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Por qué Velasco importa

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César Hidalgo
Por : César Hidalgo Director del grupo Macro Connections en el MIT Media Lab. También es facultativo asociado del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard.
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Andrés viene de un mundo donde si uno no piensa sobre las consecuencias de una posición política con cuidado, tus colegas te comen vivo, no porque estén en contra tuyo, sino porque están a favor del pensamiento riguroso. Es por esto que él ha internalizado una visión del mundo donde las preguntas de política se evalúan caso a caso, y no a través del alineamiento con bloques ideológicos preestablecidos a sabiendas de que la gente tiene conexiones emocionales con cada uno de ellos.


Para entender por qué la candidatura de Velasco importa, tenemos que olvidarnos de Andrés por un momento, tenemos que diferenciar entre el candidato y lo que la candidatura de una persona como ésta representa para Chile.

Si nos olvidamos de Andrés por un momento, entenderemos que esta candidatura tiene un significado simbólico que va mas allá que la identidad de Andrés Velasco. Esta candidatura representa la candidatura de un candidato que no se engendró en la endogamia política de Santiago y Valparaíso, sino que en un ambiente distinto. Es la candidatura de un candidato que “viene de afuera”, tanto física como mentalmente, y representa por ende la posibilidad de que personas que han cosechado éxitos en el extranjero vuelvan a Chile a renovar el plantel político existente.

Ciertamente, confieso que conozco a Andrés personalmente, no mucho, y más que nada en el contexto de la academia internacional. Sé muy bien que es muy respetado por otros académicos, y lo he visto impartir clases a funcionarios públicos de alto nivel en el pasado. La intención de esta columna, sin embargo, no es resaltar las cualidades intelectuales y humanas de este candidato, sino que destacar la peculiaridad que su candidatura representa en Chile, y la importancia de estas peculiaridades para el desarrollo de la clase política chilena.

[cita]Andrés viene de un mundo donde si uno no piensa sobre las consecuencias de una posición política con cuidado, tus colegas te comen vivo, no porque estén en contra tuyo, sino porque están a favor del pensamiento riguroso. Es por esto que él ha internalizado una visión del mundo donde las preguntas de política se evalúan caso a caso, y no a través del alineamiento con bloques ideológicos preestablecidos a sabiendas de que la gente tiene conexiones emocionales con cada uno de ellos.[/cita]

Una de estas caracteríticas es el estilo de política de Andrés, el cual es muy distinto al de los candidatos a los que estamos acostumbrados. Si han visto a Andrés en una entrevista se darán cuenta que no tiene problemas en estar en acuerdo, o desacuerdo, con ideas planteadas tanto por la derecha o la izquierda. De hecho, es un tipo que discute ideas punto a punto, y evalúa las consecuencias de las propuestas de política a través de un filtro intelectual, distinto al filtro emocional partidista que estamos acostumbrados a escuchar.

Este estilo choca en Chile, porque se puede interpretar como una señal que Andrés no es ni de derecha ni de izquierda. Para el elector emocional, que discute de política igual que discute de fútbol, Andrés es difícil de clasificar. Es un tipo que no se define de izquierda usando el clásico recurso de menospreciar todas las propuestas de política que vienen de la derecha, sino que a través de una agenda más liberal, en la cual apoya, entre otras cosas, la descriminalización de la marihuana y los derechos de las personas de una forma que es independiente a su orientación sexual.

Andrés se define a través de un vector de políticas que él ha pensado, discutido y estudiado de manera cuidadosa, y prefiere argumentar caso a caso. El está acostumbrado a pensar así porque en la academia de alto nivel, donde él pasó gran parte de su vida, las contribuciones a una disciplina no están determinadas por concursos de popularidad en los cuales apelar a las emociones de los electores es la estrategia ganadora —para el candidato, pero no para el pueblo. Andrés viene de un mundo donde si uno no piensa sobre las consecuencias de una posición política con cuidado, tus colegas te comen vivo, no porque estén en contra tuyo, sino porque están a favor del pensamiento riguroso. Es por esto que él ha internalizado una visión del mundo donde las preguntas de política se evalúan caso a caso, y no a través del alineamiento con bloques ideológicos preestablecidos a sabiendas de que la gente tiene conexiones emocionales con cada uno de ellos.

Estas son algunas de las razones por las cuales la candidatura de Andrés importa. La candidatura representa una candidatura de procedencia distinta, tanto intelectual como histórica. De hecho, la candidatura es tan distinta, que la distinción que más importa va mas allá de lo distinto que es Andrés.

La candidatura de Andrés representa la posibilidad de que personas que han hecho contribuciones importantes fuera de Chile puedan entrar al plantel político chileno. La candidatura de Andrés representa la posibilidad de tener políticos que piensan en políticas públicas caso a caso, y no a través de filtros emocionales que buscan tocar la “fibra” de los que ya están convencidos de su bloque político. La candidatura representa la posibilidad de tener en Chile campañas electorales donde decirle a un opositor que una de sus ideas es buena no es tabú. La candidatura abre la posibilidad de tener campañas que no estén limitadas a ataques personales y emocionales. Campañas donde podamos reflexionar sobre ideas y sus consecuencias desde una perspectiva independiente a la de los partidos. Tomar la candidatura de Andrés en serio, es tomar la política en serio, porque implica pensar en lo que el propone y no simplificar la decisión de votar a los prejuicios políticos que se tengan de un partido —esa gente que vota por un candidato de un bloque, por la inercia de siempre haber votado por ese bloque.

Andrés representa querer tener un mejor debate político, que sea más inclusivo, y que respete la incorporación de personas que se han desarrollado en círculos distintos a las camarillas de la política nacional. Me encantaría verlo discutir en debates con los otros candidatos sobre temas importantes, y espero eso sea algo que ocurra dentro de los próximos meses.

Si no tomamos la candidatura de Velasco en serio, le estamos diciendo a futuras personas con características similares a él, que no las queremos en la política chilena. Si no tomamos la candidatura de Velasco en serio, estamos diciendo que en Chile nos gusta que las conversaciones de política sean iguales a las discusiones que tenemos sobre el Colo y la Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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