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Ministerio de Defensa: Entre el Guardia de la Rosa y el Jardín Secreto

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Fernando Thauby
Por : Fernando Thauby Capitán de Navío en retiro
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El Ministerio de Defensa recibió un programa político hace ya un año y medio, actualmente los aliados chavistas están en la picada final, el escenario político regional ha cambiado –abuenamiento Cubano / USA incluido-; Brasil entendió que no puede seguir fantaseando y debe ponerse serio; nuestra relación con Bolivia sigue empeorando; ni Tellier cree que Venezuela es una democracia; nuestros “aliados” de Unasur y Alba nos patean cada vez que se les antoja y nuestro ministerio sigue abogando por la cooperación y la amistad.


En circunstancia que Vladimir Putin inspeccionaba el Kremlin, encontró a un soldado armado, haciendo guardia en una esquina de un gran salón de ceremonias.

Preguntó que hacía ahí ese soldado y se le informó que era “El guardia de la Rosa”.

Cuento corto: La Zarina pasó por ese lugar cuando era un patio abierto, vio una hermosa rosa florecida y ordenó al oficial de guardia que nadie la cortara, para lo cual el oficial dispuso que fuera custodiada por un guardia. Cayó el Imperio; llegaron los revolucionarios; asesinaron al Zar, a la Zarina, a su hijo y a sus hijas; pasaron la primera y la segunda guerra mundial; cayó el Imperio Soviético; embaldosaron y techaron el patio; llegó la democracia … y un guardia continuaba custodiando una rosa inexistente. La guardia del Kremlin seguía cumpliendo la orden recibida aunque todo hubiera cambiado -varias veces- y el objetivo de la acción hubiera desaparecido en las brumas del olvido.

El Ministerio de Defensa recibió un programa político hace ya un año y medio, actualmente los aliados chavistas están en la picada final, el escenario político regional ha cambiado –abuenamiento Cubano / USA incluido-; Brasil entendió que no puede seguir fantaseando y debe ponerse serio; nuestra relación con Bolivia sigue empeorando; ni Tellier cree que Venezuela es una democracia; nuestros “aliados” de Unasur y Alba nos patean cada vez que se les antoja y nuestro ministerio sigue abogando por la cooperación y la amistad.

Tomados de las manos, cantan rondas de paz y amor. Como no han recibido órdenes en sentido contrario siguen haciendo lo mismo y como la presidente está muy ocupada en otras cosas y no tiene tiempo ni ganas de preocuparse de un “no problema”, siguen “cuidando la rosa”.

Una técnica de gestión política es la conocida como “El jardín secreto”. Cuando un funcionario trabajador e ingenuo amenaza convertirse en un problema, se le construye un “jardín secreto”. Este es un lugar con prados, flores y pajaritos volando; el afectado no sabe o pretende no saber que su jefe ha construido una muralla alrededor de su jardín y que nada entra o sale de él sin que lo apruebe. Así, todos viven felices, el señor del jardín disfruta del ambiente, del canto de los pajaritos y del perfume de las flores, actúa como si lo que hace fuera real y sus ayudantes le hacen la faramalla. El jefe se deshace de un iluso molesto y lo neutraliza con muy buenas maneras. La clave es que el secreto de la existencia de la muralla se mantenga, sea por asentimiento tácito de ambos o porque el señor del jardín sea lo suficientemente ingenuo como para no darse cuenta.

El subsecretario vive chocho en su jardín y el ministro custodia la puerta y lo deja hacer.

Ambos viajan para firmar acuerdos internacionales, intercambian condecoraciones con otros ministerios extranjeros, pujan por direcciones y subdirecciones de organismos inútiles, pontifican sobre lo que no saben, hacen como que mandan, se siente importantes y viven en felices.

El cuento se va a caer cuando llegue la crisis de verdad y comience el lagrimear de ojos, el rechinar de dientes y la búsqueda de alguien a quien culpar. (Déjenme adivinar, será un militar).

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