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Las alcaldesas no pidieron sandía calada

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Patricia Politzer
Por : Patricia Politzer Periodista y ex Convencional Constituyente.
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Ninguna de las tres pidió una sandía calada, un área electoral donde fuera a la segura, práctica que en los últimos años se ha hecho habitual entre los candidatos de primera línea. Sólo postulan allí donde la carrera está asegurada, donde basta la foto y la sonrisa y no es necesario plantear ideas y compromisos. Las tres se jugaron el triunfo apostando al trabajo en terreno y a la participación de los vecinos.


El país ya no es el mismo. La tranquilidad del oficialismo se derrumbó el domingo antes que cayera el sol. Más allá de la alta abstención —propia del voto voluntario en democracias consolidadas— el resultado fue implacable: la oposición logró más alcaldes, más concejales, más votos, más comunas emblemáticas. Y —como nunca antes en la historia— el triunfo mayor se lo llevó un conjunto de mujeres.

El batacazo lo dieron Carolina Tohá, Josefa Errázuriz y Maya Fernández, pero las mujeres suman 41 alcaldesas y 553 concejalas, es decir, una de cada cuatro concejales. Si bien se eligieron dos alcaldesas menos que en 2008, ahora estarán a la cabeza de comunas más populosas y simbólicas. En todo caso, cabe preguntarse por qué esta vez hubo menos candidatas mujeres que hace cuatro años, en circunstancias que su comportamiento electoral no es distinto al de los hombres. Una de cada cuatro logró ser elegida, según los cálculos de Comunidad Mujer, lo que mejoró en relación con el 2008, cuando ganó una de cada cinco.

Muchas alcaldesas tienen en común una nueva mirada de la política, muchas también se impusieron al deseo de sus partidos, trabajaron con escaso apoyo, hicieron campañas épicas, fueron ninguneadas por sus adversarios y también por su propio sector.

[cita]Ninguna de las tres pidió una sandía calada, un área electoral donde fuera a la segura, práctica que en los últimos años se ha hecho habitual entre los candidatos de primera línea. Sólo postulan allí donde la carrera está asegurada, donde basta la foto y la sonrisa y no es necesario plantear ideas y compromisos. Las tres se jugaron el triunfo apostando al trabajo en terreno y a la participación de los vecinos. [/cita]

Siempre es bueno hacer memoria. Josefa Errázuriz fue la convidada de piedra a la primaria que se organizó en Providencia. Los candidatos que allí se peleaban de verdad la nominación eran el liberal Cristóbal Bellolio y el concertacionista Javier Insulza. Pero la ganadora fue la “dueña de casa” independiente. Y derrumbó al coronel pinochetista sin atenuantes, con una diferencia de votos que superó el 12 por ciento.

Carolina Tohá se embarcó en una tarea titánica. Tenía que vencer en la comuna capital, donde el alcalde en ejercicio era reconocido como una máquina electoral, capaz de estar a las seis de la mañana en el metro entregando volantes y besando a las electoras. Como en toda elección municipal, Santiago es la conquista más codiciada, y ningún gobierno se queda impávido frente a esa campaña. Laurence Golborne, el más popular de los ministros, apoyó sin disimulo y con pasión total. Carolina Tohá no recibió gran apoyo de su partido, quizás porque se la daba por imposible o quizás como castigo a sus divergencias con el sector del PPD, que encabeza el senador Guido Girardi. Al final del día, en la Plaza de Armas, frente al balcón cerrado de la municipalidad, Tohá celebró su mayoría absoluta con una bandera chilena.

La sorpresa mayor la dio una desconocida: Maya Fernández. Ni en el mejor de los sueños la oposición pensó que alguien podría derrotar al alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, elegido una y otra vez desde 1996 con suculentos porcentajes. A medida que avanzaba la noche, el recuento fue infartante, hasta que la nueva alcaldesa triunfó por 92 votos. Era una comuna que pertenecía sin la menor duda al oficialismo, y justamente por eso Fernández pudo ganar. Si hubiese existido la más mínima posibilidad de éxito, cuesta imaginar que el PS habría nominado a esta desconocida. Si bien se trata de la nieta del ex Presidente Salvador Allende, concejala de Ñuñoa, hasta la mañana del domingo Maya Fernández era una militante más a quien nadie consideraba relevante entre la dirigencia opositora. Ahora, con 32.400 votos en una comuna con historia, su futuro político cambió de manera sustancial.

Ninguna de las tres pidió una sandía calada, un área electoral donde fuera a la segura, práctica que en los últimos años se ha hecho habitual entre los candidatos de primera línea. Sólo postulan allí donde la carrera está asegurada, donde basta la foto y la sonrisa y no es necesario plantear ideas y compromisos. Las tres se jugaron el triunfo apostando al trabajo en terreno y a la participación de los vecinos.

Después de las movilizaciones sociales y del resultado del domingo, parece obvio que la participación de la ciudadanía es un factor clave en los nuevos tiempos. Pero, reitero, es bueno hacer memoria, cuando la ex Presidenta Michelle Bachelet propuso un gobierno ciudadano, la elite política la dejó jugar con la idea durante la campaña presidencial, para darla por olvidada apenas llegó a La Moneda. El “gobierno ciudadano” fue uno de los varios motivos de ninguneo y burla que debió soportar la mandataria de la dirigencia partidaria. Con la perspectiva del tiempo, no hay duda que su visión política y su sensibilidad con el entorno eran más certeras y eficaces.

Carolina Tohá, Josefa Errázuriz, Maya Fernández y varias alcaldesas más tienen el carisma, la independencia y un poder indiscutido para levantar la voz en las decisiones que vendrán. Es de esperar que esta vez la elite política no se mofará y las tomará en serio. No en vano ganaron a los pesos más pesados de la derecha.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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