del 15% de los volcanes activos del mundo. Expertos sostienen que nuestro país tiene un potencial de generación eléctrica más de 3 mil MW y que podría, incluso, llegar hasta los 16 mil MW.


El incremento de la huella de carbono, la creciente demanda energética de la gran industria – en particular la gran minería – y el evidente aumento de las exigencias de la población de un país en vías de desarrollo nos obligan a revisar nuestra estrategia energética. Claramente necesitaremos más energía, pero como un país que al mismo tiempo está desarrollándose en el más amplio sentido, debemos ser muy cuidadosos con qué medios damos respuesta a esa mayor necesidad energética. Condiciones requeridas, entonces, en esta estrategia es el poder generar electricidad a partir de fuentes amigables, económicas y estables.

Aquí se nos complica el panorama. Cuando analizamos una a una las fuentes posibles para generación eléctrica, nos damos cuenta que casi todas tienen lados buenos y lados malos. Unas comprometen uno o más atributos en pos de otros. Cuando buscamos que éstas sean “estables”, lo decimos generalmente desde la óptica de la seguridad de suministro, pero no debemos olvidar que el aspecto de tener un precio constante o sustentable en el tiempo también es crítico. Cuando decimos económico, estamos hablando que sea de bajo precio pero también considerando que ese precio final – que integra todos los costos de la cadena de valor, desde la generación, pasando por la transmisión y hasta la distribución – garantice una calidad de servicio requerida, en especial en relación al suministro. Y cuando todo lo anterior lo enmarcamos dentro de una política medioambiental exigente, “amigable”, nos enfrentamos al rompecabezas. ¿Hidro? ¿Nuclear? ¿Gas?  ¿Carbón? ¿Solar? ¿Eólica? ¿Biomasa? ¿Mareomotriz? ¿Geotermia?

[cita]Chile cuenta con un tremendo potencial geotérmico puesto que el territorio está ubicado en el cordón de fuego del Pacífico, concentrando alrededor del 15% de los volcanes activos del mundo. Expertos sostienen que nuestro país tiene un potencial de generación eléctrica más de 3 mil MW y que podría, incluso, llegar hasta los 16 mil MW.[/cita]

La energía geotérmica es aquella que proviene del calor natural que nuestro planeta Tierra tiene almacenada y continúa generando en su interior. Dos datos representativos, el 99% de la masa de nuestro planeta está a más de 1.000 °C y sólo el 0,1% está a menos de 100°C. El planeta Tierra es en sí un inmenso sistema calórico activo y las zonas volcánicas son las más aptas para la utilización de este recurso.

Desde hace prácticamente un siglo (1913) el ser humano ya está generando electricidad a partir de la geotermia. La generación de electricidad con energía geotérmica tiene un costo marginal extremadamente bajo y siempre está disponible al no depender de las variaciones climáticas. Además, al seguir las buenas prácticas vigentes mundialmente, como por ejemplo reinyectar los fluidos geotérmicos al reservorio desde el cual se extrajeron, el empleo de este recurso no contamina y es renovable.

Chile cuenta con un tremendo potencial geotérmico puesto que el territorio está ubicado en el cordón de fuego del Pacífico, concentrando alrededor del 15% de los volcanes activos del mundo. Expertos sostienen que nuestro país tiene un potencial de generación eléctrica más de 3 mil MW y que podría, incluso, llegar hasta los 16 mil MW.

En conclusión, la geotermia es un camino. Puede contribuir significativamente a resolver el dilema en el que nos encontramos.

Si bien en el año 2000 se promulgó la ley de Concesiones Geotérmicas (19.657), a la fecha todavía no existe generación eléctrica con este tipo de fuente de energía en el país. Esto nos dice que algo no ha caminado bien. El Estado lo sabe y la industria nacional e internacional relacionada también lo sabe. Si bien es cierto el paso que se dio en ese año fue importante, los resultados han demostrado su insuficiencia. Chile necesita ahora, más que nunca, una voluntad política firme que se cristalice en una ley geotérmica moderna e innovadora, así como en acciones e iniciativas rápidas, por parte del ejecutivo, focalizadas en promover las inversiones en este sector. Se está frente a una gran oportunidad y, hoy, existen condiciones políticas, económicas y medioambientales apropiadas para avanzar.

Mientras antes más generaciones nos lo agradecerán.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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