Si queremos incorporar a los chilenos que residen afuera como ciudadanos en igualdad de condiciones, es necesario abrirse a la implementación no sólo de herramientas de sufragio, sino también de expresión, participación y comunicación.
El derecho a voto de los chilenos que viven en el exterior fue uno de los temas que irrumpió en las últimas elecciones presidenciales. Esta demanda, que lleva años de discusión en el Parlamento, se posicionó como nunca antes en la agenda mediática y política nacional.
Este fue uno de los logros de la votación presidencial simbólica “Todos somos chilenos”, organizada para los chilenos en el extranjero por Voto Ciudadano y la Fundación Democracia y Desarrollo, con el soporte tecnológico de INRIA Chile.
La iniciativa tenía tres objetivos principales: poner el tema en la agenda, demostrar que es factible implementar un sistema de votación seguro, confiable y efectivo, y generar una comunicación masiva con los chilenos en el exterior.
Los resultados saltan a la vista: votaron casi 15 mil chilenos desde 110 países, hubo una intensa cobertura de prensa en medios nacionales y extranjeros, 8 de los 9 candidatos presidenciales, así como parlamentarios de todas tendencias políticas, apoyaron la iniciativa y, en las redes sociales, más de 250 activistas digitales voluntarios y diversas personalidades nacionales se sumaron a la campaña.
[cita]Si queremos incorporar a los chilenos que residen afuera como ciudadanos en igualdad de condiciones, es necesario abrirse a la implementación no sólo de herramientas de sufragio, sino también de expresión, participación y comunicación.[/cita]
Por su parte, la plataforma electrónica, diseñada especialmente para esta votación, funcionó de manera impecable, garantizando el anonimato y el voto único y desde el exterior, y coordinando en todo momento el proceso con la información del Registro Civil y del SERVEL.
Así, no sólo se manifestó la voluntad política de prácticamente todos los sectores por implementar el voto exterior, sino que además se despejaron las dudas respecto de la factibilidad de llevar a cabo un proceso eleccionario serio y coordinado en todo el mundo, como lo señaló a las tres instituciones organizadoras el Presidente del Servel, Patricio Santa María, en la reunión sostenida recientemente.
Se trata de un hecho inédito, organizado desde el interior, masivo, donde efectivamente logramos conectar a los chilenos que viven en todo el planeta.
Sin embargo, hecho el análisis positivo de estos resultados, esta votación simbólica plantea también desafíos de otro tipo. Porque el proceso no se remitió sólo al voto. Hubo una comunicación permanente con miles de chilenos, hubo debate, en el que participaron ciudadanos dentro y fuera del país, hubo toma de posiciones y propuestas, hubo análisis y planteamientos de las organizaciones de chilenos en el exterior; y hubo comunicación, también a nivel personal, con miles de ellos, que agradecieron la oportunidad de sentirse parte, aunque fuera simbólicamente. Es decir, se generó un proceso de participación democrática, ciudadana, que fue mucho más allá del mero sufragio, estableciendo un puente directo con más de 8 mil chilenos, que desde todo el mundo manifestaron su interés en seguir conectados.
Entonces, la pregunta es si, de cara a una nueva forma de hacer política más participativa, que la ciudadanía exige y la que prácticamente todos consideran necesaria, estamos dispuestos a abrir el debate no sólo respecto del voto de estos ciudadanos, sino también de su incorporación a la discusión y vida del país.
Si se aprueba el voto exterior, ¿cómo los incentivamos a votar?, ¿cómo los hacemos partícipes de los problemas y debates que existen en el país?, ¿cómo les explicamos los procedimientos legales relacionados con su ciudadanía? Y, más aún, ¿cómo abrimos espacios para que puedan aportar con su conocimiento y experiencia? ¿Y cómo los transformamos en puentes que nos acerquen a otros pueblos y naciones, que potencien nuestra integración al mundo, también desde una perspectiva ciudadana?
En estos días se debate acerca de si la Reforma Constitucional aprobada en el Senado es lo que se requiere para concretar el sufragio exterior. Numerosas organizaciones de chilenos en el extranjero son contrarias a este cuerpo legal y quieren que el debate se abra y se escuche la opinión de los directamente afectados.
Si de verdad queremos incorporar a los chilenos que residen afuera, como ciudadanos en igualdad de condiciones, es necesario abrirse a la implementación no sólo de herramientas de sufragio, sino también de expresión, participación y comunicación. Y escuchar, discutir y ver cómo ellos se transforman en un aporte real a nuestro desarrollo.
Como muy bien señaló el Presidente del Servel, al analizar esta experiencia de voto electrónico: “Lo realmente moderno es la mayor participación”.
Creemos que ha llegado el momento.