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El creditazo Bachelet

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Teresa Marinovic
Por : Teresa Marinovic Licenciada en Filosofía.
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Aumentar el Estado es, necesariamente, aumentar la cantidad de recursos que administra y, en esa misma medida, aumentar las posibilidades de que el poder político no tenga, como en Argentina, ni el más mínimo contrapeso.


Razones de peso para hacer cuestión por el crédito que Bachelet pidió al Banco Estado, no hay. El préstamo bancario es uno de los mecanismos que los candidatos usan para financiar sus campañas y, hasta cierto punto, es una forma de conseguir recursos mucho menos comprometedora que las donaciones que se reciben de parte de los privados.

Por otra parte, el hecho de que a la susodicha no se le pidieran garantías contra ese préstamo tampoco parece del todo arbitrario: Bachelet tiene altas probabilidades de ganar la próxima elección y esas probabilidades operan, en términos fácticos, como aval suyo.

No pedir respaldo para el otorgamiento de un crédito por cinco millones de dólares, entregar ese mismo monto en una sola cuota y en un plazo de cuatro días es, no obstante todo lo anterior, un acto de confianza personal… perfectamente legítimo para un privado cuando lo hace con recursos propios, y discutible para un funcionario público que administra bienes ajenos.

[cita]Aumentar el Estado es, necesariamente, aumentar la cantidad de recursos que administra y, en esa misma medida, aumentar las posibilidades de que el poder político no tenga, como en Argentina, ni el más mínimo contrapeso.[/cita]

Una institución estatal debe ser particularmente cuidadosa en lo que a la igualdad ante la ley se refiere y, desde ese punto de vista, tiene un margen mucho menor a la discrecionalidad de la que puede tener cualquier otra institución.

Aún así, el episodio me parece poco relevante, salvo porque demuestra, una vez más, que ni las instituciones del Estado ni los funcionarios públicos son ajenos a los vicios que puede tener cualquier otra institución o persona, con el agravante de que el amiguismo y la irresponsabilidad suelen aumentar cuando de dineros ajenos se trata.

Este pesimismo esencial respecto de la naturaleza humana es la que justifica la sospecha de quienes somos de derecha, cuando surgen propuestas tendientes a ampliar las atribuciones o, mejor aún, las funciones del Estado. La izquierda, en cambio, tiende a pensar (no se sabe muy bien por qué), que lo que es estatal ofrece garantías de pureza cuasi celestial, y la evidencia de los hechos parece no amenazar en lo más mínimo esta íntima convicción suya.

Aumentar el Estado es, necesariamente, aumentar la cantidad de recursos que administra y, en esa misma medida, aumentar las posibilidades de que el poder político no tenga, como en Argentina, ni el más mínimo contrapeso.

Razones de peso para hacer cuestión del crédito que Bachelet pidió a Banco Estado, no hay. Razones para cuestionar la omnipresencia del Estado, en cambio, sobran…

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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