A propósito de la acusación constitucional que la oposición unida presentó contra el ministro de Educación, Harald Beyer, volvió al recuerdo de muchos la presentación que la derecha hizo en 2008 en contra de la entonces ministra Yasna Provoste.
Hagamos historia. El libelo en esa oportunidad constaba de cinco capítulos, del cual el Senado sólo aprobó uno, el que cuestionaba que la ex secretaria de Estado no hubiese corregido irregularidades ocurridas al interior de la Secretaría Regional Ministerial Metropolitana, por el pago de subvenciones escolares. Los otros cuatro capítulos de la acusación fueron rechazados y pretendían destituirla por no aplicar sanciones contra irregularidades en Ley de Subvenciones; no destitución del seremi metropolitano Alejandro Traverso; ignorar las auditorías de la Contraloría por entregar información incompleta a la opinión pública y a la Cámara de Diputados.
La ex ministra Provoste apuntó al entonces senador Andrés Allamand como uno de los precursores de su destitución, argumentando que tiempo más tarde el actual candidato presidencial de RN confirmaría en el libro “El Desalojo”, que la derecha buscaba, con esa acción, llegar al poder, constituir mayoría parlamentaria y debilitar de paso posturas más radicales en la Concertación. Provoste no pudo ejercer cargos públicos por cinco años, en instantes en que pretendía aspirar a un escaño en el Senado.
[cita]La derecha evita recordar ese episodio y olvida que ex y actuales ministros que están en el gobierno alzaron sus voces para condenar a esa ministra de Estado. Por el contrario, hoy rasgan vestiduras, cierran filas y levantan escudos de protección para Beyer, argumentando que en los gobiernos de la Concertación no se hizo nada para enfrentar el lucro, pero olvidan que durante el gobierno de la Presidenta Bachelet se iniciaron los primeros esfuerzos por enfrentar el tema.[/cita]
La derecha evita recordar ese episodio y olvida que ex y actuales ministros que están en el gobierno alzaron sus voces para condenar a esa ministra de Estado. Por el contrario, hoy rasgan vestiduras, cierran filas y levantan escudos de protección para Beyer, argumentando que en los gobiernos de la Concertación no se hizo nada para enfrentar el lucro, pero olvidan que durante el gobierno de la Presidenta Bachelet se iniciaron los primeros esfuerzos por enfrentar el tema, cuando el entonces ministro Zilic, encabezó reuniones con los rectores de los planteles privados instando a que el sistema de educación superior debía transparentarse y ponerse dentro del marco de la ley. Luego Provoste asumiría como ministra de Educación y la entonces oposición la destituyó con la misma herramienta política que hoy tanto cuestionan.
Convengamos que Beyer, tuvo una actitud tardía y reactiva frente al tema. Había denuncias concretas como reveló el diario electrónico El Mostrador, que el secretario de Estado prefirió omitir y no actuar ante las presunciones de existencia de lucro, como también desestimar el informe que la propia comisión investigadora de la Cámara de Diputados presentó en 2012.
Convengamos también que los problemas que enfrenta la educación no son de ayer ni de hoy, se arrastran por mucho tiempo; tampoco quienes en esos años eran diputados o senadores opositores tuvieron la decisión de fiscalizar. Dejemos de lado los complejos. Tuvimos temor de asumir la democracia por miedo a un golpe militar; luego al poder de la derecha económica y ahora nos cuestionamos lo que hicimos mal o no hicimos. Así no se puede dirigir un país de manera sana y sólida. La falta de convicciones se nos está revelando en su más incómoda expresión.