El día jueves 27 de agosto quedó claro cómo es al actual gobierno (en caso de que a alguien le quedara alguna duda): una mezcla de incompetencia, corrupción e ideología, con las correspondientes improvisaciones, divisiones internas, caos, doble estándar, violencia e irresponsabilidad.
Lo que podría haberse manejado de manera normal, sin sobresaltos, desató reacciones incomprensibles. Aclaremos: lo que pide alguien no es lo mismo que lo que quiere. Si se la de lo que pide, puede negársele lo que quiere y vice versa. Esto lo sabe cualquiera que haya estado en una discusión. Es verdad que a veces se pierde la cabeza y la situación se descontrola, pero es de esperar que a un equipo de gobierno sepa tratar políticamente con otros seres humanos.
Lo que los camioneros querían era la atención de los medios para mostrar que en la Araucanía reina la violencia, llegar a la Moneda para entregar una carta era algo secundario. De haberlos dejado marchar libremente por la Alameda y haberles permitido llegar a la Moneda, todo hubiera acabado sin mayores problemas, en una mañana. Pero para unos gobernantes que hablan repetidamente del sueño de Allende, la visión de los camioneros es algo más allá de cualquier pesadilla (un fantasma recorre Chile, el fantasma de León Vilarín…) y perdieron el control de sí mismos primero y luego de la situación.
La ideología impide el razonamiento. De paso, le dieron a los camioneros lo que querían: la atención completa de los medios de comunicación, el protagonismo en la agenda y la constatación -frente a todo el país- de que al gobierno no le preocupa el terrorismo en la Araucanía; la confirmación de que este gobierno divide al país, fomenta el odio y se sirve del poder y las leyes para sus propios fines y los de sus partidarios.
En medio de la agitación, la presidente desaparece, para emerger al día siguiente hablando de la importancia del diálogo (pero ya nadie le cree). Este gobierno no pasó agosto. Lo que queda es esperar que los que tengan el poder de hacerlo mantengan una semblanza de orden hasta las próximas elecciones.