Mi clave para entrar a emol.cl…(El Mercurio) luego de poner el RUT, es: mientexx y para la Tercera es…tambiénxx. Fácil de recordar y mantiene la lógica. La misma con la que abordan el tema energético desde hace décadas estos medios. No debemos olvidar que continúan hablando de cuando en vez de las bondades de la opción nuclear, claro que con menos ímpetu después de Fukushima. O insisten en que las renovables son más caras pese a que planes y propuestas de energía en los países de la OCDE para el 2030 y 2050, las consagra como LAS alternativas junto al uso eficiente de la energía y el cambio de patrones de consumo.
Ayer, el tambiénxx titulaba: “Gobierno, lanzará amplio paquete de reformas en el sector energía”. En los hechos se trata de ajustes al sector eléctrico —que no energéticos— ante la evidencia de ineficiencias e inseguridad en el aprovisionamiento en el corto, mediano y largo plazo, las presiones de las empresas eléctricas que no conformes con sus rentabilidades y reglas de juego quieren más y, finalmente, ante la premura de un tiempo que se les está agotando para hacer de la normativa un campo intocable.
El 5° ministro de Energía en menos de dos años (será prueba de credibilidad?) y egésimo administrador de un modelo deficiente, pero rentable para unos pocos, anuncia con pompa y en tono enigmático un Plan: en los hechos se trata de medidas teleguiadas por la Sofofa y especialmente de parte de la eléctricas, repitiendo o parafraseando lo ya “sugerido” por el Comité Asesor para el Desarrollo Eléctrico (CADE), hace meses atrás.
En realidad no es un Plan, es un ajuste a la normativa heredada de la dictadura y remendada en un par de ocasiones bajo la Concertación. Aparentemente los objetivos de ese Plan serán: asegurar Hidroaysén, allanar y legitimar expropiaciones e instalación de una carretera eléctrica pública, justificar platas públicas para esa carretera que de privado tendrá los ingresos, asegurar electrones a las mineras (de dónde y cómo sea) y viabilizar la mayor cantidad de centrales a carbón mientras Chile firma protocolo o acuerdos internacionales para combatir el cambio climático. Eso es en esencia el Plan.
Primera ausencia relevante: proyecto energético que no es ambiental ni sustentable no es hoy día viable. Peor aún si se trata de megaproyectos (Hidroaysén, Castilla). Eso es así particularmente en sociedades democráticas. Y pese a las reglas de juego: los Barrancones, los Hidroaysén y antes los Alumysa, han sido o fueron rechazados por la gente y pese al apoyo de la institucionalidad. O pese a que las instituciones funcionan como les gusta afirmar a algunos. Los límites naturales de cuencas, territorios, de la calidad del aire y de uso y explotación de los de recursos naturales ha alcanzado límites insospechados y crudamente peligrosos. Una muestra: más de 30 ciudades desde la VI a la XI han sido declaradas zonas saturadas o latentes por MP2,5 con más de 4.000 muertes prematuras por año (Ministerio del Medio Ambiente, junio 2012). Responsable? La leña húmeda, en primer lugar, junto a las centrales a carbón. Alguna alusión a este tema crucial en el Plan? Cero. Calidad de vida, manejo de recursos energéticos locales y objetivos energéticos deben formar parte de un Plan. Ello no es tal.
La segunda ausencia en este pseudo Plan es Ud., yo, y la Pyme. Los responsables de la política pública —energética en particular— han dado pruebas del profundo desprecio por la opinión de la gente. Probablemente de allí deriva uno de los objetivos inconfensables (a medias) del Plan eléctrico: ponerle cerco a las reglas de juego e impedir que la gente, la calle (aquella que temen los directores de Enersis), y que ciertos políticos lúcidos (los hay) se les ocurra cambiar las reglas de juego el 2014. Las reglas del juego actuales no dan para más. Y las instituciones que las cobijan y ejecutan tampoco. Ni que decir de sus guardianes (CADE, ex ministros, consultores repetidamente entrevistados en mientexx y tambienxx). Así, el Plan desde el punto de vista social y político, contempla dos grandes objetivos: por un lado dar satisfacción a las eléctricas y de paso a COPEC, o sea complacer a las controladoras del mercado eléctrico y de derivados del petróleo (del diesel en particular), y un segundo bloque pleno de señales livianas o casi: la geotermia por aquí, unas cuantas tímidas señales relativas a las renovables por allá y recibiendo a bravos pero ingenuos ambientalistas que aún creen en el consenso con las eléctricas y los controladores de los mercados energéticos.
