Todo esto resulta aún más irritante cuando la Presidenta de aquel entonces y su ministro de Hacienda, corren ahora como precandidatos. No recuerdo haber escuchado a ninguno de ellos alusión alguna a los derechos laborales, a las condiciones de trabajo, a los sueldos, a los sindicatos, a las largas jornadas de trabajo, a la inestabilidad laboral, en fin, a todo lo que ocurre en la selva en que vive la inmensa mayoría de quienes deben trabajar para vivir.
Ahora que las propuestas de tantos candidatos son ampliamente difundidas, y escuchamos por fin hablar de sentidas demandas tan postergadas, como enfrentar el lucro de las AFP, aumentar los impuestos que pagan los ricos, hacer de la educación pública y gratuita una prioridad, e incluso cambiar la Constitución, se echa en falta uno de los temas probablemente más postergados de nuestra larga transición democrática: los trabajadores y sus derechos.
Que los precandidatos oficialistas no hablen de derechos laborales sino de empleo, no es una novedad para quienes nos hemos acostumbrados a escuchar de nuestras autoridades que lo importante es tener un trabajo, sin importar si te alcanza para vivir o si te permite prosperar en la vida. Lo que realmente debiera llamar la atención, es el empecinado silencio que los precandidatos de la Concertación le dedican a temas como el ingreso mínimo, la subcontratación laboral, la negociación colectiva y el derecho de huelga.
[cita]Todo esto resulta aún más irritante cuando la Presidenta de aquel entonces y su ministro de Hacienda, corren ahora como precandidatos. No recuerdo haber escuchado a ninguno de ellos alusión alguna a los derechos laborales, a las condiciones de trabajo, a los sueldos, a los sindicatos, a las largas jornadas de trabajo, a la inestabilidad laboral, en fin, a todo lo que ocurre en la selva en que vive la inmensa mayoría de quienes deben trabajar para vivir.[/cita]
Más aún, cuando el último gobierno de la Concertación fue el único de todos ellos que no presentó un proyecto de reforma laboral para corregir los nudos pinochetistas del Código del Trabajo. Fue durante esa administración que Codelco se negó a cumplir con lo resuelto por la Dirección del Trabajo, en orden a internalizar a miles de trabajadores contratistas que ilegalmente se desempeñaban en forma permanente para la estatal. Fue durante esa administración que una ministra del Trabajo pidió públicamente a quienes estuvieran desempleados, que no salieran a buscar trabajo porque de esa forma aumentarían los índices de desempleo. Fue esa administración la que decidió llamar a una comisión de expertos para que propusieran una reforma laboral, en vez de enviar directamente un proyecto de ley realmente reformador al Congreso Nacional, pese a que el gobierno tenía mayoría en ambas cámaras y los temas laborales son de quórum simple, o sea, no se requiere cambiar la Constitución para lograr su aprobación. En fin. La deuda es inmensa y las explicaciones brillan por su ausencia.
Todo esto resulta aún más irritante cuando la Presidenta de aquel entonces y su ministro de Hacienda, corren ahora como precandidatos. No recuerdo haber escuchado a ninguno de ellos alusión alguna a los derechos laborales, a las condiciones de trabajo, a los sueldos, a los sindicatos, a las largas jornadas de trabajo, a la inestabilidad laboral, en fin, a todo lo que ocurre en la selva en que vive la inmensa mayoría de quienes deben trabajar para vivir. En cambio, sí les he escuchado hablar de crecimiento, productividad, innovación, competitividad, como si a todos nos preocupara más el rendimiento empresarial que subir los salarios. ¿Pero por qué les va a importar a los trabajadores el crecimiento económico si con eso no suben sus sueldos? ¿Qué importa aumentar la productividad si las ganancias se las va a llevar la empresa y no los que trabajan para ella?
¿Qué te pasó Michelle, que nunca enviaste la reforma laboral? Aún no empezaba la crisis económica de 2009, ibas por tu tercer año de gobierno y nunca la enviaste, pese a tener mayoría en ambas cámaras ¿Por qué en tus discursos nunca le hablas a los trabajadores? ¿Por qué nunca pronuncias la palabra “sindicato”, ni la palabra “retribución justa” que, dicho sea de paso, está en la Constitución? ¿Qué piensas del ingreso mínimo mensual que va a proponer el gobierno? ¿Es poco, es mucho, es adecuado? ¿Qué vamos a hacer con los bajos salarios generalizados, Michelle, que el país crece y crece y los salarios de la inmensa mayoría no cambian? ¿Eso te preocupa? ¿Habrá un nuevo trato para los trabajadores en un eventual gobierno tuyo? ¿Vas a presentar una verdadera reforma laboral, sí o no?