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No al Síndrome Moisés: descentralizar ahora y reactivar

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Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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Las calculadoras hacen más daño que las retroexcavadoras, adornando el miedo a perder poder con argumentos en favor de la “unidad” del Estado, llevando a la trinchera neoportaliana a negar lo que hacen todas las democracias avanzadas.


El campaneo de las encuestas hace evidente que hay que concentrar las reformas y arrancar con ellas de una vez, evitando procesos largos y pilotajes desde el exceso de dudas. Retomar la «doctrina Bachelet en salud»; los logros del AUGE con su incrementalidad efectiva, paquetes de enfermedades que fueron cubiertas de inmediato «en la red existente», sin necesidad de docenas de leyes adicionales ni construir cien hospitales im(posibles). Por cierto, en muchos casos, se requiere nueva institucionalidad y establecimientos, pero la atención de enfermos renales y la notable cobertura de muchas enfermedades crónicas y costosas se hizo con los viejos hospitales y convenios con privados cuando fue necesario, transformando un modelo que provocaba inseguridad estructural en los chilenos.

En educación ya hay arancel referencial e instituciones acreditadas para comenzar con los quintiles de menos ingresos la gratuidad, ya existen las direcciones provinciales de educación  con cientos de supervisores para que sean el eje de la nueva institucionalidad gestora en colaboración con los municipios que sí han tenido buena gestión. Hay que salir de un cierto síndrome de Moisés (sólo avizorar la «Tierra prometida») y hacer «operativas» las reformas ahora y no para el fin del mandato como posponen y enredan algunos altos directivos que desobedecen la voluntad transformadora de la Presidenta y su programa.  Es como si alguien mandara el proyecto de ley de elección de Intendentes sin la fecha de su realización: ¿broma, crueldad, abuso, corrupción programática? El silencio de los partidos de la Nueva Mayoría y la Alianza para empujar esta dimensión esencial de la reconstitución del país ha sido fenomenal, con excepciones como segmentos de RN y del PPD-PS. Las calculadoras hacen más daño que las retroexcavadoras, adornando el miedo a perder poder con argumentos en favor de la “unidad” del Estado, llevando a la trinchera neoportaliana a negar lo que hacen todas las democracias avanzadas.

Las reformas son para cambiar la política y transformar la vida para un buen vivir. Es lo que ocurre con la descentralización; ya podría entregarse la conducción política del tema de transporte a Orrego, dar recursos adicionales a las regiones para hacer justicia y reactivar, apurar el Fondo de Convergencia para dotar de acción a los gobiernos regionales en la retención/captación de especialistas en salud, y apurar el paso en la inversión en transporte, descontaminación y desarrollo rural en las regiones, en especial en la Araucanía.

Tanto la desaceleración iniciada en el gobierno de Piñera así como las fallas del metro son elocuentes para comprender la urgencia de descentralizar con un buen diseño y ponerse al día. En la constelación de países avanzados lo primero que hacen los jefes regionales electos es ver cómo van su economía e indicadores sociales, haciendo del empleo digno la primera tarea de los niveles meso territoriales, los cuales cuentan con todo lo que se ha negado en Chile: posibilidad de asociarse con privados, endeudamiento reactivador para megaproyectos, apropiación de las instituciones de fomento y apoyo a la agricultura (CORFO e INDAP, en nuestra realidad), coparticipación en las rentas de las empresas extractivas y energéticas.

[cita]Las calculadoras hacen más daño que las retroexcavadoras, adornando el miedo a perder poder con argumentos en favor de la “unidad” del Estado, llevando a la trinchera neoportaliana a negar lo que hacen todas las democracias avanzadas.[/cita]

El orden centralista sofoca las capacidades de innovación y emprendimiento. Lo mismo ocurre con el transporte que está entregado a una dispersión de Ministerios y agencias/empresas estatales y privadas sólo reguladas. En todos los casos exitosos del mundo hay gobernanza metropolitana con un “Intendente (alcalde mayor) electo por el pueblo”, el cual a la chilena puede gobernar con su Core y un consejo de alcaldes para los asuntos de las megaciudades. Un sistema sin duplicidades burocráticas que combine la razón tecnocrática y las capacidades profesionales con la corresponsabilidad política en monitorear, destrabar proyectos, asegurar financiamientos sustentables, cobrar lo justo y subvencionar con racionalidad. Lo de Orrego como “zar” del transporte es una historia contrafactual descentralizadora que requiere decisión y concentrar competencias, servicios y empresas hoy dispersas. Lo mismo ocurre con la legítima molestia regionalista por la lenta expansión de dicho sistema en Concepción o la ampliación del MERVAL a La Calera.

Lo del Metro es evidente. En todos los países desarrollados el transporte está a cargo de la autoridad electa de la región metropolitana o alcalde mayor, como ocurre con la autoridad de transporte de las mejores experiencias del mundo: Tokio, París, Moscú, Londres,  Berlín, Nueva York.  En este último caso el legislativo regional creó en 1965 el Metropolitan Commuter Transportation Authority, que se fusionó en 1968 con el New York City Transit Authority, la que incluye metros, trenes de cercanía y buses de manera integrada. Desde entonces es clave la  MTA Capital Construction Company  que lleva a cabo las obras de infraestructuras de toda la red, incluyendo mantenimiento de túneles y puentes. Es de esperar que la ley de traspaso de competencias a los gobiernos regionales otorgue poder en transporte a los intendentes electos. Dicha reforma se ha dialogado con el Consejo Urbano y se espera el pronunciamiento de una comisión para la movilidad. El propio Ministerio de Transporte ha dicho que tiene claridad en que se debe crear la autoridad metropolitana de transporte, lo que debe expandirse a otras regiones con serios problemas de movilidad en sus zonas de conurbanización donde el Estado no existe, ya que sólo Santiago, Valparaíso y Concepción cuentan con SECTRAs (Secretarias de Coordinación de Transporte), ni equipos técnicos (un “piloto” en Puerto Montt). Descentralizar es crear también  un mejor Estado.