El modelo energético genera ineficiencias, concentración energética y de riqueza, inequidades, y es además sucio, no sólo en gases de efecto invernadero. Y además pueden pagar los medios de prensa mencionados. Sus crisis cada tanto, no me canso de decirlo, se amortiguan y no se transforman en colapso gracias a la categoría de rehén de la gente, la Pyme y el medio ambiente, haciendo de las crisis un negocio redondo para los conglomerados eléctricos. En su calidad de rehén, deben pagar y cada vez más, por tarifas y precios de combustibles sostenidamente al alza. Gracias a ello se mantiene no sólo el modelo sino que le otorga a la eléctricas y energéticas mayor presencia en el IPSA (“Esperamos más de 65% de aumento del capital flotante hasta US$ 8.000 millones, hoy es US$ 4.900 millones y adicionalmente esperamos que el peso en el IPSA aumente, desde el actual 6% a 10% después de la transacción”, dijo Hernán López, Director General, Endesa España; Diario Financiero, 2 de agosto, 2012).
Chile hace exactamente lo contrario a lo que hace el mundo desarrollado por responder a los desafíos energéticos y ambientales: acá se disminuye el presupuesto dedicado a las energías renovables y el uso eficiente, por el contrario en los países de la OCDE se aumenta pese a dificultades financieras; promueven la investigación y desarrollo como nunca en nuevas tecnologías, materiales y nuevos negocios, en donde sectores académicos, público y privado coexisten armoniosamente, teniendo en vista que las mejores y más eficientes soluciones no están en el sector energético sino en el tipo de ciudades que creamos o alentamos erigir, las viviendas que estimulamos construir y los procesos productivos que fomentamos. Nada de esto contiene el Plan. Lejos de ello. El Plan ofrece para el siglo XXI soluciones obsoletas y coherentes con visiones de desarrollo de los años 50. La demanda energética, el tipo de demanda que poseemos, sectorialmente, no es tema. ¿Cómo no establecer rigidas y precisas metas de ahorro energético a la minería que concentra más del 70% del crecimiento de la demanda eléctrica en los últimos años?
Las muestras claras de gatopardismo (cambiar algo para que nada cambie) de este pseudo Plan son claras (“Los pilares esenciales son el —sic!— mantener la política que existe»; Juan Antonio Guzmán, Presidente del CADE, entrevista en El Mostrador TV): las renovables y el uso eficiente no están realmente en la agenda, se podrá argumentar que tal o cual proyecto vio la luz, pero la verdad es que en términos reales en el presupuesto 2012 bajó en ambos casos entre un 14 y 16%. Y no se prevé urgencia para el año siguiente en esta materia según el propio gobierno; el más energía por unidad de producto, bien o servicio (PIB) se mantiene; más energía en el corto y mediano plazo se traduce en más carbón o megaproyectos no sustentables de no fomentarse medidas alternativas; el modelo y mercado concentrado se mantiene incólume basado en el más vendo más gano; el cambio al SIPCO desapareció del debate público, siendo que el impuesto a los combustibles habría podido ser una oportunidad de ejemplo de cambio.
Al parecer, así como la reforma tributaria que no estaba en la agenda de nadie, salvo de Marco, hoy la orden del día en el campo de la energía es ajustar lo que se pueda para mantener un modelo de desarrollo energético que se tambalea. Afortunadamente alternativas existen así como el convencimiento de cambiar las reglas del juego para que las verdaderas opciones puedan, a partir del 2014, concretarse. En ese contexto, dudo que conversar, buscar consenso con los responsables del modelo sea una buena y coherente señal.