Las estadísticas publicadas el pasado viernes 28 de febrero revelan la creación de 990 mil empleos en 45 meses, pero, al mismo tiempo, los microdatos dan cuenta de una persistencia en indicadores de precariedad laboral dura, tales como: alta incidencia de subcontratación, subempleo y otras formas de inserción endebles.
El pasado viernes 28 de febrero se publicaron las cifras mensuales de empleo y desempleo correspondientes al período noviembre 2013 – enero 2014. Se trata de la cuadragésima quinta versión (es mensual) desde que el Instituto Nacional de Estadísticas hace públicos los resultados de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE).
Los 45 meses constituyen el período acumulado en el cual nuestro país ha generado cerca de 990 mil empleos netos (entre lo que se crea y lo que se destruye). Previo al año 2010, Chile disponía de una encuesta obsoleta, que no era apta para el club de países OECD (los autodenominados «desarrollados»). Sobre la base de ello, el Gobierno vigente en 2009, debió modificar la encuesta y crear lo que hoy se conoce como NENE. Sin embargo, dicho Gobierno nunca pudo analizar los datos de forma oficial y quien recibió la primera base de datos fue a la administración actual.
¿Cuáles fueron los cambios que exigió la OECD?: se solicitó una adaptación de conceptos al estándar de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según éste, un ocupado es quien trabaja al menos 1 hora a la semana y recibe una remuneración en dinero o en especies a cambio (previamente, era quien declaraba haber trabajado la mayor parte de la semana pasada). Dicho criterio cambia el volumen de empleo, pero permite afinar la caracterización del mundo del trabajo, identificando incluso los empleos de baja intensidad. También, ese estándar OIT, define que desempleado es quien, sin tener empleo, busca uno de forma activa en las últimas 4 semanas y está disponible para comenzar a trabajar en los próximos 15 días (previamente, era quien buscaba en los últimos dos meses). El otro cambio, fue la incorporación de más de 20 preguntas para caracterizar la calidad del empleo y de otras 13 para el desempleo. Nuevos criterios, nuevas preguntas: era un bonito desafío para construir un análisis integral. Sin embargo, la historia fue otra.
Al igual que ahora, en las 44 versiones previas de los resultados de la NENE, autoridades, analistas del establishment y medios de comunicación dominantes, han impuesto una falsa sensación de prosperidad y tranquilidad para el mundo del trabajo. Se hacen análisis simples sobre la cantidad de empleo, sin detenerse en sus características, se habla de pleno empleo, de la creación récord, de la fuerte importación de trabajadores desde otros países y se encasilla al trabajo como un «sector» sin problemas, uno donde la tarea (?) ya está hecha. ¿Y qué pasa con la calidad, que permite medir la nueva encuesta?
[cita]Autoridades, analistas del establishment y medios de comunicación dominantes, han impuesto una falsa sensación de prosperidad y tranquilidad para el mundo del trabajo. Se hacen análisis simples sobre la cantidad de empleo, sin detenerse en sus características, se habla de pleno empleo, de la creación récord, de la fuerte importación de trabajadores desde otros países y se encasilla al trabajo como un «sector» sin problemas, uno donde la tarea (?) ya está hecha. ¿Y qué pasa con la calidad, que permite medir la nueva encuesta?[/cita]
Las estadísticas publicadas el pasado viernes 28 de febrero revelan la creación de 990 mil empleos en 45 meses, pero, al mismo tiempo, los microdatos dan cuenta de una persistencia en indicadores de precariedad laboral dura, tales como: alta incidencia de subcontratación, subempleo y otras formas de inserción endebles.
Esta contramirada, que se realiza utilizando la misma base de datos oficial de la NENE, puede desarrollarse en dos frentes: observando lo que sucede hoy con el total de empleo (la foto o el stock) y descomponiendo los 990 mil nuevos empleos (viendo la película o el flujo).
Veamos dos indicadores de la foto del total de empleo existente hoy en el país (para más detalles se recomienda la Minuta Mensual de Empleo de Fundación SOL):
1) Subempleo: Se registran 682.538 trabajadores «subempleados», es decir, que trabajan menos de 30 horas a la semana (un 32% de ellos, menos de 2 horas al día), pero desean y están disponibles para trabajar más. La economía no brinda un trabajo pleno para ellos/as, cuya mayor parte del tiempo son desempleados, pero estadísticamente clasifican como ocupados.
2) Asalariados sin contrato de trabajo: Hay 1.079.145 trabajadores asalariados (o sea, que trabajan para un empleador, cumpliendo órdenes y, la mayoría, un horario) que no tienen contrato de trabajo.
¿Y cómo son los 990 mil nuevos empleos?
3) Composición de los 990 mil: 2 de cada 3 nuevos trabajos (el 66%) es Subcontrato, Cuenta Propia No Calificado y/o Personal No Remunerado, todas ellas formas endebles de inserción laboral, altamente vulnerables en períodos de contracción económica. En el caso de las mujeres, el porcentaje llega a 73%.
El peso relativo de la subcontratación (y del suministro de personal) en el total de empleos asalariados experimentó un aumento de 49,5% en los últimos 45 meses (¿es mala la subcontratación?, lo es, si se considera que aumenta la probabilidad de percibir menor salario, de tener menor protección laboral, de ser un subempleado y de no poder ejercer en plenitud los derechos sindicales).
Finalmente, se requiere tener en cuenta la dimensión salarial. En el mes de diciembre de 2013, se conocieron las estadísticas de ingresos y salarios. De acuerdo a la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI), el 50% de los trabajadores gana menos de $263.473 y viven altamente endeudados (Encuesta Financiera). Si consideramos sólo a los subempleados, el 50% gana menos de $80.450 (NESI).
¿Significa esto que es una mala noticia la creación de 990 mil empleos? No lo es, es una señal de ciclo económico positivo que podría aprovecharse en favor de la integración social, pero que pierde su potencial en el contexto de la desigualdad estructural y precarización de nuestro mundo laboral. Y es una mala noticia que el mundo del trabajo no se analice en su justa medida, de forma acuciosa, considerando que nuestra sociedad depende de la forma en que se organiza el trabajo humano. El actual modo de hacer sociedad, oculta un fenómeno de creciente gravedad: explotación silenciosa de una mano de obra subpagada, subempleada, subcontratada y con una subprotección laboral. Un subpaís, que crece debajo de esa fachada de «Chile: País Desarrollado».