Creemos fundamental que iniciativas que avancen en la prevención de la deserción escolar sean incorporadas explícitamente en la reforma como una oportunidad de velar por la inclusión efectiva. Esfuerzos como éste deben ser replicados, pues demuestran con evidencia concreta que sus efectos son altamente positivos si se cuenta con capacidad de gestión, instrumentos y una red de infancia comprometida con prevenir las graves vulneraciones de derechos a las que se exponen los niños fuera del sistema educativo.
Sin perjuicio de lo avanzado en la discusión respecto a los ejes de la reforma educacional, nos parece necesario enfatizar un aspecto medular en torno a la equidad, la inclusión y la prevención.
La deserción escolar es la manifestación final de una serie de vulneraciones expresadas en la ausencia sostenida de la sala de clases, como también puede ser precursora de otras cada vez más graves.
Frente a esto cabe determinar si nos es posible avanzar de manera temprana en su detección, en vez de esperar hasta 2 años para comenzar con un proceso de revinculación afectado de manera crónica por el desfase escolar. Más aún, nos podemos preguntar si reconocer la deserción no significa sino transparentar la exclusión de un sistema que no da soporte a necesidades educativas especiales de miles de niños que requieren de un apoyo particular y extensible hacia sus familias.
[cita]Creemos fundamental que iniciativas que avancen en la prevención de la deserción escolar sean incorporadas explícitamente en la reforma como una oportunidad de velar por la inclusión efectiva. Esfuerzos como éste deben ser replicados, pues demuestran con evidencia concreta que sus efectos son altamente positivos si se cuenta con capacidad de gestión, instrumentos y una red de infancia comprometida con prevenir las graves vulneraciones de derechos a las que se exponen los niños fuera del sistema educativo.[/cita]
Pensar legítimamente una reforma desde la inclusión requiere hacerse cargo de esta realidad. La exigencia de abrir las puertas a todos los estudiantes sin contar con el apoyo de equipos técnicos en las escuelas respecto al manejo de los llamados “estudiantes conflictivos” o con “necesidades educativas” de diversa índole, lo único que conlleva es aumentar de manera sistemática la deserción escolar. Por ello, este momento resulta propicio para instalar en la reforma de manera precisa la necesidad de contar con programas que atiendan la prevención de la deserción como asimismo a la reinserción educativa eficaz.
Comprendiendo esta necesidad, de manera conjunta a Fundación San Carlos de los Canalistas del Maipo, y la Ilustre Municipalidad de Peñalolén han desarrollado el Sistema de Alerta Temprana a la Deserción Escolar (SAT), el cual ha sido aplicado exitosamente en establecimientos municipales de dicha comuna, sabiendo que la asistencia a la escuela es un indicador fidedigno y objetivo cuando se asume el compromiso de entregar la información real, a pesar de las consecuencias económicas derivadas de ésta. Lo anterior es un punto relevante, considerando los incentivos económicos vinculados a un porcentaje de asistencia.
El sistema, utilizado desde el 2010 atiende actualmente cerca de 2.000 alertas al año, logrando disminuir en promedio un 37% la deserción escolar y aumentar la asistencia en el 79% de los casos que ingresan al programa.
Creemos fundamental que iniciativas que avancen en la prevención de la deserción escolar sean incorporadas explícitamente en la reforma como una oportunidad de velar por la inclusión efectiva. Esfuerzos como éste deben ser replicados, pues demuestran con evidencia concreta que sus efectos son altamente positivos si se cuenta con capacidad de gestión, instrumentos y una red de infancia comprometida con prevenir las graves vulneraciones de derechos a las que se exponen los niños fuera del sistema educativo.
