«La gente tiene necesidades y sólo pide cosas y políticas que les permitan cubrir esas insuficiencias, no tienen por qué saber de economía, para eso elegimos autoridades, para que administren pensando no sólo en el Chile de hoy, sino que también en el de mañana».
Está complicado el panorama para las Pymes. En todo orden de cosas, económico, social, organizacional. Por otro lado, somos un país “chaquetero” y clasista, qué duda cabe de eso, ya que en Chile es un pecado mortal ser pobre y también lo es tener dinero. Al que menos tiene se le mira en menos y al rico se le mira en más. ¿Por qué? No tengo la respuesta, pero tampoco creo que exista una respuesta única.
Por otro lado, a pesar de que criticamos a la clase política, nos dejamos llevar por su verborrea cargada de odio y divisionismo. En lo personal, desde que se acabó la dictadura no he visto nunca a Chile tan dividido y polarizado como ahora.
En este panorama están las pequeñas y medianas empresas. Las Pymes deben «despertar» cada día pensando en cómo van a generar nuevos negocios para sobrevivir, no les preocupa tanto si subió o bajó la bolsa, les preocupa subsistir. Les intranquiliza cuando un paro de otras grandes empresas les paraliza también sus negocios o cuando un sindicato de alguna otra gran firma les pone condiciones para poder trabajar en instalaciones del contratante, condiciones que no pueden volver a ser renegociadas con dicho contratista.
A las Pymes nos preocupa que muchos políticos lleven mucho tiempo «fuera del mundo real» y que sólo para mantenerse ellos en ese mundo estén tomando decisiones equivocadas. Es preocupante por ejemplo cuando como país ganamos $ 1.000 y gastamos $ 1.100. La gente tiene necesidades y sólo pide cosas y políticas que les permitan cubrir esas insuficiencias, no tienen por qué saber de economía, para eso elegimos autoridades, para que administren pensando no sólo en el Chile de hoy, sino que también en el de mañana.
Actualmente las Pymes se ven enfrentadas a nuevos desafíos como la Reforma Tributaria, que hace los negocios más complejos y en ocasiones también más costosos; la IFRS, normativa contable vigente desde hace varios años y que aún la mayoría de las Pymes no aplica; condiciones de mercado que son cada vez más difíciles; condiciones de sindicatos de mandantes; plazos de pago de sus contratantes excesivos, etc.
Por otro lado también está la Reforma Laboral, que establece una situación de injusticia debido a que rompe el equilibrio entre empleador y trabajador, lo cual es muy peligroso, sobre todo viendo lo que acaba de pasar en el caso del BancoEstado. Las empresas normales no son viables si de sus utilidades pagan un 27% de impuesto y un 51% lo distribuyen a sus trabajadores. Algunos dirán que «aún» queda un 22% para la empresa, sin embargo ese análisis tan superficial es absolutamente equivocado. Es importante que las empresas inviertan porque la inversión genera empleo, eso es pensar en el Chile de mañana y con un 22% no alcanza para nuevas inversiones ni para distribuir a los dueños o accionistas.
Ante el actual escenario, sólo queda esperar que nuestras autoridades sean conscientes de las decisiones que toman y hagan lo mejor para el país, y no para un grupo determinado, llámese ese grupo empresarios, trabajadores, sindicatos, bancos, mineras, etc. Las decisiones deben ser para Chile, pensando en el Chile de hoy y el de mañana.