 Dinamizar la economía desde las regiones

En el ámbito económico junto a las reglas pro inversión y los equilibrios macroeconómicos, el país sigue al debe en sustentabilidad integral y en empoderar a los territorios para su mayor dinamismo. He aquí algunas razones para descentralizar, reactivar con descentralización:

1.-Alta Eficiencia en el Gasto de los Gobiernos Regionales

Diversos estudios corroboran que con poco personal los Gobiernos regionales logran evaluar y gestionar con municipios y sectores el FNDR con un promedio entre 95% y 100% de ejecución anual,  superior a la mayoría de los Ministerios.

2.-Carpeta de Megaproyectos en transporte

El país tiene enormes déficits de infraestructura de transporte –lo que ha connotado el ex Presidente Lagos– en sus quince áreas metropolitanas, desde las mega (Santiago, Concepción, Valparaíso) a las conurbanizaciones  regionales (Iquique-Alto Hospicio, Antofagasta, Coquimbo, la Serena, Rancagua, Machalí, Talca, San Clemente, Chillán, Temuco, Las casas, Puerto Varas, Puerto Montt, o el gran San Antonio, como señalan los estudios de Arturo Orellana). Un proceso de devolución de Recursos permitiría apurar vía inversión y/o concesiones: red de corredores, vías circunvalares, ampliación de metros regionales (Merval y Bío Bío), trenes de cercanía y tranvías, vialidad rural.

3.-Conectividad Nacional e Internacional

O’Higgins con el Túnel de baja altura Las Leñas bajaría a cero los días de colapso de la conectividad “central” con Argentina, ayudaría a la competitividad y ensancharía a Chile, fortaleciendo la integración con el Mercosur y el Turismo de nieve y verano en Chile. EL túnel ferroviario en Cristo Redentor demora en materializarse y no es incompatible con otros proyectos. Chile tiene bajo endeudamiento y sigue reprimiendo esta opción para las regiones, las que podrían viabilizar estas inversiones con asociación público-privada, endeudamiento acotado, acuerdos Gobierno Central-Regiones. Del mismo modo, los proyectos como la conectividad “interior”, como la siempre esperada vinculación terrestre entre Los Lagos con Aysén, el Paso Aguas negras en La Serena, entre otros.

 4.- Corfo e Indap regionalizadas

La Corfo se ha concentrado y centralizado en subsidios financieros  a medianas empresas metropolitanas, megaestudios y proyectos asimétricos que se realizan sólo en algunas regiones. Los fondos de fomento regionalizados son sólo el 20% de su millonario presupuesto. Es posible mantener programas inter-regionales de apoyo a clusters específicos, pero en el mundo desarrollado el dinero de fomento es poder regional para favorecer el desarrollo endógeno de la red de empresas regionales y nuevas oportunidades que requieren sistemas permanentes y no episódicos de apoyo a emprendedores, capitales semillas y otros instrumentos clásicos. En un seminario de la U. del Bío Bío, con su Rector Héctor Gaete y el senador Alejandro Navarro, se debatía sobre la urgencia de una alianza público-privado en una suerte de neodesarrollismo sin ortodoxias, para lo cual es clave el poder regional en fomento. Lo mismo ocurre con el ámbito agrícola, donde un Indap fortalecido por la Región, debiera multiplicar sus programas de apoyo, en especial donde se concentra la pobreza rural en el centro norte, el secano de O’Higgins y Maule, y el alto rezago y subinversión en Bío Bío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

5.- Subsidios y programas para superar brechas de servicios

Otra dimensión urgente para reactivar zonas rezagadas es dar la libertad con monitoreo a regiones y municipios para romper las carencias vergonzosas: conectividad de internet en hogares, centro de formación técnica, centro de laboratorios médicos con especialistas. Todo esto es reclamado por las regiones. La propuesta de Fondo de Convergencia Regional cofinanciado con el llamado royalty minero es estratégico, pero para el aquí y ahora.

 6.-Planes de descontaminación y trasformación verde

No sólo Santiago, también Rancagua, Talca, Calama, Copiapó,  Chillán, Temuco, Coyhaique, esperan planes de descontaminación financiados, lo que requiere servicios verdes de reconversión industrial (el apoyo de nuevas calderas y demases que hubo en Santiago), mejoras en  viviendas, megaparques, lavado de calles.

 7.-Vialidad y riego Rural

La zona centro-norte tiene numerosos proyectos de riesgo esperando, así como el Sur no ha completado su vialidad básica, destacando lo pendiente en La Araucanía y Aysén. Casablanca, Choapa, Cauquenes y muchas otras zonas siguen esperando modelos de última generación de inversión para el regadío.

Todo este dinamismo reactivador requiere autonomía, democracia, recursos propios, traspaso de poderes, libertad con toda la “responsabilidad” que piden los centralistas, los mismos que gozan de cómodas oficinas y viáticos enjundiosos en aquel lugar junto a un río barroso, los mismos que mejoran las plantas de sus servicios y se lo impiden a las regiones y municipios, los mismos que avalan el no cobro del impuesto predial y luego piden “responsabilidad fiscal”, los de los estudios caros y que suelen no usar el metro. Pero, bueno, a encomendarse para que el proceso descentralizador sea realidad y, como decía Pedro León Gallo en la plaza de Copiapó en 1859: “Que Chile sea un emporio de oportunidades en sus territorios libres”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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