En esta investigación (publicada este año en una revista internacional), donde participaron más de 80 niños de kinder de NSE medio, los resultados demostraron que los niños de kinder entrevistados, no importando su sexo (niños y niñas respondieron de igual forma), creen que los niños hombres son igualmente buenos y motivados por lenguaje y matemática, mientras que las mujeres tienen peores capacidades y motivación para matemática. Estos resultados no son triviales.
Los resultados de la prueba TIMSS han traídos buenas noticias, ha mejorado en promedio el rendimiento de los niños chilenos y se han acortado las brechas entre los niños de escuelas particulares, subvencionadas y municipales. Pero también se ha revelado una importante brecha en los resultados de ciencias y matemática entre los niños y niñas.
Para comenzar a analizar este último punto es importante aclarar que no existe ninguna investigación seria que pueda afirmar que hombres y mujeres tenemos distintas capacidades para matemática o ciencias. En otras palabras, esto significa que niños y niñas tienen potencialmente la misma capacidad de aprender y de rendir en ambas áreas.
Esto descarta una diferencia de entrada. Lo que se confirma con los mismos resultados de la prueba TIMMS en otros países, donde la diferencia a veces es la inversa, las niñas tienen mejores puntajes en matemática.
[cita]En esta investigación (publicada este año en una revista internacional), donde participaron más de 80 niños de kinder de NSE medio, los resultados demostraron que los niños de kinder entrevistados, no importando su sexo (niños y niñas respondieron de igual forma), creen que los niños hombres son igualmente buenos y motivados por lenguaje y matemática, mientras que las mujeres tienen peores capacidades y motivación para matemática. Estos resultados no son triviales.[/cita]
Entonces la pregunta se traslada a qué pasa durante el desarrollo de niñas y niños en Chile para que se presente esta brecha a favor de los niños. Al parecer la respuesta la podemos situar en un asunto cultural, donde nuestra cultura (o una de corte latinoamericano, pues otros países de Latinoamérica también presentan brechas de este tipo, como por ejemplo Colombia) lleva a niños y niñas a comportarse de distinta manera al enfrentar el estudio de las ciencias y la matemática.
En efecto, múltiples investigaciones dan cuenta de que las creencias de los niños y los profesores los predisponen a enfrentar con diferente ánimo lo que aprenden o lo que enseñan. Así, por ejemplo, un profesor que piensa que las mujeres no son buenas estudiantes en el área de matemática, inconscientemente dedica menos tiempo a explicarles a las niñas, no las desafía con ejercicios más difíciles y no dedica tiempo extra a explicarles lo que no entienden. En cambio, sí lo hace con los niños. Parte de esta evidencia se ha recogido en Chile en un estudio comisionado por el SERNAM en 2008, que mostró que profesores de ambos sexos dedicaban menos tiempo a responder preguntas de las niñas en matemática y que en general les dedicaban menor atención.
El otro lado de la moneda es conocer cuáles son las creencias de los mismos niños sobre el asunto. Ya sabemos que nuestras creencias guían nuestras conductas, de forma que si un niño cree que la matemática no es para él, que no es bueno para esta materia o que no la necesita, no dedicará tiempo y esfuerzo para aprenderla. No existen investigaciones publicadas sobre datos chilenos en esta área, a excepción de una donde la presente autora y una académica de la PUC (Katherine Strasser de la Escuela de Psicología) preguntamos a niños de kinder acerca de sus creencias sobre el género y las habilidades académicas.
En esta investigación (publicada este año en una revista internacional), donde participaron más de 80 niños de kinder de NSE medio, los resultados demostraron que los niños de kinder entrevistados, no importando su sexo (niños y niñas respondieron de igual forma), creen que los niños hombres son igualmente buenos y motivados por lenguaje y matemática, mientras que las mujeres tienen peores capacidades y motivación para matemática. Estos resultados no son triviales. Si ya en kinder los niños tienen instalada esta creencia, no es difícil suponer que comiencen su vida escolar con una diferente disposición, determinada por su género, para estudiar y para esforzarse en matemática.
Los sospechosos habituales para la transmisión de estas creencias pueden ser los medios de comunicación, que muestran constantemente patrones culturales sexistas, las familias y la sociedad en general. Estos son las factores en los que tenemos que trabajar para aspirar a una sociedad más igualitaria, donde hombres y mujeres (niños y niñas) tengan iguales oportunidades de aprender, de insertarse en el mundo laboral, similares salarios y alternativas de vida.