Para nosotros, el gran desafío de la centroderecha es sumar a más gente, y recuperar a aquellos que en 2010 votaron por el Presidente Sebastián Piñera, pero que lentamente se fueron descolgando durante los últimos cuatro años, porque como sector no fuimos capaces de representarlos.
El inicio del año legislativo ha sido una verdadera prueba de fuego para nosotros, los partidos que formamos parte de la oposición. Y no la hemos sorteado bien.
Perder una elección no es fácil. Hay un período de duelo, donde vienen los cuestionamientos, las recriminaciones y, sobre todo, las ganas de buscar culpables. Es una etapa, pero lo lógico es seguir adelante, y empezar a trabajar.
Pero además, cuando se es oposición, la tentación de caer en la crítica constante es muy grande. Ese es el camino fácil. Pero nosotros, en Amplitud, escogimos el más difícil: dialogar. Buscar acuerdos y defender principios, por impopulares que sean. Y este razonamiento no es fruto del azar. Es el resultado de haber sido Gobierno, por primera vez, al menos en nuestra generación.
Es evidente que el sector está dividido. Quedó clarísimo ayer, cuando la Cámara se pronunció sobre el proyecto que otorga derecho a voto a los chilenos que estén en el extranjero. Pese a ser parte del programa de Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, la UDI no sólo lo rechazó en general, sino también en particular, mientras que RN dio el vamos a la idea de legislar, pero rechazó la indicación ingresada por el Ejecutivo.
En Amplitud votamos a favor, tal como lo venimos diciendo hace años, y hubo un descolgado de Renovación (Gaspar Rivas) que se sumó a nuestra postura.
[cita]Para nosotros, el gran desafío de la centroderecha es sumar a más gente, y recuperar a aquellos que en 2010 votaron por el Presidente Sebastián Piñera, pero que lentamente se fueron descolgando durante los últimos cuatro años, porque como sector no fuimos capaces de representarlos.[/cita]
En la Reforma Tributaria la historia se repite. Nosotros fuimos dialogantes desde el día uno. No sólo entregamos, sino que también conversamos nuestras propuestas con el Gobierno. Hemos sido claros en decirles que su planteamiento no nos gusta porque afecta directamente a la clase media, a las pequeñas y medianas empresas, y porque saca plata de un bolsillo (al aumentar impuestos) para meter en otro (diciendo que la educación será gratuita).
En algún momento, buscamos acordar una postura común con RN y la UDI y esbozar una contrapropuesta, pero lamentablemente fue imposible. Finalmente, ambos partidos terminaron rechazando la iniciativa en la Comisión de Hacienda, situación que probablemente se repetirá cuando el proyecto se discuta en la Sala.
La diferencia, a nuestro juicio, es que en Amplitud dimos vuelta la página y decidimos ponernos a trabajar. Creemos que tenemos una gran responsabilidad: ser un puente entre la gente de la Alianza, el Gobierno y la Concertación. ¿Por qué? Porque somos un movimiento de centroderecha, liberales, sociales y, sobre todo, modernos, que no les tenemos miedo a los cambios, y que estamos dispuestos a cruzar fronteras.
Esto, a riesgo de quedar en “tierra de nadie” y de recibir críticas de aquellos que antes eran tus aliados.
Para nosotros, el gran desafío de la centroderecha es sumar a más gente, y recuperar a aquellos que en 2010 votaron por el Presidente Sebastián Piñera, pero que lentamente se fueron descolgando durante los últimos cuatro años, porque como sector no fuimos capaces de representarlos.
En Amplitud creemos en la libertad, y vamos a trabajar en torno a las reformas que vienen. Estamos en la mejor disposición y queremos dar cuenta que Chile cambió y que a Amplitud le gustan estos cambios. Y queremos, sobre todo, ser el puente entre la política y las personas.