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Sistemas autónomos letales y derechos humanos: el papel de Chile

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Marta Maurás
Por : Marta Maurás Directora en el Foro Permanente de Política Exterior. Embajadora de Chile ante las organizaciones internacionales de Derechos Humanos con sede en Ginebra, Suiza (2014-2018)
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Hoy existe una campaña global de la sociedad civil que hace un llamado a la prohibición completa de las armas letales autónomas y a centrar las discusiones en una base a los Derechos Humanos y la dignidad de las personas. Con ese empuje de la sociedad civil, organizaciones internacionales y muchos Estados tenemos una nueva oportunidad de discutir, en un foro multilateral, todos los aspectos relevantes de estas nuevas tecnologías y las interrogantes que surgen sobre su uso y despliegue.


La ciudad de Ginebra y su vibrante actividad diplomática tiene una larga historia y tradición como lugar de nacimiento y desarrollo de la mayor cantidad de acuerdos internacionales que tienen por objetivo principal la protección del ser humano. Cabe recordar que los dos de los más importantes Altos Comisionados de Naciones Unidas para la protección de personas -Derechos Humanos y Refugiados- tienen su sede en Ginebra, además del Comité Internacional de la Cruz Roja, la Organización Mundial de la Salud, la Oficina Internacional del Trabajo, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la Conferencia de Desarme, entre otras múltiples organizaciones que velan por la promoción,  desarrollo y resguardo de los derechos de las personas en sus distintos ámbitos.

La sede de Naciones Unidas en esta ciudad tiene por mandato colaborar con los Estados en la mantención de la paz y la seguridad internacionales, avanzar en materias de Desarme, proteger y promover los Derechos Humanos, ayudar en la erradicación de la pobreza, implementar prácticas para el desarrollo sostenible, además de proporcionar ayuda humanitaria rápida y eficaz en situaciones de emergencia.

Honrando su tradición humanitaria y con una visión de futuro, la semana que viene se realizará en esta ciudad una reunión de expertos que reflexionará sobre un nuevo tipo de armamento que está en pleno desarrollo y sobre el cual, en este punto, no existen seguridades respecto de su posible contradicción con el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos: estas nuevas armas son los denominados Sistemas Autónomos Letales.

[cita] Hoy existe una campaña global de la sociedad civil que hace un llamado a la prohibición completa de las armas letales autónomas y a centrar las discusiones en una base a los Derechos Humanos y la dignidad de las personas. Con ese empuje de la sociedad civil, organizaciones internacionales y muchos Estados tenemos una nueva oportunidad de discutir, en un foro multilateral, todos los aspectos relevantes de estas nuevas tecnologías y las interrogantes que surgen sobre su uso y despliegue.[/cita]

Pero, ¿qué son estos sistemas?

Una definición ampliamente aceptada y respaldada, entre otros, por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, Human Rights Watch y el Comité Internacional de la Cruz Roja definen estas armas como sistemas robóticos que, una vez activados, pueden seleccionar y atacar objetivos -humanos o no- sin necesidad de intervención adicional, decidiendo, en base a una programación preestablecida, el uso de la fuerza letal. A diferencia de los sistemas de defensas altamente automatizados que ya están en los arsenales de varias Fuerzas Armadas alrededor del mundo, diseñados para derribar misiles o morteros de artillería principalmente, los sistemas autónomos que usen la fuerza letal podrían adaptar su funcionamiento en respuesta a las circunstancias cambiantes de su entorno de batalla, variando su comportamiento y tomando decisiones por sí mismos, sin intervención de un humano. Esto abre una serie de preguntas.

En las discusiones de los expertos del año pasado se hizo presente que estos sistemas no son necesariamente una amenaza inmediata para los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Se esgrimieron argumentos a favor del desarrollo y despliegue de sistemas que usen la fuerza letal sin mandato humano, puesto que la orden de utilizar dicha fuerza no estaría influenciada por emociones propiamente humanas como el miedo o el odio. Sin embargo, tampoco lo estarían por nobles sentimientos como la empatía o la clemencia.

Hoy existe una campaña global de la sociedad civil que hace un llamado a la prohibición completa de las armas letales autónomas y a centrar las discusiones en una base a los Derechos Humanos y la dignidad de las personas. Con ese empuje de la sociedad civil, organizaciones internacionales y muchos Estados tenemos una nueva oportunidad de discutir, en un foro multilateral, todos los aspectos relevantes de estas nuevas tecnologías y las interrogantes que surgen sobre su uso y despliegue.

La pregunta principal que surge en la reflexión de estos ejercicios diplomáticos, y que debemos seguir analizando, es: ¿cuál será el impacto del desarrollo de estas tecnologías sobre la dignidad humana y la ética que subyace en la delegación a una máquina sobre la decisión sobre la vida y la muerte de un ser humano, protegido por las normas, las costumbres y la conciencia humana?

Nuestro país será un actor clave para dar respuesta los asuntos que surgen en este tipo de ejercicios globales, ya el este nuevo encuentro de expertos que será presidido por Alemania  ha solicitado la colaboración de Chile para copresidir el segmento en que se analizarán las aristas éticas y de Derechos Humanos de los sistemas autónomos letales.

Nuestra participación en estas discusiones de vanguardia nos prestigia como nación, y refuerza el papel internacional de nuestro país. Chile cuenta con prestigio internacional  y trabaja día a día por mantenerlo y aumentarlo. Este se basa en la responsabilidad y la seriedad con que planteamos y desarrollamos los principios rectores de nuestra Política Exterior, que no son otros que el respeto por el derecho internacional, la promoción de la democracia, la protección  de los derechos humanos y la responsabilidad de cooperar con nuestro entorno global.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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