No bastará con duplicar el sueldo para identificar con precisión qué es lo que hay que hacer en las escuelas de nuestro país, un buen sueldo no es garantía de nada y habrá que tener cuidado para que no se transforme en el único estímulo para optar por trabajar en colegios denominados vulnerables.
*Mariela Norambuena Carrasco es Docente de la Escuela Educación Diferencial de la Universidad Central
El gobierno propone duplicar los sueldos a buenos profesores que opten por colegios vulnerables, sería interesante saber qué entiende el gobierno por buenos profesores, qué criterios aplicará para determinar si un profesor es mejor que otro, en un contexto donde por lo general el mejor profesor es aquel que obtiene buenos resultados en diferentes mediciones.
Los buenos profesores además de expertos en su disciplina, son hombres y mujeres con un bagaje cultural, emocional que los determina en su hacer, en su saber, en su idea de sociedad que se plasma por cierto, en el cómo generan espacios de aprendizaje.
La profesión de educador exige primero preparación pedagógica, luego conocimiento científico de la materia que quiere enseñar, lo que implica conocer la realidad en profundidad para transformarla.
[cita]No bastará con duplicar el sueldo para identificar con precisión qué es lo que hay que hacer en las escuelas de nuestro país, un buen sueldo no es garantía de nada y habrá que tener cuidado para que no se transforme en el único estímulo para optar por trabajar en colegios denominados vulnerables.[/cita]
Por lo tanto no bastará con duplicar el sueldo para identificar con precisión qué es lo que hay que hacer en las escuelas de nuestro país, un buen sueldo no es garantía de nada y habrá que tener cuidado para que no se transforme en el único estímulo para optar por trabajar en colegios denominados vulnerables.
Será necesario considerar que la calidad de la educación pasa, entre otras cosas, por ser pertinente y relevante para los estudiantes y en ese sentido, la implementación en colegios, de planes y programas de estudios emanados por el ministerio casi como una biblia, deja en muchos casos de ser lo suficientemente relevante para quienes aprenden y por qué no decirlo, para los que enseñan. La discusión necesariamente pasa por qué vamos a entender por ser un “buen profesor”.