«ISIS será derrotado, el problema es ¿qué vendrá después?. ¿Otra remodelación?, ¿dejar la casa vacía para que la ocupen espíritus aun mas perversos y malignos?».
Una parábola de la Sagrada Biblia señala que había una casa habitada por malos espíritus, perversos y corruptos; la gente los expulsó, limpió la casa y la dejó en perfectas condiciones, pero nadie la habitó y fue ocupada por otros espíritus malignos peores que los que estaban inicialmente, que se enseñorearon en ella. Esto enseña que no basta con expulsar el mal y dejar limpio el lugar, sino que es necesario instalar al bien (o a los buenos) para que lo ocupen y vivan ahí.
El año 2001, el gobierno de los EEUU culpó al gobierno de los talibanes de Afganistán de albergar y apoyar a grupo Al – Qaeda, liderado por Osama bin Laden, en la preparación y ejecución del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. Invadió el país y formó y apoyó a grupos disidentes para expulsarlos del poder. Lo lograron, pero no pudieron establecer un gobierno estable en reemplazo. El 28 de Diciembre de 2014, EEUU dio por terminadas las operaciones y retiró sus tropas, dejando detras miles de muertos, la anarquía y la lucha interna que a poco andar restituyó a los talibanes al poder.
El 20 de marzo de 2003 EEUU invadió a Irak para derrocar al gobierno de Sadam Hussein. La guerra inicial fue corta y sangrienta y el ejército Iraquí fue derrotado y desbandado. Lo mismo sucedió con el Partido Bahat, organización política que sustentaba al gobierno laico de Irak, desde su nacimiento. Sin Sadam, sin el ejército y sin el partido Bahat, que tripulaba todas las instituciones nacionales, Irak cayó en la anarquía y el caos. Los esfuerzos de las fuerzas de ocupación por formar un gobierno democrático fueron un fracaso integral, la economía se desplomó. La lucha entre Sunitas y Shiitas no pudo ser controlada ni menos la llegada de diversos grupos terroristas que concurrieron desde todo el mundo musulmán a tratar de recoger algún pedazo de entre las ruinas de lo que había sido un estado laico y medianamente funcional, aunque lejos de los estándares democráticos de Occidente.
El 18 de diciembre de 2011, EEUU abandonó Irak dejando detrás de si la ruina y la anarquía encabezado ahora por Al – Qaeda e ISIS, luchando por el control del país. No hay dudas que el gobierno de Sadam Hussein no era democrático, pero no es clara la respuesta a la interrogante si la situación actual satisface mejor los intereses de la ciudadanía iraquí y los cánones democráticos occidentales.
A principios del año 2012 se inició la guerra de la “Oposición Siria”, para intentar el derrocamiento del gobierno de Bashar al Asad. La “Oposición Siria” fue armada y apoyada por los EEUU y algunos aliados tanto de Europa como de los países árabes que conformaron el “Ejército Libre Sirio” (ELS) al cual se sumó el año 2013, el Ejército Islámico (EI), formado por ISIS (Daesh) con base en las fuerzas instaladas en Irak que dio inicio a una lucha triangular entre el Ejército Regular de Siria, apoyada por Rusia; el ELS apoyado por los EEUU y el EI, de ISIS, que pudo poner en jaque a los otros dos.
Luego vino en giro de la estrategias de ISIS hacia el terrorismo internacional con los ataques en Mumbay, Líbano, Turquía, el derribo del avión Ruso y el atentado en París que comienza a cambiar el alineamiento político y militar de los distintos grupos acercando a Francia con Rusia y China a Siria y a la actitud prescindente de EEUU que no se decide entre “hacer la pérdida” y apoyar a los franceses, rusos y chinos o hacer como que nada ha cambiado.
¿Cómo se llegó a esto?. El origen lo sitúo en el debate neoconservador en los EEUU en los ´80, que sostuvo que la naturaleza del “régimen” que gobierna a un pueblo influye decisivamente en el comportamiento de las personas que viven bajo él y en su propio comportamiento internacional.
La conclusión lógica, puesta en práctica con energía desde el término de la guerra Fría, fue que EEUU debía “modelar” el mundo de manera que los regímenes cuyos valores y políticas no cumplían los estándares necesarios de democracia debían ser reemplazados por otros que así lo hicieran.
Esta política de “modelamiento” se aplicó con la estrategia de “regime change”, o cambio de régimen, el desplazamiento –por la fuerza de una intervención armada-, de un régimen de gobierno indeseable que incluía el cambio de elites políticas, militares y empresariales, reemplazo integral de la arquitectura institucional y la introducción de valores y políticas democráticas, con sus componentes de probidad, transparencia, accountability etc. –una profunda revolución impuesta desde el exterior-.
Este cambio integral al interior de esos países determinaría el cambio de su comportamiento exterior, contribuyendo al establecimiento de la “paz democrática”.
Esta política fue adoptada por los gobiernos norteamericanos de ambos partidos – Republicano (conservador) y Demócrata (liberal), cada cual por sus propios motivos: los “conservadores” quisieron exportar “la libertad” -en conjunto con sus intereses económicos- y los “liberales” intentaron “resolver los problemas del mundo” empleando la fuerza militar -en coalición para que no se notara tanto el colonialismo -.
Estas políticas fueron desarrolladas, difundidas y defendidas en todo el mundo por “centros de estudio”, escuelas de ciencia política y de políticas públicas, periódicos, ONGs y “actividades académicas”.
En los tres casos mencionados, el derribo del régimen en funciones fue rápido y relativamente fácil. La segunda fase, la construcción de la nueva institucionalidad democrática impuesta por las fuerzas de ocupación y dirigida por una nueva elite apoyada en valores y políticas compartidas por el pueblo, no pudo ser establecida, y la tercera, la retirada de las fuerzas de ocupación dejando atrás un país estable y democrático con un comportamiento interno e internacional responsable, ni siquiera se insinuó.
La estrategia de “regime change” no consideró en su justa medida el hecho de que los “regímenes” reflejan los valores y la cultura de las sociedades, las reglas no escritas que surgen de los parentescos, la experiencia histórica compartida, la religión, los regionalismos internos y otros elementos culturales, que también son parte del “régimen”.
Es muy distinto el resultado de la evolución de una sociedad a través de siglos de historia de progreso político, a la implantación forzada de la democracia en un lugar y momento dado.
Una sociedad que no conoce y no aprecia el valor de las instituciones políticas, que no conoció nunca ni siquiera una democracia formal o básica, en una condición de anarquía evolucionará con mucha mas facilidad hacia el caos y la violencia anárquica e indiscriminada que hacia una democracia a la occidental.
ISIS será derrotado, el problema es ¿qué vendrá después?. ¿Otra remodelación?, ¿dejar la casa vacía para que la ocupen espíritus aun mas perversos y malignos?