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Elecciones anticipadas: la apuesta del partido del orden

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Pedro Santander
Por : Pedro Santander Director Deep PUCV
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En ese sentido, quienes como Escalona proponen elecciones anticipadas y consiguientemente la caída de Bachelet, han encontrado en dicha fórmula una “salida por arriba” a la crisis que permitiría evitar una “salida por abajo”, o sea, la Asamblea Constituyente.  


En períodos de crisis como el que vive el sistema político chileno las cosas se suceden a velocidades no acostumbradas y a ritmos más rápidos que los usuales. Por lo mismo, las rutinas de Palacio ya no sirven para enfrentar el nuevo contexto; ha llegado el tiempo de la audacia, la creatividad y el ingenio político. Quienes no tengan propuestas creativas en momentos como estos, tampoco tendrán capacidad de darles direccionalidad a los acontecimientos, por el contrario, como en un tsunami serán arrastrados por ellos, tal cual parece le está ocurriendo por estos días a La Moneda.

Así las cosas, en el actual escenario es aconsejable distinguir entre propuestas osadas y aquellas que no son más que pánico. Por ejemplo, los dichos de Ximena Rincón (quien apenas lleva un año en el Gobierno) de que se quiere ir para su casa, es pánico –aunque a ella le pudo parecer audaz y sincero–. Que la Presidenta haya insinuado frente al directorio de Anatel que podría renunciar, es otro ejemplo de una apuesta que surge del pánico, más allá de cualquier cálculo que haya hecho.

Por el contrario, poner en la agenda pública la posibilidad inédita de adelantar elecciones, en un país tan presidencialista como este y cuando aún le quedan a este Gobierno 3 años de mandato, es decir, el 75% de su tiempo, es un ejemplo de racionalidad y audacia política.

[cita] En ese sentido, quienes como Escalona proponen elecciones anticipadas y consiguientemente la caída de Bachelet, han encontrado en dicha fórmula una “salida por arriba” a la crisis que permitiría evitar una “salida por abajo”, o sea, la Asamblea Constituyente.[/cita]

Podría provocar sorpresa que guardianes del statu quo, es decir, figuras conservadoras como Escalona, Andrade o Correa Sutil hagan apuesta tan osada como ésta que, evidente e inevitablemente, incluye el sacrificio de Michelle Bachelet. Sin embargo, no lo es: llevar a este Gobierno, con Michelle Bachelet a la cabeza, a la hoguera sacrificial es una opción racional para impedir que esta crisis política se convierta en crisis institucional. Es decir, la audaz propuesta por elecciones anticipadas es una iniciativa que permitiría controlar los daños que la actual situación está provocando, limitando así los alcances de la crisis y, por lo mismo, haciéndola manejable. Se podría evitar de este modo que la crisis política se convierta en crisis de Estado. En otras palabras, se sacrifica a la Presidenta Bachelet, pero se salva el sistema.

La crisis institucional ocurre cuando queda en grosera evidencia a qué minoritarios intereses sirve el Estado y el sistema institucional que de él emana. Es lo que ya ha empezado a ocurrir, por ejemplo, el acuerdo de estadistas firmado el 2003 entre Longueira y Lagos para la “modernización del Estado” es hoy calificado, hasta por senadores de derecha como Lily Pérez, como “el inicio de una pendiente en materia de corrupción”. Igualmente ha quedado en evidencia que quienes realmente ganan las elecciones no son los que compiten en ellas, sino quienes las financian; también ha sido imposible no ver el carácter clasista del SII, etc.

Resulta en extremo grave para el partido del orden esta inocultable y por el momento inevitable exposición ante la mayoría nacional de los verdaderos (y minoritarios) intereses por los que vela la institucionalidad. Se trata de una situación en que se devela lo que, quienes dominan siempre, quieren ocultar ante los dominados, a saber, que el Estado no es una formación social que se preocupa de todos los ciudadanos, sino una creación histórica que opera en beneficio de pocos. Y luego de Penta, SQM, Luksic, etc., queda cada vez más claro qué fuerzas tienen capturadas las dinámicas estatales.

Apostar entonces por la crisis política mediante la convocatoria a elecciones anticipadas puede ser una manera audaz de detener esta incipiente dinámica de crisis institucional, cariz que efectivamente los acontecimientos están tomando con cada nueva revelación que se hace y con cada nueva torpeza política y comunicacional que comete el Ejecutivo.

Ciertamente, es una apuesta que implica dejar caer al Gobierno, sin embargo, evitar al país una crisis institucional significa salvar el sistema. Además, por muy dramático que pareciera un escenario como el de elecciones anticipadas, significaría para el bloque de poder retomar el control de los acontecimientos y de la agenda. Por lo mismo, aunque audaz y novedosa, es la opción de los sectores más conservadores de la Nueva Mayoría, de aquellos que apuestan por la actual forma estatal y por los privilegios que ésta genera.

En ese sentido, quienes como Escalona proponen elecciones anticipadas y consiguientemente la caída de Bachelet, han encontrado en dicha fórmula una “salida por arriba” a la crisis que permitiría evitar una “salida por abajo”, o sea, la Asamblea Constituyente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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