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El 2015 puede ser mejor

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Nicolás Ward
Por : Nicolás Ward Periodista y Asesor comunicacional @nicolaswarde
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Y en este contexto, el 2014 el país contó con un aliado especial: la sociedad civil. Esa que, de manera conjunta, es capaz de lograr grandes transformaciones y triunfos, como ocurrió con la Teletón 2014 y con las selecciones chilenas –tanto masculina como femenina–, que se consagraron en octubre como campeonas del Mundial de Fútbol Calle 2014, certamen que se disputó en la Plaza de la Ciudadanía, en pleno centro de Santiago. Nuevamente, un logro de la sociedad civil, que sigue ganando terreno fértil en la opinión pública y nuevamente poniendo al deporte como eje central de soluciones ante las inequidades sociales.


El año 2014 que ya se fue, fue bastante polémico, pero a la vez, gratificante. En términos deportivos, con un Mundial de Brasil que superó cualquier expectativa, aun cuando se volvió a caer con los pentacampeones del mundo en octavos de final. Tras esta participación, quedó un algoritmo digno de elogio, que permitirá extrapolar cualquier deporte. Sánchez, Vidal y compañía, se ganaron un espacio en la cúspide del quehacer deportivo, vistiendo la camiseta de la selección nacional, algo que en sus clubes en el extranjero siguen manteniendo. Las nuevas generaciones no lo olvidarán tan fácilmente. Un fuerte aplauso, sin duda.

En política, la cosa es distinta: la Nueva Mayoría pecó de egocentrismo al anunciar un paquete de reformas que poco o nada tienen que ver con esa libertad que debe estar inmersa en toda sociedad y, peor aún, carecieron de sentido de elaboración dejando al país sumido en una incertidumbre vista por otros países como un camino pedregoso del cual será difícil salir.

Señores: con la gente no se juega. Con la diversidad de elección, tampoco. Con el desapego al Estado de Derecho, menos. Y jamás con el sueño de millones de chilenos que vieron en las reformas del Ejecutivo una vía de escape a muchos de sus problemas del día a día, y que fueron “encantados” por una serie de “titulares” previos a las elecciones presidenciales que no mostraron el trasfondo de la Reforma Educacional y Tributaria. La siempre mal ponderada letra chica, no aplicó y no veo que tales proyectos, en su manera errática de ser planteados, difieran con los cambios que se quieren hacer a la Constitución y la Reforma Laboral.

[cita] Y en este contexto, el 2014 el país contó con un aliado especial: la sociedad civil. Esa que, de manera conjunta, es capaz de lograr grandes transformaciones y triunfos, como ocurrió con la Teletón 2014 y con las selecciones chilenas –tanto masculina como femenina–, que se consagraron en octubre como campeonas del Mundial de Fútbol Calle 2014, certamen que se disputó en la Plaza de la Ciudadanía, en pleno centro de Santiago. Nuevamente, un logro de la sociedad civil, que sigue ganando terreno fértil en la opinión pública y nuevamente poniendo al deporte como eje central de soluciones ante las inequidades sociales.[/cita]

Lo de los bombazos, es tema aparte. Los protagonistas de estos hechos ya no sólo buscan causar temor en la población. Ahora se intenta provocar miedo en quienes resguardan el orden público, como es Carabineros. La cobardía en estos hechos es tremenda, sobre todo cuando esta institución sigue liderando el ranking como la más respetada del país.

Algo que quedó en deuda, dice relación con el fallo de los jueces y la forma en la que las fiscalías realizan su trabajo a la hora de investigar sucesos que causan impacto en la sociedad. Sin entrar en mayores detalles, quisiera hacer hincapié en que el Poder Judicial pudiese centrar sus esfuerzos en realmente hacer justicia como corresponde. Han pasado 15 años y, a priori, aún siguen existiendo en el país casos delictuales sin resolver, tal como ocurrió con el joven penquista Jorge Matute Johns, que desapareció en noviembre de 1999 y que sólo el 2004 se pudieron encontrar sus restos para darle una sepultura digna. Pero los protagonistas de este macabro hecho siguen libres y nada hace vislumbrar que esto vaya a cambiar. El trabajo coordinado entre la Fiscalía y la Policía es clave para fortalecer y potenciar hechos de connotación social para que puedan terminar con un “final feliz”.

Para ejemplificar el anterior planteamiento, pongo como ejemplo lo que afirma el historiador británico Niall Ferguson, que aborda la teoría del Imperio de la Ley, indicando que “el peor enemigo del estado de Derecho son las malas leyes. La ley debe ser clara y comprensible para el ciudadano, y actualmente existen leyes demasiado complejas. La ley ha de ser igual para todos y hoy existen corrupción y amiguismo a la hora de aplicarla. El sistema legal está lleno de podredumbre, es imprescindible una reforma que sólo puede venir de la sociedad civil, de los ciudadanos”.

Y en este contexto, el 2014 el país contó con un aliado especial: la sociedad civil. Esa que, de manera conjunta, es capaz de lograr grandes transformaciones y triunfos, como ocurrió con la Teletón 2014 y con las selecciones chilenas –tanto masculina como femenina–, que se consagraron en octubre como campeonas del Mundial de Fútbol Calle 2014, certamen que se disputó en la Plaza de la Ciudadanía, en pleno centro de Santiago. Nuevamente, un logro de la sociedad civil, que sigue ganando terreno fértil en la opinión pública y nuevamente poniendo al deporte como eje central de soluciones ante las inequidades sociales.

No puedo dejar de mencionar, al cerrar el 2014, los hechos que acontecieron en Venezuela, con las protestas del movimiento estudiantil de dicho país ante el erróneo régimen de Nicolás Maduro. Uno quisiera ver en éste y otro tipo de hechos, un Gobierno más comprometido y congruente en apoyar a quienes sufren desde hace algunas décadas violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Hoy se ve a la Presidenta poco activa en temas como el mencionado y urge un giro de timón. Mostrarse más empática en temas que sobrepasan la dignidad humana, es imprescindible. La baja aprobación a su gestión y a las reformas, es una muestra que el poncho le queda grande.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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